¿Qué tienen en común el fútbol y los políticos?. No es un chiste.
El torrente mediático permanente al que estamos sometidos y obligados a aguantar, se hace -al menos a título personal- insoportable. Noticias de portada. Promesas incumplidas. Mercenarios, egos gigantescos, personajes corruptos, mentirosos compulsivos o mesiánicos incapaces…
Acabamos de sufrir una campaña electoral, que ha cosechado récords de abstención. En mi entorno personal cada vez conozco a más personas que no votan… «porque no les convence ninguna propuesta».
La política municipal que supuestamente debería ser por excelencia la de la proximidad, la de los ciudadanos, en Catalunya ha cosechado récords de abstención pasiva y activa.
Necesitamos personas con ideas, con iniciativa, con capacidad de convencer, de liderar. No vendedores de humo, ni marcas-máquinas electorales. Por suerte o por desgracia no tenemos la exclusiva. Un concejal de Reus pide instalar «un follódromo» (o «hacer un carril bici subterráneo y que por la noche se transforme en carril vicio»). Un poco más lejos, en Bélgica, una candidata al senado ofrece sexo a cambio de votos…
Estamos en la recta final de la Liga de fútbol. Todos ven tarjetas rigurosas o penaltis injustos. Maletines fantasmas o conjuras arbitrales. Unos que se van, otros que desean venir. Cada año lo mismo. Pero cada vez tienen más minutos en TV, mayor seguimiento de prensa,… ¿Qué culpa tenemos los que estamos saturados de fútbol? ¿Apagamos el televisor, apartamos el periódico, desconectamos Internet?
Mientras, este fin de semana, el sábado acompañé a mi hijo a su habitual partido de fútbol de los sábados (esta vez tocaba convocatoria a las 8.30 h de la mañana) y el domingo, fui a votar paseando con mi mujer. A las 20 h vi el resultado de los sondeos y a las 11:00 continué leyendo «Wikinomics»…