El libro Leadership by Algorithm de David De Cremer ofrece un debate lógico, estructurado y equilibrado sobre las implicaciones de introducir la IA y los algoritmos en su organización. Dedica el primer tercio del libro a argumentar que la IA es un fuerte e inminente aspirante a CEO. El resto del libro lo dedica a explicar por qué no va a suceder. Su conclusión, sin embargo, hace eco de un consenso cada vez mayor: las empresas deben combinar las fortalezas de la IA con las humanas. La IA automatizará muchas tareas de personal y de gestión, pero está a millones de años de distancia de sustituir los rasgos vitales y exclusivamente humanos de los grandes líderes.

Ideas fundamentales de ‘Leadership by Algorithm’

  • La inteligencia artificial (IA) cambiará la vida, la sociedad y los negocios.
  • La IA no entiende qué hay detrás de los datos. Tampoco se adhiere a ningún código moral y, por lo tanto, no puede dirigir.
  • La IA no dirigirá, pero sustituirá a ciertos gerentes.
  • Incluso a nivel gerencial, las ideas y consejos de las máquinas carecen del contexto y la perspectiva que, hasta ahora, solo proporcionan los humanos.
  • El liderazgo y la toma de decisiones de alto nivel no se prestan bien a los algoritmos.
  • Los algoritmos pueden ayudar a los líderes a ejecutar decisiones, pero no deben tomarlas. Las organizaciones necesitan nuevos tipos de líderes con habilidades avanzadas.
  • La IA se unirá al equipo. Para generar confianza, los líderes deben ayudar a la gente a entender el rol, el propósito y la importancia de los algoritmos.

La inteligencia artificial (IA) cambiará la vida, la sociedad y los negocios

A medida que la IA se convierta en un factor de la sociedad, la vida cotidiana y las operaciones empresariales, seguirá la Ley de Moore:este cambio se acelerará rápidamente, lo que llevará a un futuro irreconocible incluso para 2030. La IA y los algoritmos podrían tomar las riendas de los negocios y tomar todas las decisiones, ya sean rutinarias o estratégicas.

“La IA es el tipo de innovación tecnológica que es tan disruptiva que, si no empieza a cambiar su forma de trabajar hoy, es posible que ni siquiera haya un futuro para usted mañana”.

Los algoritmos pueden ser más rápidos e inteligentes que los humanos, pero funcionan sin sentimientos ni empatía. Las máquinas no desarrollarán una conciencia o una intención maligna. Solo pueden tomar el control si los humanos se lo permiten.

Tres ingredientes –datos ubicuos, computación rápida, potente y barata; y almacenamiento de datos a bajo costo– han surgido recientemente, al igual que las mayores hazañas de la IA, como derrotar a los campeones mundiales de Go, aprender a realizar diagnósticos médicos y ayudar en temas jurídicos.

La IA parece estar lista para impulsar las economías mundiales al hacer que las empresas y las personas sean más eficientes y eficaces. Los trabajadores ahora pueden delegar el trabajo cotidiano y repetitivo a las máquinas para centrarse en tareas más significativas que requieren habilidades exclusivamente humanas. La mayoría de los líderes empresariales planean invertir fuertemente en soluciones de aprendizaje automático antes de 2030.Un día –tal vez después de reunir las habilidades de los mejores directores ejecutivos del mundo– los algoritmos podrían convertirse en líderes superiores. En un mundo volátil, incierto y de rápidos cambios, los algoritmos pueden parecer los mejor capacitados para tomar decisiones.

La IA no entiende qué hay detrás de los datos. Tampoco se adhiere a ningún código moral y, por lo tanto, no puede dirigir.

Los actuales chatbots con IA pueden imitar tan bien a los humanos que la gente no tiene ni idea de que está conversando con un robot. Si la conversación se sale del guion y la IA encuentra algo nuevo, se descubre rápidamente. La IA puede responder con base en patrones conocidos que aprende de casos anteriores, lo que le permite encontrar y repetir enfoques muy específicos para cada tarea. Las aplicaciones individuales de la IA hacen bien una cosa, ya sea jugar al ajedrez o proporcionar asesoría financiera.

“Las estimaciones actuales muestran que la aplicación de la IA en las empresas añadirá al menos 13 billones de dólares a la economía mundial en los próximos 10 años”.

La IA todavía no puede aproximarse a las importantes cualidades humanas que intervienen en la toma de decisiones. Los líderes de hoy deben ejercer influencia para ganar adeptos. Ello requiere una compleja gama de habilidades, algunas racionales, pero sobre todo emocionales. Deben desarrollar la confianza, que se da cuando las personas creen que su líder es benévolo, compasivo, inteligente y justo, y que actúa sobre la base de valores y propósitos compartidos. Los líderes de confianza también escuchan, empatizan y respetan a quienes dirigen.

La mayoría de las personas se muestran reticentes de dejar en manos de algoritmos decisiones empresariales y sociales importantes. Pero muchas personas aceptan el consejo de la IA y confían en ella porque perciben a los algoritmos como imparciales y sin prejuicios. Sorprendentemente, la mayoría de las personas preferirían perder su trabajo a favor de una máquina que de otra persona. Los empleados parecen dispuestos a permitir que la IA les supervise en el trabajo e informe sobre su rendimiento. Sin embargo, pocas personas confían en la IA para tomar decisiones importantes.

Los algoritmos proporcionan respuestas, consejos o decisiones, pero no explican cómo llegan a ellas. La mayoría de la gente quiere que los humanos interpreten los consejos y la información de la IA, y espera que los líderes de confianza tomen las decisiones.

La IA no dirigirá, pero sustituirá a ciertos gerentes.

Los gerentes han proliferado en las organizaciones, creando cada vez más capas de administración, burocracia y control. La gestión y el liderazgo difieren profundamente. Los gerentes proporcionan una base estable que permite a los líderes mirar más allá del día a día y prever el futuro de su organización. La gerencia protege el statu quo y se resiste al cambio, pero en un mundo volátil, el cambio es constante.

Con datos omnipresentes a su disposición, la mayoría de las empresas se centran en la toma de decisiones basada en el análisis de la información. Los gerentes toman decisiones rutinarias en función de los datos y supervisan tareas repetitivas que basan en lo que ha funcionado en el pasado. Parecen candidatos perfectos para la automatización a través de la IA.

“La ejecución de la gestión puede hacerse mediante algoritmos, pero no sin la participación y supervisión humanas”.

Cuando las personas adquieren experiencia, mejoran su detección de patrones y toman decisiones informadas más rápidamente. La intuición de los gerentes veteranos suele ser útil cuando la aplican en territorios conocidos. Los algoritmos lo replican, pero aprenden exponencialmente más rápido y no olvidan nada, lo que hace que los elementos de gestión que parecen más humanos puedan ser sustituidos por máquinas. Los algoritmos que contratan trabajadores hacen un trabajo significativamente mejor que los reclutadores veteranos que han desarrollado sus instintos durante décadas.

Mediante plataformas como Blockchain, los algoritmos pueden evaluar el desempeño de los trabajadores, facilitar la colaboración entre ellos y sugerir niveles salariales. Dado que Blockchain verifica los datos, no tiene sesgos y mantiene registros inalterables de cada transacción e interacción, genera confianza. Las organizaciones de todo el mundo han comenzado a automatizar tareas de gestión. La mayoría de los líderes creen que la IA acabará ocupando todos los puestos gerenciales.

Incluso a nivel gerencial, las ideas y consejos de las máquinas carecen del contexto y la perspectiva que, hasta ahora, solo proporcionan los humanos.

Aunque la IA más reciente aprende sin intervención humana, no es consciente de los consejos que da ni las decisiones que toma. Los algoritmos pueden incorporar sesgos humanos procedentes de los codificadores que los desarrollan o de los datos que digieren. Mientras que las personas pueden reconocer sus sesgos personales y ajustarse, las máquinas no.

Aunque la inteligencia humana sea algo hermoso y complejo, la sencilla realidad es que no siempre está a la altura para procesar cantidades masivas de datos, en periodos muy cortos, para llegar a la mejor decisión disponible”.

Los humanos emiten juicios utilizando la conciencia emocional, mientras que los algoritmos no. Estos aconsejan, pero no orientan de forma concluyente, en asuntos no rutinarios. Los algoritmos pueden hacer evaluaciones de desempeño más completas y precisas, pero en lo que respecta a calificaciones, aumentos y ascensos, la mayoría de los empleados prefieren que sus jefes sean quienes tomen la decisión final.

Si los algoritmos se encargaran de las decisiones importantes –incluso a nivel de mandos intermedios– se optimizarían hasta que una empresa fuera indistinguible de otra.

El liderazgo y la toma de decisiones de alto nivel no se prestan bien a los algoritmos.

Las decisiones deben integrarse con una gran cantidad de factores y consideraciones, por ejemplo, el efecto en múltiples partes interesadas, la alineación con los valores compartidos de una organización y el impacto de la decisión en la visión compartida, entre ellos. Muchas tareas de gestión se enfrentan a la automatización. Las tareas de liderazgo no.

“Esta no es una carrera contra las máquinas” (…) Es una carrera con ellas.

Los algoritmos no pueden producir una falsa autenticidad. Antes de tomar una decisión, los líderes consideran los nuevos desarrollos en el contexto de otros, hacia dónde se dirige la empresa a largo plazo, sus valores, visión, propósito compartido, los sentimientos de los empleados y otras partes interesadas, y demás.

La esencia del liderazgo implica la conexión humana. La gente no considera que la IA o los algoritmos posean una mente completa –llámese conciencia o autodeterminación– ni la capacidad para comunicarse con sentimiento, emociones, considerar múltiples perspectivas o dar sentido a factores complejos y dispares. Estas incapacidades hacen que la IA no sea digna de confianza para la toma de decisiones importantes. Los líderes solo deberían utilizar algoritmos para procesar e interpretar la información.

Los algoritmos pueden ayudar a los líderes a ejecutar decisiones, pero no deben tomarlas. Las organizaciones necesitan nuevos tipos de líderes con habilidades avanzadas

La volatilidad y la incertidumbre aumentarán, lo que significa que las organizaciones necesitan líderes con las siguientes habilidades humanas:

  • Pensamiento crítico – Solo los humanos pueden pensar críticamente sobre lo que generan los algoritmos y ponerlo en el contexto del negocio.
  • Curiosidad – Solo los humanos muestran curiosidad y deseo de aprender. Los buenos líderes impregnan este rasgo en sus organizaciones, haciendo hincapié en el pensamiento crítico. La curiosidad y una mente abierta alimentan la imaginación y la creatividad, rasgos que la IA tal vez nunca muestre.
  • Agilidad – Los líderes establecen un propósito y un camino para sus organizaciones y se adaptan a medida que el entorno cambia. Los algoritmos pueden hacer una cosa bien, pero vacilan con la introducción de cambios, incluso menores.
  • Imaginación – Para hacer frente a la incertidumbre y evitar la parálisis en la toma de decisiones, los líderes deben imaginar el futuro. Al aprovechar el pensamiento crítico, la agilidad y la curiosidad los líderes llenan vacíos de información para llegar a soluciones creativas.
  • Creatividad – Pocos rasgos organizativos compiten con la creatividad y la innovación en importancia o atención, pero la creatividad prospera en el caos y la falta de estructura, que son opuestos al funcionamiento de la IA y los algoritmos.
  • Inteligencia emocional – La gente espera que los líderes posean una inteligencia emocional avanzada, es decir, autoconciencia y empatía. La IA podría replicar algo de inteligencia emocional, pero no puede entender los sentimientos humanos ni comunicarse con autenticidad.
  • Empatía – Los líderes empáticos entienden los sentimientos y las emociones de los demás y lo que significan. Ello les permite entender a las personas a nivel individual y ajustarse en consecuencia. Nadie anticipa la empatía artificial.
  • Juicio ético – La moral y la ética intervienen en cada decisión que toman los líderes. Los algoritmos pueden analizar los datos para encontrar patrones, pero no significa que comprendan por qué las personas toman decisiones a la luz de la ética, la moral y los valores. Sin empatía, los algoritmos no pueden emitir juicios morales, especialmente cuando consideran y equilibran las perspectivas de múltiples partes. Esto hace que la IA no sea apta para tomar decisiones importantes de liderazgo.

Los buenos líderes evalúan, sopesan y equilibran una amplia gama de información y perspectivas en el contexto de la ética y la equidad. Los algoritmos no pueden hacerlo.

“Las empresas que mejor gestionen la colaboración entre humanos y algoritmos serán las que más éxito tengan en el futuro”.

Los buenos líderes son humildes. Involucran a los demás en la toma de decisiones, fomentan la colaboración y valoran los distintos puntos de vista. Conceden a las personas autonomía en su trabajo y explican cuidadosamente las necesidades de datos y su recopilación. A medida que los algoritmos entren en el lugar de trabajo, las personas necesitarán más autonomía para no sentirse desplazadas o ignoradas.

La IA se unirá al equipo. Para generar confianza, los líderes deben ayudar a la gente a entender el rol, el propósito y la importancia de los algoritmos.

Para seguir siendo competitivos, los líderes añadirán algoritmos a los equipos para cocrear el futuro. Los líderes necesitan de la IA para gestionar datos y análisis y poder considerar adecuadamente las decisiones. Los líderes expertos aumentarán el rol de los algoritmos con sensibilidad, especialmente cuando determinen cómo la IA toma las decisiones finales. Crearán una cultura en la que los humanos trabajen con algoritmos en armonía, y en la que los algoritmos estén al servicio de líderes, gerentes y empleados, y no al revés.

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