Escribía hace unos meses que la new space economy daba señales inequívocas de unos de los next big thing. Las noticias sobre nuevos proyectos, inversiones, se van sucediendo. Demostrando hasta qué punto es omniproesente en nuestras vidas.

En esta línea, me llamó la atención la noticia que adelantaba L’Express, en la que explicaba que Porsche, y por extensión el grupo Volkswagen al que pertenece la marca, tienen previsto lanzar su propio sistema de satélites para sus futuros coches autónomos. El otro objetivo, menos declarado, obviamente sería frustrar los planes de Elon Musk, quien tiene una ventaja sustancial con el par de Tesla y SpaceX. Dos mil millones de euros es la suma que el grupo VW habría aprovisionado para desplegar su propia constelación de satélites. Para llevar a cabo el proyecto, es Porsche Digital GmbH, la filial dedicada a lo digital, la que habría sido designada para estar a cargo.

¿Satélites para conducir coches?

El objetivo de este proyecto especialmente ambicioso sería poner en marcha una constelación de satélites en órbita baja con capacidad de alta precisión para acelerar el desarrollo de vehículos autónomos. De hecho, según Hendrik Brandis, el experto entrevistado por L’Express, «el actual sistema de posicionamiento por satélite ofrece una precisión de unos diez metros, que es insuficiente para los vehículos autónomos«. Según él, sería imperativo ir más allá del actual sistema estadounidense de GPS, cuyos 24 satélites encaramados a 20.000 km de altitud tienen cuarenta años de funcionamiento en el reloj.

Soberanía europea

Obviamente, lo que está en juego es enorme y va más allá del marco de la industria del automóvil. A día de hoy, Estados Unidos domina toda la cadena de este dispositivo, desde la construcción de los satélites hasta su montaje, pasando por su puesta en órbita con SpaceX… e incluso integrando el tratamiento de los datos que recogen gracias a los Gafam (Google, Apple , Facebook, Amazon, Microsoft). En cuanto a China, está avanzando sus peones de manera impresionante apoyándose en empresas a la vanguardia de las nuevas tecnologías (Baidu, Tencent, Xiaomi) y una industria automotriz en auge (NIO, Geely, Saic Motors, etc.). Para Europa se trata simplemente de una cuestión de soberanía cuando el Viejo Continente tiene ya un tercio de los coches en circulación en el mundo (unos 400 millones, frente a los 350 millones de Estados Unidos y los 530 millones de Asia).

Volkswagen AG, propietaria de Porsche, Seat, Skoda, VW, pero también de Bugatti, Lamborghini, Bentley, Ducati y Scania, y camiones MAN, juega aquí gran parte de su futuro, incluso si la cuestión del lanzador de estos satélites aún no está resuelta. Esta podría haber sido una oportunidad para que la industria francesa se posicionara. De hecho, el grupo Arianespace parece ser una solución ideal que tiene la ventaja de ser europea. Pero por parte alemana, habría mucha renuencia a confiar en un socio cuya tasa de lanzamiento es tan incierta. Es por eso que Porsche SE prefiere, por el momento, invertir en Isar Aerospace, una microlanzadera alemana llamada a convertirse en el socio principal del proyecto. 

Que los fabricantes tengan su propia constelación de satélites supone un nuevo empujón a la new space economy..

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