Entre el estudio de IBM por un lado, y los publicitarios y anunciantes agnósticos por otro, debería haber un poco más de equilibrio. Personalmente comparto las tesis sugeridas por IBM, pero reconozco que hay que descontar que estos estudios, aunque sean globales, tienen un sesgo EEUU.

Lo que sucede en otros continentes y países menos normalizados en cuanto a uso de Internet, hay que tenerlo en cuenta. Tampoco estoy de acuerdo en pensar que o estás todo el día enganchado con el twitter o te conviertes de facto en un tecno-pesimista.

Ahora mismo en los segmentos jóvenes de edad la penetración es elevada. No confundir con ser techies. Con muchas matizaciones –especialmente si hablamos de determinados países- pero hoy usa Internet quien quiere. Al menos en España, ya no van tan ligado al nivel de renta familiar, si no a la utilidad percibida…

Cariñosamente diría a los tecno escépticos, que empiezan a estar fuera de lugar defendiendo la tesis de «hay que ir mucho más despacio y no dejarse llevar por el tecno-optimismo».

De acuerdo en seguir con los pies en el suelo… pero estas actitudes casi luditas entre profesionales de la publicidad y el marketing, cuestan entender cuando ya hay 1.350 millones de usuarios conectados a nivel global y en un mercado español -que está en la cola de Europa- ya alcanzamos 20 millones de usuarios y 15 millones de usuarios frecuentes. Eso es un hecho.

Como también lo es que las televisiones, a pesar de los beneficios multimillonarios de algunas cadenas, siguen perdiendo «cuota de pantalla» en favor de Internet (en algunos segmentos de edad ya es escandaloso). Como también es una realidad la irrupción del contenido generado por el usuario o por neo-profesionales que ya están captando la atención de cerca de un tercio de los usuarios, algo que está añadiendo más indefinición sobre quién tiene el rol creativo…

En realidad, los publicitarios del siglo XXI tienen que aprender a pensar en los clientes, con nombre y apellidos, como los protagonistas principales del marketing y en base a esto, escoger cuidadosamente la mejor forma de relacionarse con él.

Y !oh, casualidad! se está demostrando que la conexión con el cliente a través de las diferentes alternativas que nos ofrecen los medios digitales tiene un coste accesible y una eficacia razonable… !Fácilmente medible!

¿Nos ponemos las pilas?

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