A raíz del accidente mortal de Álvaro Bultó, del récord del Cervino de Kilian Jornet, Antonio Puigverd escribió ‘Quiero vivir un deporte mortal’. Artículo desafortunado, por oportunista, ignorante, sesgado….y por tratarnos de imbéciles a una gran parte de la ciudadanía.

Las expresiones y afirmaciones hiperbólicas desacreditan una parte de razón con el posible mimetismo de tratar de emular algunas de las proezas de nuestros ídolos preferidos, pero afirmar que “La cultura del exceso -causa primera de la crisis- ha convertido el deporte en un circo radical y la montaña en un teatro para suicidas”. O que “La lista de héroes de la muerte es larga: detrás de los éxitos de otro chico simpático, Marc Márquez, ¿cuántos paralíticos habrá?” me parece ofensivo.

El Sr.Puigverd no sé si disfruta más, insultándonos o exhibiendo  su actitud inmovilista y carca respecto al deporte.  Las actitudes hacia el deporte y su práctica, son múltiples y diversas. Una parte significativa de la población en España (aprox. 45% s/estudio Indescat) son considerados deportistas activos, es decir aquellos que practican un deporte un mínimo de dos días por semana.

El deporte es un buen termómetro para medir la salud, física y mental, de una sociedad. Es algo vivo, fiel reflejo de las modalidades, los escenarios, –y por supuesto- los perfiles de practicantes y sus motivaciones. De éstos algunos son “adictos”, sea por la componente social (21%) o por el reto (9%). Otros ven el deporte como una rutina integrada en su día a día, algunos por puro mantenimiento (10%) y otros por el culto al físico (14%).

Fuera de los considerados activos, los que hacen deporte de vez en cuando (<2 días por semana) están los ‘ocasionales’. Algunos por ocio (10%) y otros para tener la “conciencia tranquila”.

El equilibrio entre lo físico y mental (mens sana in corpore sano) viene de lejos, de la Grecia Clásica. Una civilización que se aplicó con devoción a la práctica del deporte y lo interiorizó de un modo tan profundo, impregnando su cultura, su arte, su vida diaria, e incluso su religiosidad y su política.

Muchos de nosotros hemos interiorizado la práctica del deporte como una parte indispensable de nuestra filosofía de vida, en el que mezclamos la experiencia vital del reto o simplemente su lado más social. No nos creemos inmortales, ni super-héroes, ni tan siquiera atletas de élite. Más bien respondemos al perfil de “las mallas puestas y las lorzas rebosando por la cintura”. Al fin y al cabo, preferimos gastar más en zapatillas deportivas, fisioterapeutas, osteópatas y podólogos, que en psicólogos o psiquiatras.

Algunos disfrutan buscando el límite. Otros superando retos complejos o disfrutando del placer de la práctica más o menos intensiva. Hay personas, momentos y contextos para todo. Lo maravilloso es descubrir hasta qué punto puede ser de simple o compleja la práctica deportiva, física y mentalmente. Cómo gestionas tus capacidades, tu mentalización, el entreno, la tecnología, etc… por no hablar de cómo lo integras en tus otras dimensiones, profesional o familiar.

Pero el negativismo sensacionalista del Sr.Puigverd va contra la esencia (positiva) del propio ser humano.  Algo que tiene que ver con esfuerzo, superación, esperanza, fe, compañerismo. Ese negativismo oportunista acusa a los que, en su escala, pretenden romper con las normas o los convencionalismos.  Olvida que solo las personas que dan un paso al frente, más o menos importante, son los que evolucionan y abren camino para los que vienen detrás.

  • Hace 30 años las clases burguesas hacían excursiones por los Pirineos con mulas. Hoy a nadie se le ocurriría semejante animalada.
  • El deporte es innovación. Se resuelven problemas complejos o se optimizan las capacidades para superar nuevos retos. Sin ese espíritu se continuaría tratando de superar el listón del salto de altura con el estilo tijera, en lugar de emplear el método Fosbury. Dick Fosbury, su inventor, no era el saltador más dotado de su época, pero gracias a su gran innovación consiguió ser campeón olímpico y cambió para siempre la forma de entender el salto de altura.
  • Es mejora del rendimiento: el primera ganador olímpico de maratón necesitó 2:58.50. Hoy, con ese tiempo, no entrarías ni en las mínimas de un campeonato de nacional. Actualmente los ganadores olímpicos suelen oscilar entre los 2:06 y 2:12h.
  • Igualdad: hasta la década de los 70 no se permitieron a las mujeres correr maratones.  La primera maratón femenina olímpica fue en los JJOO de Los Angeles’84
  • El deporte también es superación y sentimiento… también representa amor verdadero, fuerza de voluntad (ver Gabriela Andersen ), o fuerza del cariño, la fe y la esperanza como estos ejemplos.
  • El deporte también es respeto.
  • Todos somos distintos. No todos son, ni hacen, ni piensan como tú.  Lo digo por los puristas, que exigen una forma de hacer las cosas “como siempre”.
  • El deporte siempre te pone en tu sitio. A los tramposos se los acaba cazando. A los que intentan(mos) emular a nuestros ídolos, más pronto que tarde, aterrizas(mos) en la cruda realidad
  • El contexto es fundamental, no entenderlo es no entender nada. La mente humana es prodigiosa. Si no, no sé cómo explicar que en una salida a la montaña, andando 7 horas, haciendo 15km, ascendiendo cerca de 2.000 mtrs de desnivel me puede parecer mucho…  pero luego nos atrevemos a ponernos un dorsal, unas zapatillas deporte y una mini mochila y hacer 60, 80 o 100 km, 6.000 metros de desnivel positivo, estar por la montaña durante 10, 15 ó 20 horas… pasando calor, frío o calado hasta los huesos. Sí, incompresible, pero justamente esto da sentido a muchas cosas.

Siempre seguirán existiendo los que lo ven como “una droga de riesgo mortal”. Algo parecido debieron pensar de Edward Whymper cuando hizo la primera ascensión al Cervino el 14 de julio de 1865. Es cierto que entonces no había televisor ni mando a distancia para atontar a la audiencia. O tan anti natural como los que no aceptan que se pueda correr en la montaña, los que creen que las mujeres no deberían correr maratones o los que creen que deberíamos mantener la pureza aunque significara subir al Cervino con pantalones de pana, camisa de franela y cuerda de cáñamo.

Todo esto solo hace que corroborar la elección, a los que vamos más allá del deporte como “fuente de salud y de equilibrio psicológico”, que el deporte es una filosofía de vida.

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