Lo que empezó como una teoría conspirativa en foros marginales se ha convertido en una advertencia asumida por figuras como Sam Altman y Alexis Ohanian. Internet, explican los expertos, podría no estar muerto en sentido literal, pero sí en su esencia humana.

El origen: una idea nacida en los márgenes

La Teoría del Internet Muerto (Dead Internet Theory) sostiene que la mayor parte del contenido actual de la red no proviene de personas reales, sino de algoritmos, IA y bots. Según Wikipedia (Dead Internet Theory,), su origen se remonta a los foros 4chan y Agora Road’s Macintosh Cafe alrededor de 2016–2017. Allí, un usuario conocido como IlluminatiPirate lanzó el hilo convencido de que el tráfico humano real estaba desapareciendo de la red.

Durante años, la teoría se movió entre círculos conspirativos, hasta que The Atlantic decidió analizarla seriamente en The ‘Dead-Internet Theory’ Is Wrong but Feels True.
Su autora, Caroline Busta, reconocía que la idea era exagerada, pero legítima en su planteo emocional: “La sensación de que Internet se siente menos vivo no es paranoia: es experiencia compartida.”.

De conspiración a conversación global

Cuatro años más tarde, la historia dio un giro. En octubre de 2025, Forbes publicó The ‘Dead Internet Theory’—Noted by Altman and Ohanian: What Is It and How Is AI Making It Happen? . Según este artículo, el cofundador de Reddit, Alexis Ohanian, y el CEO de OpenAI, Sam Altman, coinciden en que la teoría ya no puede ser descartada como una conspiración. Ohanian resumió la situación con calma inquietante: “No es una cuestión de si la mayoría del contenido online será generado por IA. Ya lo es.”.forbes

Días después, Time Magazine reforzó la preocupación en Sam Altman Voices Concern Over Dead Internet Theory, donde Altman confesó haberse sorprendido por el auge de “cuentas automatizadas impulsadas por modelos de lenguaje de gran escala (LLMs)” en X (Twitter). La teoría había dejado de ser marginal para instalarse en el centro del debate tecnológico global.

2016–2017: el momento de “la muerte simbólica”

La mayoría de los defensores de la teoría coinciden: Internet “murió” entre 2016 y 2017.
El reportaje de El País, ‘Dead Internet Theory’ Gains Ground Amid Rise of AI‑Generated Content, explica que en ese periodo confluyeron tres dinámicas: el dominio de los algoritmos de recomendación, la industrialización del marketing de contenidos y la expansión de granjas automatizadas de comentarios y clics.

Esa combinación transformó Internet en una maquinaria de optimización sin alma. Las redes dejaron de priorizar la conversación humana y se centraron en mantener a los usuarios enganchados. Como escribió Galaxy en Dead Internet Theory: How AI Broke Online Truth, “la red ya no es un espacio social, sino una economía de atención automatizada”.

El auge de los bots: el tráfico invisible

Según el informe anual de Imperva, en 2024 los bots generaron más del 51% del tráfico global de Internet, un récord histórico. Este punto constituye para muchos analistas la prueba empírica de que la teoría tiene una base real. ​En la práctica, más de la mitad de los clics, comentarios o visualizaciones no provienen de humanos, sino de sistemas que imitan su comportamiento.

El estudio académico The Dead Internet Theory: A Survey on Artificial Interactions and the Future of Social Media , publicado en enero de 2025 por Prathamesh Muzumdar y colaboradores, confirma que la interacción humana auténtica en redes sociales representa ya una minoría. El documento describe cómo la lógica de las plataformas —basada en algoritmos, aprendizaje automático y optimización publicitaria— ha desplazado la conversación humana genuina. “Las plataformas”, dice el informe, “ya no median relaciones; manufacturan estímulos”.

Shrimp Jesus: un meme como diagnóstico cultural

A veces, un símbolo resume toda una era. En 2024, comenzaron a viralizarse en Facebook imágenes generadas por inteligencia artificial que mostraban a Jesús fusionado con camarones: Shrimp Jesus. Estas publicaciones, detalladas en Wikipedia, recibieron miles de “Amén” de cuentas automatizadas, convirtiéndose en el ejemplo más absurdo de la decadencia digital. ​

El artista y sociólogo Thomas Sommerer interpretó el fenómeno en su artículo Bots, Algorithms, and the Death of the Internet”: “Shrimp Jesus es el mensajero del sistema que hemos construido: una religión del algoritmo donde ya nadie distingue entre lo sagrado y lo sintético.”

En otras palabras, Internet no está muriendo por inanición, sino por saturación: un exceso de contenido carente de sentido.

Círculo vicioso: IA que se entrena con IA

Lo más preocupante es que el contenido generado no termina en los usuarios, sino que regresa a entrenar nuevos modelos de IA.
El artículo Is Computational Creativity Flourishing on the Dead Internet? advierte que buena parte de los datos con los que se entrenan los modelos actuales ya son sintéticos o degradados. ​
Este “bucle de autointoxicación algorítmica”, conocido como model collapse, provoca que los modelos pierdan precisión, coherencia y capacidad de razonamiento con el tiempo.

Una investigación reciente, The Un‑Dead Internet: AI Catches Irreversible ‘Brain Rot’ from Social Media, realizada por las universidades de Texas, Texas A&M y Purdue, confirmó este fenómeno experimentalmente.​
Los científicos observaron que los modelos de lenguaje grandes (LLMs) que se entrenan con datos virales —contenidos diseñados para el clic fácil— sufren una “pudrición cognitiva” irreversible.
Cuando se reentrenaron con datos limpios, la degradación persistía: las redes neuronales ya habían perdido estabilidad interna. “El Internet muerto”, concluían, “podría estar reviviendo como un Internet zombi, donde la inteligencia artificial sigue activa, pero cada vez menos consciente”.

De lo simbólico a lo estructural

El debate ya no se limita a una cuestión técnica, sino económica y cultural.
La académica Katina Michael, en Bots, Censorship and the Death of the Internet, advirtió que la desconfianza creciente en la información online podría tener consecuencias severas.
“El 25% del comercio mundial ocurre hoy en línea. Si los consumidores dejan de confiar en lo que ven o leen, el impacto económico sería devastador.”
Michael señala que pronto los usuarios usarán sus propios “agentes automáticos personales” para comprar o negociar en representación suya, creando un ecosistema donde bots interactúan entre sí sin intervención humana.

En paralelo, la consultora ELM Marketing analizó las implicaciones comerciales en The Dead Internet Theory — What It Means for Marketers. Su conclusión es contundente: “El marketing se enfrenta a la era de la desconfianza automática. La creatividad humana será el único diferencial reconocible”.

Redes sociales: espejos rotos de la conversación

El lado más cotidiano del fenómeno está en las redes sociales. Según VICE, en ‘Dead Internet Theory’ Is Back Thanks to All of That AI Slop, gran parte de la actividad en Facebook, Instagram y TikTok está mediada por “agentes de engagement” operados por IA.​
Estos bots no solo publican, sino que interactúan entre sí, generando una apariencia de conversación colectiva. En realidad, la mayoría de los comentarios y reacciones no provienen de usuarios reales.
En palabras del profesor Jake Renzella, de la Universidad de Nueva Gales del Sur: “Hemos creado una red donde la inteligencia artificial produce y consume contenido sin humanos en el bucle”.

El punto de no retorno

En enero de 2025, Meta confirmó sus planes para desplegar cuentas sociales autónomas. Como explicó Connor Hayes, vicepresidente de IA generativa, “estas IA convivirán con usuarios humanos, publicarán de forma independiente y mantendrán conversación en tiempo real”.Con esa declaración, la distopía se hizo política interna de producto.
Y poco después, Ohanian insistió en una entrevista con Business Insider (Alexis Ohanian Says ‘Much of the Internet Is Now Dead’”, en que “el Internet sigue funcionando, pero cada vez hay menos humanos dentro”. ​

Un fantasma cultural del siglo XXI

Para algunos expertos, la teoría del Internet muerto no es solo una descripción tecnológica, sino una metáfora de la época. El Indian Express, en What Is the ‘Dead Internet Theory’ Everyone’s Talking About? , lo resume así: “No tememos que las máquinas nos reemplacen, sino que ya lo hayan hecho sin que lo notemos”. ​Y David M. Berry, en Towards a Critical Theory of Artificial Intelligence, sostiene que la teoría expresa “la angustia contemporánea ante la pérdida del control humano sobre los significados culturales”.

Epílogo: Internet no está muerto, pero agoniza

En 2025, hablar del Internet muerto no es una extravagancia, sino un síntoma de agotamiento colectivo. Las plataformas aún funcionan, los servidores siguen activos, y los datos fluyen con más volumen que nunca. Sin embargo, algo esencial parece haberse perdido: la presencia humana genuina.

Las palabras de Caroline Busta en The Atlantic siguen resonando: La teoría puede estar equivocada en los hechos, pero tiene razón en lo que sentimos.”
Quizá Internet no esté muerto, pero la sensación de vacío que deja su nueva versión automatizada —un ruido infinito sin rostros ni voces reales— nos recuerda que lo humano no se mide en ancho de banda, sino en autenticidad.