He tenido más de veinte horas para pensar este post. Exactamente las 21horas y 47minutos que he tardado en cubrir la distancia definitiva de 108 kilómetros de la Ultra Trail de Barcelona (UTBCN) junto con Toni, Christian, Ciriaco y Josep Mª.

A una organización que va por la 3a edición de la carrera y que se pavonea constantemente «como los mejores«, que incluso es capaz de llevarlo al límite incorporándolo a su tagline de marca como «a toda costa la mejor carrera de montaña«, lo ocurrido este fin de semana sólo tiene una explicación: exceso de ambición y poca coherencia con sus capacidades.

Concentrar en una sola salida a los 2.000 participantes de todas las carreras (desde 21km hasta la de 114km) sin escalonar, estaba abocado al fracaso. El embudo que sufrimos centenares de corredores no se olvida fácilmente. El colapso fue tan intenso que la larga fila india de participantes se transformó en una animada e improvisada conversación de indignación. En algunos tramos llegamos a estar totalmente quietos más de 30minutos. Al final el retraso acumulado con estas paradas superaba la hora. El ambiente se caldeaba por momentos y si no pasó a mayores fue porque estábamos allí para participar en una carrera y no para exigir el libro de reclamaciones. Si alguien le interesa saber cuál era el sentir generalizado que pregunte a los voluntarios del primer avituallamiento (chapéu por su paciencia y saber estar).

Para evitar una hecatombe con los tiempos de corte, la dirección de carrera decidió recortar el recorrido de la ultra (de 114  a 108 kms.) que traducido en tiempo de los corredores populares serían dos horas menos. El riesgo de dejar fuera del límite de tiempo a una parte importante del pelotón habría crispado más los ánimos.

El diseño del punto de salida y llegada, y la logística de recogida de chip, entrega de la bolsa de carrera y guardarropa, merece un estudio aparte. ¿Alguien de la organización pensó en los participantes para su diseño, ya sabes experiencia del cliente y esas cosas? Rotundamente no.

Para otro día quedará el debate sobre la idoneidad de dar la salida a las 10h. Otra vez el criterio no fue deportivo ¿Quizás pesó la promoción turística de Sitges?

El fenómeno del trail running está en alza. Algunas carreras se han convertido en negocio, para el organizador y para la población/zona que las acoge. Es lícito y una buena noticia que esto suceda. El reverso es que si juegas fuerte y generas altas expectativas, el nivel de exigencia crecerá en consonancia. Pocas veces he visto un gap tan grande entre posicionamiento buscado y expectativas generadas, y la realidad como en el caso de la UTBCN.

Si alguien todavía duda acerca de los problemas de organización que eche un vistazo a su muro de Facebook. Su Comunity Manager tendrá que hacer horas extras. O no.

La ambición de la UTBCN es evidente. La apropiación de la marca ‘Barcelona’ es una declaración de intenciones acerca la estrategia de posicionamiento deseada de esta competición. La relación con los medios es coherente con este planteamiento. Ver el corte de video que ha emitido TV3 durante el TN, lo confirma. Esta capacidad contrasta con el hecho que para comunicar a los corredores el cambio de lugar de recogida de chips y dorsales se usó su muro de Facebook, posteando a las 21:23 del viernes ¿Y el email? Y el teléfono móvil? ¿Dónde están las prioridades?

Convendría recordar a la dirección de la UTBCN, que ser el “mejor en…” es un privilegio que te otorgan tus clientes, no uno mismo. De lo contrario te expones al escrutinio exigente y sufrir el efecto bumerang. Al hilo de esto, añadiría que he participado en unas cuantas carreras y los avituallamientos de la UTBCN no están, ni de lejos, entre los mejores. Reviso la web, la app de móvil y sigo sin encontrar algo que apuntale esa retórica vacía. ¿Sigo? Es chocante como una organización tan joven, aplica su marketing de una forma tan equivocada. No es irreversible, pero necesita un giro de 180 grados.

Un último detalle. Si en la inscripción pides la talla de camiseta, uno espera lo normal: que te entreguen tu talla. Aunque llegué en el pelotón de cola (142º) y solo acabaron 173 corredores, no me parece justificable que no quede mi talla. Me parece que 173 es una cantidad, de camisetas de finishers, gestionable. Un detalle que no ayuda a ser la «mejor carrera de montaña» y es poco consecuente con alguien que se vende como “una organización orientada a satisfacer al corredor más exigente”.

Una pena para una carrera que esta edición ejercía oficialmente de Campionat de Catalunya d’Ultraresistència. Y todavía más triste para todos los voluntarios y participantes, su ilusión y esfuerzo, no fueron correspondidos como se merecían.

Todos tenemos nuestras carreras preferidas, para gustos, colores. A partir de hoy probablemente haya unanimidad en una de las carreras con la reputación más dudosa. Para nosotros fue un extra de motivación, acabamos la carrera solo para poder tacharla de la lista y no tener que repetirla nunca más.

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