La manipulación de la historia es un fenómeno tan antiguo como la humanidad misma, pero en el contexto actual, donde la información y la desinformación se propagan a una velocidad sin precedentes, la reflexión crítica sobre cómo se construyen y transmiten las narrativas históricas es más relevante que nunca.

En su libro La historia no es la que es: Es la que te cuentan, Mikel Herrán nos invita a cuestionar la visión tradicional de la historia como una simple colección de hechos y fechas. Herrán argumenta que las narrativas históricas están profundamente influenciadas por quienes las cuentan, y que es esencial analizar y cuestionar estas interpretaciones para obtener una comprensión más completa y matizada del pasado.

Su obra desafía la forma en que se enseña y se entiende la historia, promoviendo una historiografía más inclusiva y crítica que refleje la diversidad de experiencias y perspectivas.

La construcción de la historia

Mikel Herrán argumenta que la historia no debe ser vista como una simple colección de hechos y fechas, sino como una construcción narrativa influenciada por quienes la cuentan. Este enfoque subraya que las interpretaciones históricas están sujetas a los intereses y perspectivas de los narradores, lo que puede distorsionar la comprensión del pasado.

Herrán sostiene que la forma en que se cuenta la historia dice mucho más sobre nosotros mismos que sobre los hechos en sí. Esto implica que la historia es una narrativa construida, donde los eventos son seleccionados y presentados de manera que reflejan los intereses y las perspectivas de quienes los narran. Por ejemplo, la batalla de Covadonga no solo se presenta como un evento militar, sino como un elemento fundamental en la construcción de la idea de España

Herrán proporciona a los lectores herramientas para interpretar la historia de manera crítica. Esto incluye cuestionar las fuentes y entender que todos los discursos históricos son interesados. La historia, según Herrán, debe ser un ejercicio de reflexión crítica que permita a las personas cuestionar los mensajes que reciben y comprender mejor el mundo actual.

Herrán argumenta que las narrativas históricas a menudo buscan conectar con los sentimientos de las personas, apelando a emociones como el desamparo o el orgullo herido. Aunque esto puede llevar a la polarización, el objetivo principal es establecer una conexión sentimental que fortalezca ciertos alegatos políticos.

«La historia no es la que es, es la que te cuentan» de Mikel Herrán a l’Ateneu La Base

Crítica a la memorización

El autor critica fuertemente la enseñanza de la historia basada en la memorización de fechas y eventos sin contexto. Su argumento se centra en varios puntos clave que buscan transformar la manera en que se enseña y se entiende la historia.

Herrán sostiene que la memorización de datos históricos, como fechas y eventos aislados, no contribuye a una verdadera comprensión de la historia. Este enfoque tradicional, según él, convierte la historia en un ejercicio tedioso y sin sentido, donde los estudiantes se limitan a recordar cifras y hechos sin entender su relevancia o contexto. En lugar de esto, Herrán aboga por una enseñanza que fomente la comprensión profunda de los procesos históricos y sus significados. Esto implica analizar cómo y por qué ocurrieron ciertos eventos y cómo estos han influido en la sociedad actual.

En su libro, Herrán propone dotar a los lectores de un «kit de herramientas» para interpretar la historia de manera crítica. Este enfoque busca que las personas desarrollen la capacidad de cuestionar y reflexionar sobre los mensajes históricos que reciben, en lugar de aceptarlos pasivamente. La historia, según Herrán, debe ser un ejercicio de reflexión crítica que permita a las personas entender mejor el mundo actual y los discursos políticos e identitarios que lo conforman.

Herrán utiliza ejemplos concretos para ilustrar su punto de vista. Por ejemplo, analiza eventos como la batalla de Covadonga o la Revolución Francesa desde perspectivas diferentes a las tradicionales, mostrando cómo las narrativas históricas pueden ser manipuladas para servir a ciertos intereses. Al hacerlo, destaca la importancia de considerar múltiples puntos de vista y de entender que la historia no es una serie de hechos inmutables, sino una construcción narrativa influenciada por quienes la cuentan.

Importancia de las fuentes y el contexto

Herrán enfatiza la importancia de las fuentes históricas y el contexto en la interpretación de los eventos. Su argumento se centra en varios aspectos clave que buscan transformar la manera en que se estudia y se comprende la historia.

Herrán subraya que no todas las fuentes históricas tienen el mismo valor y que es crucial analizarlas críticamente. Esto implica cuestionar la autenticidad, la intención y el sesgo de las fuentes. Según Herrán, las fuentes deben ser examinadas para entender quién las produjo, con qué propósito y en qué contexto histórico. Este análisis crítico permite a los historiadores y lectores discernir entre diferentes narrativas y obtener una visión más precisa de los eventos históricos.

El autor argumenta que entender el contexto en el que se produjeron los hechos es esencial para interpretar correctamente la historia. Sin el contexto adecuado, los eventos pueden ser malinterpretados o sacados de proporción. Herrán destaca que el contexto incluye factores políticos, sociales, económicos y culturales que influyen en cómo y por qué ocurrieron ciertos eventos. Por ejemplo, la interpretación de una batalla o un cambio político puede variar enormemente dependiendo del contexto en el que se analice.

Desmitificación de narrativas históricas

El autor se dedica a desmitificar muchas narrativas históricas tradicionales, cuestionando relatos como la citada batalla de Covadonga o la llegada de Colón a América. Herrán explora cómo estos eventos han sido utilizados para construir identidades nacionales y justificar ciertos discursos políticos.

Herrán argumenta que muchos de los relatos históricos que se han transmitido a lo largo del tiempo no son más que construcciones narrativas que han sido manipuladas para servir a ciertos intereses políticos y sociales. Por ejemplo, la batalla de Covadonga no solo se presenta como un evento militar, sino como un elemento fundamental en la construcción de la idea de España. Este evento ha sido glorificado y mitificado para justificar la existencia de una nación española unificada y antigua

Construcción de Identidades Nacionales: El autor destaca cómo los eventos históricos han sido utilizados para construir identidades nacionales. La llegada de Colón a América en 1492 es otro ejemplo de cómo un evento se convierte en un símbolo de un nuevo comienzo y de la expansión de la civilización europea. Este relato ha sido utilizado para justificar la colonización y la dominación cultural, presentando a los europeos como portadores de progreso y civilización.

Revisión de la historia desde nuevas perspectivas

Herrán promueve una revisión de la historia desde nuevas perspectivas, destacando la importancia de considerar las voces y experiencias de grupos históricamente marginados.

Herrán subraya la necesidad de incluir en el discurso histórico las voces de aquellos que han sido tradicionalmente excluidos. Esto incluye perspectivas de género, queer, decoloniales y de diversidad funcional. Según Herrán, la mayoría de los estudios históricos han sido realizados por hombres blancos heterosexuales, lo que ha llevado a una visión sesgada del pasado. Incluir estas nuevas voces permite una comprensión más completa y justa de la historia, ya que aporta nuevas interpretaciones y cuestiona las narrativas tradicionales.

El autor critica la tendencia de la historiografía tradicional de centrarse en los «grandes hombres» y sus logros. Este enfoque, según Herrán, no solo es limitado sino también excluyente, ya que ignora las contribuciones y experiencias de otros grupos sociales. Herrán argumenta que la historia debe ser vista como un proceso colectivo en el que participan diversas personas y grupos, no solo las figuras prominentes que suelen destacarse en los libros de historia.

Finalmente, Herrán enfatiza que la inclusión de voces diversas no solo enriquece la historiografía, sino que también es crucial para una comprensión más completa y justa del pasado. Al cuestionar las narrativas tradicionales y abogar por una historia más inclusiva, Herrán busca representar la complejidad y diversidad de las experiencias humanas, reconociendo las contribuciones de todos los grupos sociales.

En resumen, Mikel Herrán defiende una revisión de la historia desde nuevas perspectivas, promoviendo la inclusión de voces y experiencias de grupos históricamente marginados. Su enfoque crítico y reflexivo busca empoderar a los lectores para que puedan interpretar la historia de manera más matizada y comprender los intereses detrás de las narrativas históricas, abogando por una historiografía más inclusiva y diversa.

Reflexión sobre la disciplina histórica

El autor invita a una profunda reflexión sobre la disciplina de la historia, cuestionando los prejuicios y las ideas preconcebidas que pueden influir en la interpretación histórica. Herrán sugiere que la historia debe ser vista como una disciplina en constante revisión y susceptible de crítica.

Herrán destaca que la historia, como cualquier otra disciplina, no está exenta de prejuicios e ideas preconcebidas. Estos prejuicios pueden influir en la manera en que se interpretan los eventos históricos y en qué aspectos se enfatizan o se omiten. Por ejemplo, la historia tradicionalmente ha sido escrita desde la perspectiva de los vencedores y de las élites, lo que ha llevado a una visión sesgada del pasado. Herrán aboga por una historiografía que cuestione estas narrativas dominantes y busque incluir una diversidad de voces y perspectivas.

El autor subraya que la historia no es una serie de hechos inmutables, sino una disciplina en constante revisión. A medida que se descubren nuevas fuentes y se desarrollan nuevas metodologías, las interpretaciones históricas pueden cambiar. Herrán enfatiza la importancia de estar abiertos a estas revisiones y de entender que la historia es un campo dinámico y en evolución. Esto implica que los historiadores deben estar dispuestos a cuestionar sus propias conclusiones y a considerar nuevas evidencias y perspectivas.

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