La principal idea del libro Cultos: El lenguaje del fanatismo de Amanda Montell es explorar cómo el lenguaje se utiliza como una herramienta poderosa para ejercer influencia y control en cultos y grupos con características similares a los cultos.

Montell investiga cómo estos grupos, que van desde cultos notorios como Jonestown hasta comunidades modernas de fitness y redes sociales, emplean el lenguaje para crear vínculos únicos entre sus seguidores y mantenerlos comprometidos. Montell argumenta que el lenguaje es fundamental para el poder y la persuasión de estos grupos, actuando como un «pegamento» que une a los miembros y los separa de los demás.

El libro analiza cómo frases específicas, términos y el uso de clichés que terminan el pensamiento son utilizados para reclutar y retener miembros, creando una identidad compartida y un sentido de pertenencia que puede ser difícil de romper.

Además, Montell sugiere que el atractivo de estos grupos radica en su capacidad para ofrecer un sentido de comunidad y significado en un mundo donde las estructuras tradicionales, como la religión, están en declive. Esto lleva a las personas a buscar consuelo en comunidades marginales, donde el lenguaje juega un papel crucial en la formación de la realidad y en la manipulación de las creencias.

Cultish: The Language of Fanaticism with Amanda Montell

El poder del lenguaje en los cultos

Montell argumenta que el lenguaje es una herramienta fundamental para el poder y la influencia de los cultos. Los líderes de estos grupos utilizan el lenguaje para crear una realidad alternativa que refuerza la identidad del grupo y la lealtad de sus miembros. Esto se logra a través de la redefinición de palabras, la invención de nuevos términos, y el uso de eufemismos y códigos secretos. Estas técnicas lingüísticas actúan como un «pegamento» que une a los seguidores y los separa del resto de la sociedad, fomentando un sentido de superioridad y pertenencia.

Montell explora cómo frases específicas, conocidas como «clichés que terminan el pensamiento», son utilizadas para detener el pensamiento crítico y desalentar el cuestionamiento. El lenguaje de los cultos incluye mantras y cantos diseñados para crear una atmósfera de control y sumisión. Esta manipulación lingüística se extiende a comunidades modernas como las redes sociales y la industria del bienestar, explotando la búsqueda humana de significado y comunidad.

Montell concluye que, aunque no todos los grupos que utilizan este tipo de lenguaje son peligrosos, es crucial ser consciente de cómo el lenguaje puede ser utilizado para manipular y controlar.

Estrategias lingüísticas: Clichés que detienen el pensamiento

La autora describe cómo los cultos y grupos similares emplean estrategias lingüísticas específicas para ejercer control sobre sus miembros, destacando los «clichés que terminan el pensamiento» como una técnica clave. Estas frases están diseñadas para detener el pensamiento crítico y desalentar el debate, funcionando como herramientas efectivas para cerrar discusiones y mantener la cohesión del grupo. Los clichés son expresiones simplificadas y repetitivas que, al ser fáciles de memorizar y repetir, se convierten en respuestas automáticas que evitan el cuestionamiento y la reflexión profunda.

Montell argumenta que estas estrategias no son exclusivas de los cultos, sino que también se encuentran en el lenguaje cotidiano, donde pueden ser utilizadas para manipular opiniones y comportamientos de manera sutil. Frases comunes como «es lo que es» o «todo sucede por una razón» pueden servir para desviar la atención de problemas complejos y evitar la responsabilidad. Estas expresiones, al ser aceptadas sin cuestionamiento, refuerzan normas y creencias establecidas, limitando la capacidad de las personas para pensar de manera independiente y crítica.

Montell sugiere que al reconocer y cuestionar estos clichés, podemos desarrollar una mayor conciencia lingüística y protegernos de caer en patrones de pensamiento manipulativos.

Atracción hacia los cultos: Búsqueda de comunidad y significado

Montell explora las razones por las cuales las personas se sienten atraídas hacia los cultos, especialmente en tiempos de incertidumbre social y política.

Montell sugiere que, cuando las estructuras tradicionales de significado y comunidad comienzan a desmoronarse, las personas buscan en los cultos un sentido de pertenencia y propósito que no encuentran en otros lugares. Los cultos ofrecen una identidad compartida y un fuerte sentido de comunidad, lo cual puede ser extremadamente atractivo para aquellos que se sienten perdidos o desconectados.

El lenguaje juega un papel crucial en este proceso de atracción, ya que los cultos emplean un vocabulario y técnicas lingüísticas específicas para crear un sentido de exclusividad y pertenencia entre sus miembros. Este lenguaje no solo refuerza la identidad del grupo, sino que también actúa como una barrera que separa a los miembros del mundo exterior, haciendo que sea difícil romper con el grupo una vez que se ha establecido una conexión emocional.

Montell explica que esta atracción no se limita a los cultos más conocidos, sino que también se manifiesta en comunidades modernas como las redes sociales y la industria del bienestar, donde el lenguaje «cultish» se utiliza para captar y mantener la lealtad de los seguidores.

Según la autora, en un mundo cada vez más incierto, el deseo humano de pertenencia y significado puede llevar a las personas a buscar refugio en grupos que ofrecen una identidad compartida, utilizando el lenguaje como una herramienta poderosa para consolidar su influencia y control.

Comparación con grupos modernos: El lenguaje como herramienta de lealtad

Montell examina cómo ciertas empresas modernas, como las de fitness, los esquemas de marketing multinivel y algunos movimientos políticos, utilizan un lenguaje similar al de los cultos tradicionales para crear devoción y lealtad entre sus seguidores.

Montell argumenta que estos grupos emplean un lenguaje diseñado para fomentar una fuerte identidad de grupo y un sentido de pertenencia, elementos que son centrales en la atracción hacia los cultos. Por ejemplo, en el ámbito del fitness, empresas como SoulCycle y CrossFit utilizan un lenguaje emocionalmente cargado y mantras que inspiran a sus participantes, creando una atmósfera que va más allá del ejercicio físico para incluir una dimensión casi espiritual. Este lenguaje ayuda a los participantes a sentirse parte de una comunidad exclusiva, reforzando su compromiso y lealtad.

En el caso de los esquemas de marketing multinivel, Montell destaca cómo estas organizaciones adoptan un lenguaje que promete empoderamiento personal y éxito financiero, utilizando frases motivacionales que pueden sonar inofensivas pero que en realidad encierran promesas vacías. Frases como «puedes cambiar tu vida si solo crees» buscan mantener a los participantes en un ciclo de esperanza y esfuerzo continuo, a menudo sin los resultados prometidos.

Montell también observa que los movimientos políticos y las comunidades en línea utilizan un lenguaje que puede ser igualmente cautivador, empleando clichés que terminan el pensamiento para cerrar el debate y fomentar la lealtad incondicional. Este tipo de lenguaje crea una dicotomía de «nosotros contra ellos», promoviendo una identidad colectiva que puede ser difícil de cuestionar desde dentro del grupo.

Por tanto, el autor sugiere que el lenguaje «cultish» es una herramienta poderosa que no solo se limita a los cultos tradicionales, sino que también se infiltra en muchos aspectos de la vida moderna, moldeando comportamientos y actitudes de maneras que a menudo pasan desapercibidas.

Reflexión crítica: Evaluando el poder del lenguaje

La autora invita a los lectores a reflexionar sobre el lenguaje que moldea sus vidas y a reconocer los signos de comportamientos similares a los de un culto en sus propias comunidades.

Montell enfatiza que el lenguaje no solo describe la realidad, sino que la crea, influyendo en cómo las personas perciben el mundo y se relacionan con él. A través de su análisis, Montell revela cómo el lenguaje puede ser utilizado para manipular y controlar, destacando la importancia de ser conscientes de estas dinámicas lingüísticas para evitar caer en patrones de pensamiento manipulativos.

El libro actúa como una advertencia y una guía, instando a los lectores a evaluar críticamente los entornos en los que viven y a cuestionar las estructuras de poder que utilizan el lenguaje para ejercer influencia. Montell sugiere que al desarrollar una mayor conciencia lingüística, las personas pueden protegerse de ser influenciadas de manera negativa, fomentando una comunicación más clara y honesta que promueva relaciones saludables y auténticas.

En última instancia, Montell busca empoderar a los lectores para que reconozcan y desafíen los comportamientos de tipo culto en sus propias vidas, subrayando que el lenguaje es una herramienta poderosa que puede ser utilizada tanto para el bien como para el mal.