Cada día que pasa entiendo menos esa locura que nos envuelve. Una realidad a tres velocidades, llena de ambigüedades, en permanente contradicción y con un relato un poco esquizofrénico. Para resumirlo hay tres grupos: los que han creado este lío y se esfuerzan por no solucionarlo, los grandes damnificados que lo han perdido todo o lo van a perder en breve y los que tenemos que seguir pedaleando para pagar la fiesta.

Un panorama muy incierto. Más que nunca. La transformación a la que asistimos es tan abrupta que entiendo, pero no comparto, los que prefieren evadirse, cerrar los ojos y pensar en debates sucesorios, polémicas futboleras o guerras santas, antes que afrontar esta pesadilla.

Un paro desbocado apuntando hacia los 4 millones largos. Récord histórico que tardaremos lustros en digerir y que configura un preocupante grupo creciente de rezagados. Algunos lo denuncian (Alguien piensa en crear empleo) a otros parece no preocuparles. La contradicción es que mientras tratamos de convivir con esa tragedia socioeconómica, ocurre que es misión imposible encontrar determinados perfiles profesionales (programadores, especialistas en web analytics,…).

Mientras algunos se quejan de los recortes presupuestarios generales (especialmente en las políticas sociales), los mismos critican el incumplimiento de unos recortes para solucionar un agujero económico… que ellos mismos han creado. Todos ellos forman parte de esa casta de privilegiados, que quizás no hayan provocado directamente esta hecatombe, pero que actúan como “bomberos-pirómanos”. ¿Por qué? porque sus intereses son diferentes a los nuestros.

El paro, los concursos de acreedores, el cierre de empresas, etc. no invitan al optimismo. El final del pasado año fue un espejismo. Seguimos deslizándonos por el tobogán, cada vez a mayor velocidad.

Mientras los “bombero-pirómanos” se dedican al esperpento inaugurando aeropuertos fantasma, los empresarios reclaman el corredor ferroviario mediterráneo. El gobierno español sigue sacando pecho con el desarrollismo del tren de alta velocidad, en su formato radial, mientras empresas e inversores alemanes estudian seriamente la posibilidad de invertir muchos millones de euros para construir ese corredor ferroviario. No es que se hayan convertido en europeos altruistas, no. Lo que pasa es que necesitan conectar Hamburgo con Algeciras. Y de paso asegurarse recuperar parte del dinero inyectado a la economía española.

A partir del 23 de mayo, el día después de las elecciones municipales, todo cambiará. Arreciará el temporal. De los muchos conflictos que emergerán y que riman con ‘recorte’, ya anticipo una interesantísima “cruzada” en el horizonte, se trata del debate sobre la “ley hipotecaria”. Hay un movimiento ciudadano (¿rezagados?) para presentar una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) ante el Congreso. El objetivo es que la vivienda sí sea aceptada como liquidación de la deuda… Interesante conflicto de intereses que demostrará hasta qué punto comparten intereses los de ese pelotón.

Siempre acabo hablando de dinero. Ya que estamos, te recomiendo que disfrutes con ‘Inside Job’. Un documental premiado, objetivo e imparcial sobre los auténticos artífices de la enorme crisis financiera.

El Director de ‘Inside Job’, Charles Ferguson, al recoger el Óscar al Mejor Documental dijo: “Perdonen, pero tengo que empezar recordando que tres años después de una horrible crisis financiera causada por fraude masivo, ni un solo ejecutivo financiero ha ido a la cárcel. Y eso está mal.”

‘Inside Job’ es un excelente documental que nadie debería perderse, no sólo por su calidad cinematográfica, sino para conocer la verdad.

Puede que algún día, algún productor se decida a producir la versión española. Seguro que nos sonaría extrañamente cercana e igual de mezquina. Desde luego no falta material para elaborar un buen guión que narre la historia de esa casta de privilegiados. Cuyo final ya conocemos: nadie va a la cárcel.

Mientras, no pares y sigue nadando. Nunca serás parte de la ‘casta de privilegiados’ o sus partners los ‘bomberos-pirómanos’, pero tampoco se trata que te quedes en el pelotón de los rezagados, sólo que contribuyas solidariamente a pagar la fiesta.

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