
En un mundo donde la comprensión del pasado resulta fundamental para entender nuestro presente, pocas civilizaciones han dejado una huella tan profunda como la antigua Roma. Sus instituciones políticas, su sistema legal, su arquitectura y su lengua continúan moldeando nuestra sociedad occidental contemporánea. Sin embargo, durante siglos, la historia romana se ha transmitido principalmente a través de narrativas tradicionales que privilegian las hazañas de grandes hombres y las glorias militares, dejando en la sombra aspectos fundamentales de la vida cotidiana y las experiencias de grupos marginados.
Es en este contexto donde la obra «SPQR: Una historia de la antigua Roma» de Mary Beard, publicada originalmente en 2015 y galardonada con numerosos premios, emerge como una propuesta revolucionaria. Beard, reconocida con el Premio Princesa de Asturias y considerada una de las más importantes clasicistas contemporáneas, ofrece una visión fresca y desmitificadora que desafía siglos de interpretación histórica. Su relevancia radica no solo en su rigor académico, sino en su capacidad para conectar las preocupaciones de la Roma antigua con los debates contemporáneos sobre ciudadanía, derechos civiles, desigualdad y poder político, demostrando que, aunque distante en el tiempo, Roma sigue siendo un espejo en el que podemos examinar nuestras propias sociedades.
Una mirada desmitificadora
Mary Beard no se conforma con repetir las narrativas tradicionales. Su aproximación a la historia romana se caracteriza por una profunda desconfianza hacia las fuentes clásicas. Para Beard, la historia oficial romana no buscaba dar sentido al pasado, sino encubrir los desmanes de una historia poco honorable, escrita por los vencedores y poderosos con evidentes finalidades políticas.
Esta postura crítica la lleva a cuestionar sistemáticamente los relatos tradicionales, desde la leyenda fundacional de Rómulo y Remo hasta las grandes batallas y conquistas. Por ejemplo, Beard argumenta que la lucha entre César y Pompeyo no fue una confrontación ideológica como se ha presentado tradicionalmente, sino esencialmente una guerra para proclamar a uno de los dos como emperador.
Su libro abarca desde los orígenes míticos de Roma hasta el año 212 d.C., cuando el emperador Caracalla extendió la ciudadanía a todos los hombres libres del Imperio. Esta fecha de cierre, menos convencional que la caída del Imperio en el 476 d.C., refleja la importancia que Beard otorga a la evolución del concepto de ciudadanía romana como elemento definitorio de esta civilización.
La autora desconfía particularmente de las elaboraciones posteriores sobre los orígenes de Roma, considerándolas construcciones con evidentes finalidades políticas. Frente a la idealización del pasado romano, Beard interpreta la labor de los historiadores romanos como un intento no de dar sentido a su pasado, sino de enmendar o encubrir los desmanes de una historia de la que no tenían muchos motivos para sentirse orgullosos.
Metodología innovadora
Lo que distingue a «SPQR» de otras obras sobre la antigua Roma es su metodología. Beard combina magistralmente:
Análisis crítico de fuentes: Disecciona con precisión lo que es leyenda, mito o fábula de lo que constituye historia verificable. Por ejemplo, cuestiona la cronología tradicional de los siete reyes de Roma, señalando la improbabilidad estadística de que gobernaran un promedio de 35 años cada uno en un período de 250 años.
Arqueología como contrapunto: Utiliza los hallazgos arqueológicos para contrastar las narrativas escritas, buscando evidencias materiales que confirmen o desmientan los relatos históricos.
Epigrafía y fuentes alternativas: Rastrea minuciosamente inscripciones, textos funerarios, arquitectura urbana y correspondencia privada para reconstruir aspectos de la vida cotidiana que las fuentes oficiales ignoran.
Perspectiva interdisciplinaria: Incorpora conocimientos de antropología, sociología, estudios de género y economía para ofrecer una visión más completa de la sociedad romana.
Beard lee los grandes textos clásicos entre líneas, buscando contradicciones y silencios reveladores. Su enfoque podría describirse como una «arqueología textual» que excava en las capas de significado de las fuentes tradicionales para descubrir realidades ocultas. Este método le permite escribir una historia de Roma que «deconstruye» el relato de grandeza para descubrir una historia escrita por vencedores y poderosos, en contra de los oprimidos.
La historia desde abajo
Una de las características más distintivas del enfoque de Beard es su interés por contar la historia «desde abajo», dando voz a quienes tradicionalmente han sido silenciados en las narrativas históricas:
Las clases populares: Presta especial atención a los plebeyos, sirvientes y esclavos, en lugar de centrarse exclusivamente en las élites. Revela, por ejemplo, que la alfabetización en el campo romano era extremadamente baja, por debajo del 20% entre los hombres, mientras que en las ciudades era considerablemente mayor debido a las actividades que la requerían.
Las mujeres: Como feminista declarada, Beard recupera el papel de las mujeres en la sociedad romana, aunque evita caer en anacronismos o en la aplicación de criterios contemporáneos a realidades históricas diferentes. Su análisis de las figuras femeninas romanas va más allá de las representaciones estereotipadas para examinar su influencia real en la política, la economía y la cultura.
La vida cotidiana: Reconstruye aspectos de la vida diaria romana que raramente aparecen en los libros de historia tradicionales, como la organización urbana, las prácticas alimentarias o las condiciones sanitarias de una ciudad donde tanto mansiones como casuchas arrojaban sus desechos por la ventana.
La integración de extranjeros: Analiza cómo la llamada de Rómulo a todos los que desearan instalarse en la ciudad explica la heterogénea composición de la sociedad romana y su extraordinaria capacidad para integrar a personas de diversos orígenes, un aspecto fundamental para entender la longevidad y el éxito del imperio.
Interpretaciones provocadoras
Beard ofrece interpretaciones provocadoras sobre eventos clave de la historia romana:
Expansión imperial: Sostiene que la expansión romana no fue resultado de un plan deliberado de conquista, sino un proceso gradual que implicó acercamientos y pactos con otros territorios, respetando normalmente sus tradiciones. Esta visión contrasta con la imagen tradicional de Roma como una potencia imperialista con un proyecto claro de dominación mundial.
Crisis de la República: Analiza el declive de las instituciones republicanas ya desde el siglo II a.C., mucho antes de lo que tradicionalmente se considera. Para Beard, los problemas estructurales de la República romana estaban presentes mucho antes de la llegada de figuras como César o Augusto.
Violencia estructural: Reconoce la brutalidad romana, pero la contextualiza señalando que no fue mayor que la de otros pueblos contemporáneos, evitando juicios anacrónicos. Su análisis de la violencia romana la sitúa en el contexto de las prácticas de la época, sin exculparla ni exagerarla.
Desigualdad económica: Destaca cómo la flagrante división entre ricos y pobres, agravada por el desprecio hacia estos últimos, fue un problema estructural que Roma nunca pudo resolver. Esta perspectiva conecta directamente con debates contemporáneos sobre desigualdad y justicia social.
Beard también cuestiona la narrativa tradicional sobre la transición de la República al Imperio, sugiriendo que no fue un cambio tan radical como suele presentarse. Según su análisis, muchas de las estructuras imperiales ya estaban presentes durante la República, y muchas instituciones republicanas continuaron funcionando, al menos nominalmente, durante el período imperial.
¿Qué podemos aprender de los romanos?
Quizás uno de los aspectos más controvertidos de la obra de Beard es su respuesta a la pregunta sobre qué podemos aprender de los romanos. Contrariamente a la visión tradicional que presenta a Roma como un modelo a seguir, Beard afirma explícitamente que, en realidad, no podemos aprender nada de ellos como inspiración o modelo.
Sin embargo, su obra demuestra que el estudio de Roma sigue siendo relevante precisamente porque permite entablar una conversación con el pasado desde nuestra perspectiva actual, reflexionando sobre temas como la desigualdad, la relación con los extranjeros o el papel de la mujer.
Los debates romanos sobre ciudadanía, seguridad y derechos de las personas siguen resonando en nuestras propias discusiones contemporáneas sobre libertades civiles. No aprendemos de Roma como modelo, sino como espejo que permite reflexionar sobre nuestros propios desafíos.
Esta postura refleja una visión de la historia no como maestra de vida en el sentido tradicional, sino como un campo de reflexión que nos ayuda a comprender mejor nuestro presente al contrastar nuestras realidades con las de sociedades pasadas. La Roma de Beard no es un ideal a imitar, sino un caso de estudio que ilumina nuestra propia condición.
Una obra accesible y rigurosa
El éxito de «SPQR» radica en gran medida en la capacidad de Beard para combinar rigor académico con un estilo narrativo accesible. Su prosa evita la aridez académica sin sacrificar la profundidad analítica, haciendo que temas históricos complejos sean comprensibles para un público amplio.
Esta combinación de erudición y accesibilidad ha convertido a Beard en una de las divulgadoras más importantes del mundo clásico, con presencia en medios como el Times Literary Supplement y series documentales de la BBC que complementan su trabajo escrito.
El libro está enriquecido con mapas, ilustraciones y una extensa bibliografía que refuerzan su valor como obra de referencia sin comprometer su legibilidad. Beard consigue el difícil equilibrio de escribir una obra que satisface tanto a especialistas como a lectores generales interesados en la historia romana.
La estructura del libro, que sigue un orden cronológico pero se detiene para explorar temas específicos en profundidad, permite a los lectores tanto seguir el desarrollo histórico general como profundizar en aspectos particulares de la sociedad, la política y la cultura romanas.
Conclusión: Una historia para nuestro tiempo
«SPQR» no es simplemente otro libro sobre la antigua Roma. Es una obra que refleja las preocupaciones y sensibilidades de nuestro tiempo, que cuestiona las narrativas establecidas y que invita a pensar críticamente sobre cómo construimos y utilizamos la historia.
Al evitar la narrativa simplista que diferencia entre buenos y malos, al prestar atención a la desigualdad económica, al poder popular, a la posición de la mujer y a otros aspectos sociales frecuentemente ignorados, Beard ofrece una Roma más compleja, más contradictoria y, paradójicamente, más cercana a nuestra propia experiencia.
En un mundo donde cada vez más cuestionamos las narrativas históricas tradicionales y buscamos perspectivas más inclusivas, «SPQR» se presenta como una obra fundamental para entender no solo la antigua Roma, sino también cómo nos relacionamos con nuestro pasado y cómo este sigue configurando nuestro presente.
La Roma de Beard no es la Roma idealizada de mármol blanco y virtudes cívicas que ha dominado el imaginario occidental durante siglos. Es una Roma de callejones pestilentes y conjuras palaciegas, de desigualdades flagrantes y luchas por el poder, pero también de extraordinaria capacidad para integrar a pueblos diversos y crear instituciones duraderas. Una Roma, en definitiva, más humana y, por ello, más relevante para comprender nuestra propia condición.
Como sociedad inmersa en el aprendizaje permanente o «lifelong learning», resulta valioso encontrar obras como «SPQR» que invitan a cuestionar lo establecido y a desarrollar un pensamiento crítico. En un mundo donde la información es abundante pero el conocimiento profundo escasea, el enfoque de Beard recuerda la importancia de ir más allá de la memorización de datos para desarrollar una comprensión contextualizada aplicable a nuestra realidad.
Al final, quizás la lección más valiosa que puede extraerse de «SPQR» no sea sobre la antigua Roma en sí, sino sobre cómo aproximarse al estudio de la historia: con escepticismo hacia las narrativas oficiales, con atención a las voces marginadas y con la disposición a revisar constantemente las interpretaciones a la luz de nuevas evidencias y perspectivas. En este sentido, la obra de Beard no solo transforma nuestra comprensión de Roma, sino que también enriquece nuestra forma de entender y practicar la historia como disciplina.