Vivimos en una época extraordinaria para la astronomía. Los telescopios espaciales nos permiten mirar tan lejos que podemos ver casi hasta el momento del Big Bang. Detectamos ondas gravitacionales que nos cuentan historias sobre el universo primitivo. Hemos cartografiado la radiación cósmica de fondo con una precisión asombrosa. Y sin embargo, cuanto más aprendemos sobre el cosmos, más nos damos cuenta de lo poco que realmente sabemos.

Es precisamente en este contexto que Battle of the Big Bang: The New Tales of Our Cosmic Origins emerge como una obra provocadora y necesaria. Los autores, Niayesh Afshordi y Phil Halper, no han escrito otro libro de divulgación sobre cosmología. Han creado algo mucho más arriesgado: una invitación a cuestionar las certezas más fundamentales sobre cómo comenzó todo.

La pregunta que nadie se atreve a hacer

Todos hemos escuchado la historia. Hace 13.8 mil millones de años, el universo comenzó con una gran explosión. Un punto infinitamente pequeño y denso se expandió para crear todo lo que conocemos. Es una narrativa poderosa, elegante y… ¿completamente correcta?

Afshordi, profesor de física en la Universidad de Waterloo, plantea una distinción que cambia toda la conversación. Una cosa es aceptar que el universo pasó por una fase caliente y densa (lo que llamamos el «Big Bang caliente»), y otra muy diferente es creer que todo comenzó con una singularidad matemática en el tiempo cero. La diferencia puede parecer sutil, pero las implicaciones son revolucionarias.

«Cuando una teoría se vuelve tan ampliamente aceptada que es inmune al cuestionamiento», argumentan los autores, «hemos pasado de la ciencia respaldada por evidencia a la creencia sostenida por la fe». Es una crítica audaz que va al corazón mismo de cómo funciona la ciencia.

Esta distinción no es meramente académica. Las observaciones actuales del telescopio James Webb están revelando galaxias completamente formadas en épocas tan tempranas que desafían nuestros modelos de formación estelar. El problema de la planitud del universo, la ausencia de monopolos magnéticos predichos por la teoría de la gran unificación, y la naturaleza misteriosa de la inflación cósmica sugieren que algo fundamental falta en nuestra comprensión.

Public Lecture Livestream | Battle of the Big Bang: The New Tales of Our Cosmic Origins

Un catálogo de posibilidades asombrosas

Lo que hace fascinante este libro es la amplitud de alternativas que explora. No estamos hablando de especulaciones sin fundamento, sino de teorías serias propuestas por físicos de primera línea y respaldadas por matemáticas rigurosas.

Consideremos la teoría del «gran rebote». En lugar de un comienzo único, el universo podría estar atrapado en un ciclo eterno de expansión y contracción. Las simulaciones computacionales de Abhay Ashtekar sugieren que nuestro cosmos actual podría haber emergido del colapso de un universo anterior. El tiempo, en esta visión, no tiene principio ni fin, solo transformaciones constantes.

La cosmología cíclica conforme de Roger Penrose va más allá, proponiendo que cada ciclo del universo borra efectivamente la información del anterior, excepto por ciertos patrones en la radiación cósmica de fondo que podrían ser «ecos» de eras cósmicas previas. Penrose afirma haber encontrado evidencia de estos círculos concéntricos en los datos del satélite Planck, aunque la comunidad científica permanece dividida sobre la interpretación.

Más extraña aún es la idea de que los universos nacen dentro de agujeros negros. La teoría de selección natural cosmológica propone que cada agujero negro da birth a un nuevo universo, cada uno con leyes físicas ligeramente diferentes. Nuestro cosmos sería entonces hijo de otro, en una genealogía cósmica que se extiende infinitamente hacia atrás. Esta hipótesis podría explicar por qué las constantes físicas de nuestro universo parecen estar finamente ajustadas para permitir la formación de estrellas, planetas y vida.

La teoría ekpyrótica presenta otro escenario fascinante, donde nuestro universo tridimensional es una «brana» que colisiona cíclicamente con otra brana en un espacio de dimensiones superiores. Estas colisiones generarían los Big Bangs observados, mientras que el espacio entre colisiones permite que el universo se prepare para el siguiente ciclo.

Voces desde las trincheras de la investigación

Phil Halper, el coautor especializado en comunicación científica, trae a estas ideas un aspecto profundamente humano. Sus entrevistas con gigantes como Stephen Hawking, Roger Penrose y Alan Guth revelan que detrás de estas teorías extraordinarias hay personas reales, con rivalidades, inspiraciones súbitas y momentos de duda.

Las conversaciones con Hawking, realizadas poco antes de su muerte, ofrecen perspectivas únicas sobre cómo el gran físico veía la evolución de la cosmología. Penrose, por su parte, describe la génesis de sus ideas sobre universos cíclicos durante largas caminatas por la campiña inglesa, momentos de claridad que llegaron después de décadas de reflexión matemática.

Guth comparte la historia detrás de su teoría de la inflación cósmica, incluyendo las dudas iniciales que tuvo sobre su propia propuesta. Estas narrativas personales ilustran que la ciencia de frontera no es solo un ejercicio intelectual abstracto, sino un proceso profundamente humano de intuición, perseverancia y, a veces, pura suerte.

La ciencia en territorio inexplorado

Una de las fortalezas del libro es mostrar cómo funciona realmente la ciencia cuando se adentra en territorio completamente inexplorado. No hay experimentos fáciles que puedan resolver estas cuestiones. No podemos construir otro universo en el laboratorio para ver qué pasa.

En cambio, los cosmólogos trabajan con herramientas más sutiles: simulaciones computacionales, observaciones astronómicas indirectas, y marcos teóricos que deben mantenerse coherentes con todo lo que ya sabemos sobre física. Es detective work a escala cósmica, donde cada pista debe examinarse desde múltiples ángulos.

Los detectores de ondas gravitacionales como LIGO han abierto una ventana completamente nueva al universo primitivo. Las fusiones de agujeros negros que observamos hoy ocurrieron cuando el universo era mucho más joven, ofreciendo pistas sobre las condiciones físicas de esas épocas remotas. Futuras generaciones de detectores podrían incluso captar las ondas gravitacionales primordiales del Big Bang mismo, proporcionando la primera evidencia observacional directa de los primeros momentos del cosmos.

Afshordi no es solo un observador de este proceso; es un participante activo con sus propias ideas en juego. Su propia contribución al debate incluye una teoría que propone que nuestro universo tridimensional es el horizonte de eventos de un agujero negro tetradimensional, una idea que combina elementos de la teoría de cuerdas con observaciones cosmológicas modernas.

Esta perspectiva desde dentro le da al libro una autenticidad que raramente se encuentra en obras de divulgación. Conoce la frustración de proponer una teoría controversial, la emoción de encontrar evidencia que la respalda, y la humildad que viene con reconocer las limitaciones del conocimiento actual.

Las anomalías que desafían nuestro entendimiento

El timing del libro no es coincidencia. Estamos en un momento donde las observaciones astronómicas están revelando fenómenos que nuestras teorías actuales luchan por explicar. La tensión de Hubble, por ejemplo, muestra que diferentes métodos para medir la expansión del universo dan resultados inconsistentes. Esto podría indicar nueva física más allá del modelo estándar de la cosmología.

La distribución aparentemente uniforme de la radiación cósmica de fondo plantea el problema del horizonte: regiones del universo que nunca podrían haber estado en contacto causal muestran temperaturas idénticas. La inflación cósmica resuelve este problema, pero a costa de introducir un campo escalar hipotético que nunca hemos observado directamente.

Más que ciencia: una reflexión sobre el conocimiento

Aunque el libro se centra en cosmología, plantea preguntas más amplias sobre cómo conocemos lo que conocemos. La energía oscura representa el 68% del universo, pero no tenemos idea de qué es realmente. La materia oscura es otro 27%, igualmente misteriosa. Estamos, literalmente, en la oscuridad sobre el 95% del cosmos.

Esta humildad intelectual no es debilidad; es la esencia de la buena ciencia. El libro celebra la incertidumbre como motor de descubrimiento. Cada teoría que presenta, desde universos holográficos hasta bucles temporales, representa un intento genuino de expandir los límites de lo posible.

Los autores han creado algo especial aquí: un libro que funciona tanto como rigurosa exploración científica como narrativa profundamente humana sobre nuestra búsqueda por entender nuestro lugar en el cosmos. Las 360 páginas, repletas de diagramas, ilustraciones y láminas a color, no intimidan sino que invitan a sumergirse en ideas que desafían todo lo que creíamos saber sobre la realidad.

La importancia de hacer las preguntas correctas

«Battle of the Big Bang» llega en un momento perfecto. Mientras la tecnología nos permite observar el universo con precisión sin precedentes, también está revelando anomalías que nuestras teorías actuales no pueden explicar completamente. El libro no pretende tener todas las respuestas, pero hace algo igualmente valioso: nos ayuda a formular mejores preguntas.

En un mundo donde la ciencia a menudo se presenta como un conjunto de hechos inmutables, esta obra recuerda que la verdadera ciencia siempre está dispuesta a reinventarse. La búsqueda por comprender nuestros orígenes cósmicos no es solo una curiosidad académica; es una aventura intelectual que nos conecta con los misterios más profundos de la existencia.

¿Qué había antes del Big Bang? Tal vez la pregunta en sí misma necesita ser replanteada. Y quizás, como sugieren Afshordi y Halper, las mejores preguntas son aquellas que nos llevan a territorios completamente inexplorados del conocimiento, donde las respuestas que encontremos cambiarán para siempre nuestra comprensión de lo que significa existir en este universo extraordinario.