El reciente «Libro Blanco» de la Unión Europea sobre defensa marca un punto de inflexión en la concepción estratégica del continente. Si bien el documento se centra principalmente en la financiación y el desarrollo de capacidades militares tradicionales, abre la puerta a una reflexión más profunda sobre cómo Europa debe abordar su defensa en un entorno geopolítico radicalmente transformado. En este post analizo el resumen elaborado por Abel Romero Junquera cómo esta iniciativa podría ser el primer paso hacia una verdadera soberanía digital y geopolítica europea.
Un nuevo paradigma de defensa para una nueva realidad geopolítica
El panorama estratégico ha cambiado drásticamente en las últimas décadas. Hemos pasado de la «pax americana» a un retorno a la competición entre grandes potencias, donde las relaciones de poder, entendidas desde una perspectiva realista, son cada vez más protagonistas. El multilateralismo ha perdido influencia mientras organizaciones como la UE tienen menos capacidad de impacto.
Este cambio de escenario se ha visto acelerado por dos factores clave: la invasión rusa de Ucrania, que ha devuelto la guerra convencional al territorio europeo, y la incertidumbre generada por la nueva administración americana respecto al compromiso de EE.UU. con la defensa territorial de Europa en el marco de la OTAN. Como se ha analizado anteriormente qtorb.com, «Europa se encuentra en un punto de inflexión histórico. Durante décadas, la Unión Europea ha dependido en gran medida de la protección estadounidense«
El gran despertar europeo: Europa se ha dado cuenta de que ya no puede vivir del llamado «dividendo de la paz». El modelo que la UE había promovido durante décadas —prosperidad mediante regulación, influencia basada en normas y estabilidad mediante interdependencia— ya no funciona en un mundo donde la seguridad precede a la prosperidad y el poder impone el orden.
La soberanía digital como elemento estratégico de defensa
El concepto de soberanía digital ha emergido como respuesta a la creciente dependencia tecnológica de Europa. Tal como señala el Comisario Thierry Breton, esta soberanía se basa en tres pilares inseparables: «poder de computación, control sobre nuestros datos y conectividad segura».
La soberanía digital no es solo una cuestión económica o tecnológica, sino una dimensión fundamental de la seguridad nacional y europea. En el nuevo entorno geopolítico, quien controla las tecnologías digitales críticas, controla en gran medida su capacidad de actuar de manera autónoma en la escena internacional. Esta visión se alinea con lo expresado en análisis sobre guerra espacial publicados anteriormente donde destacaba que «la guerra espacial se libra para controlar el espacio» y que este control tiene implicaciones directas sobre la capacidad de acción en la Tierra.
Las tres dimensiones de la soberanía tecnológica europea:
- Infraestructuras digitales propias: Europa necesita desarrollar sus propias nubes de datos, redes de comunicación seguras y supercomputadores para no depender de actores externos6.
- Marco normativo independiente: El AI Act y otras regulaciones europeas son instrumentos para garantizar que el uso de tecnologías de vanguardia se alinee con los valores europeos.
- Base industrial y tecnológica autónoma: Reducir las dependencias estratégicas en tecnologías críticas para la seguridad y la defensa4.
Ciberseguridad y guerra informativa: El nuevo campo de batalla
La ciberseguridad se ha convertido en el primer nivel de defensa europeo. La Estrategia de Ciberseguridad de la UE busca garantizar la resiliencia ante amenazas digitales y asegurar que ciudadanos y empresas puedan beneficiarse de tecnologías digitales fiables.
Como señala un análisis publicado en rosmarops.com sobre ataques DDoS como arma geopolítica, «en la Guerra de la Información de Quinta Generación (5GW), estos ataques representan mucho más que una interrupción temporal», convirtiéndose en herramientas estratégicas dentro del complejo tablero de los conflictos globales. El conflicto entre Rusia y Ucrania ha servido como laboratorio para esta guerra cibernética moderna, donde incluso antes de la invasión física, el campo de batalla digital ya estaba activo.
Tendencias clave en defensa digital europea:
- Convergencia civil-militar: Las tecnologías desarrolladas bajo el Fondo Europeo de Defensa 2025 ofrecen monitoreo en tiempo real, respuesta automatizada a incidentes y gestión mejorada de riesgos cibernéticos tanto para redes militares como civiles.
- Tecnología de gemelos digitales: La UE está financiando investigación en gemelos digitales para pruebas de ciberseguridad, permitiendo simular ciberataques y evaluar vulnerabilidades en entornos controlados.
- Prevención y detección común: Es necesaria la capacidad de detectar ataques en sus fases iniciales y transformar estos datos en inteligencia procesable.
En el conflicto de Ucrania hemos visto cómo la guerra informativa y las operaciones cibernéticas se han convertido en dimensiones críticas. Europa necesita una estrategia coherente que integre tanto la ciberdefensa como la resiliencia ante campañas de desinformación, considerando que, como advierte RosmarOps, «la desinformación se propaga a velocidad vertiginosa, especialmente durante crisis».
La fragmentación: El talón de Aquiles de la defensa europea
Uno de los principales obstáculos para alcanzar una verdadera autonomía estratégica es la fragmentación de capacidades. El documento del Instituto Español de Estudios Estratégicos destaca que a pesar del aumento del gasto en defensa (que ha pasado de 150.000 M€ en 2014 a casi 326.000 M€ a finales de 2024), la eficiencia es muy baja.
El problema de la fragmentación:
- El gasto se ejecuta a través de 23 presupuestos nacionales diferentes, generando duplicidades e ineficiencias.
- El ejemplo de las fragatas europeas ilustra perfectamente el problema: tenemos más fragatas de las necesarias, de muchos tipos diferentes, no siempre interoperables entre ellas.
- Determinadas capacidades estratégicas (inteligencia, transporte estratégico, reabastecimiento en vuelo) están fuera del alcance individual de los países europeos.
Esta fragmentación es aún más grave en el ámbito digital y de la IA. La industria europea de defensa opera esencialmente orientada a los mercados nacionales, con falta de coordinación y estandarización dentro de la Unión, inversión limitada en investigación y desarrollo, y una fuerte dependencia de soluciones de terceros países.
IA y defensa tecnológica: Piedras angulares de la autonomía estratégica
La inteligencia artificial está transformando rápidamente la guerra moderna. La guerra de Ucrania ha demostrado el papel crítico de la IA en la inteligencia, los sistemas autónomos y las operaciones cibernéticas. Como señalaba hace unas semanas «la inteligencia artificial ha dejado de ser un mero avance tecnológico para convertirse en un asunto de seguridad nacional«.
Avances europeos en IA para defensa:
- Francia está emergiendo como líder europeo en IA militar, redirigiendo 2.000 M€ del presupuesto de defensa 2024-2030 hacia la IA, y construyendo el supercomputador clasificado más potente de Europa.
- La Agencia Europea de Defensa ha establecido iniciativas como el AI in defence action plan y una agenda de investigación estratégica para crear una comprensión más clara de la IA dentro del sector de defensa.
- El European Rearm Plan/Readiness 2030, anunciado por la presidenta von der Leyen, pretende movilizar hasta 800.000 M€ para fortalecer las capacidades defensivas europeas, incluyendo un fuerte componente de innovación en IA.
A pesar de estos avances, Europa todavía va rezagada respecto a EE.UU. y China. Nuestros competidores están invirtiendo masivamente en estas tecnologías, y si Europa no acelera, podría encontrarse en una posición de dependencia tecnológica permanente.
Retos éticos y normativos: La UE tiene la oportunidad de establecer los estándares globales para el uso responsable de la IA en defensa. El Parlamento Europeo reconoce la importancia estratégica de la IA en defensa, pero pide regulación y prohibición de armas autónomas letales. Este enfoque «humano-céntrico» podría convertirse en una ventaja competitiva a largo plazo.
Hacia una verdadera estrategia de Defensa Europea
El «Libro Blanco» de la UE es un paso importante, pero insuficiente. Como señala el documento del IEEE, necesitamos pasar de un enfoque centrado en la industria y la financiación a una verdadera Estrategia de Defensa (con mayúsculas).
Esta estrategia debería abordar cuestiones cruciales:
- Definición de objetivos claros teniendo en cuenta las diferentes culturas estratégicas de los Estados miembros1.
- Diseño de modelos de arquitectura de seguridad europea en función de los diversos escenarios, desde un refuerzo de la dimensión europea de la OTAN hasta un modelo europeo construido sobre la base de la UE.
- Identificación de los medios y capacidades necesarias para la defensa europea, incluyendo los capacitadores estratégicos digitales de los que actualmente no dispone Europa.
La soberanía digital y tecnológica no es una opción, sino una necesidad imperativa en un entorno geopolítico cada vez más hostil. Europa debe decidir si quiere ser protagonista o espectadora en la configuración del futuro orden internacional.
El futuro de la defensa europea no depende tanto de decisiones externas, sino de nuestra propia capacidad para definir estrategias coherentes, desarrollar capacidades integradas y actuar con autonomía en un mundo cada vez más complejo. El «Libro Blanco» puede ser el primer paso, pero necesitamos una verdadera Estrategia de Defensa que integre plenamente las dimensiones digital, tecnológica y geopolítica del poder europeo.