Mapa guerra por el trabajo qtorb

Los pronósticos de J.Rifkin en ‘El Fin del Trabajo’, del que probablemente sea el mayor problema de la sociedad contemporánea, se van cumpliendo. Las fuerzas que lo aceleran son imparables.

  • La informática, la robótica, las telecomunicaciones, etc.. están sustituyendo rápidamente a los seres humanos en la mayor parte de los sectores económicos. Da igual que sea fabricación, transporte, distribución o la administración, la tecnología está acelerando la destrucción de puestos de trabajo en todos los ámbitos.
  • Las empresas reducen sus costes de estructura, tanto si pierden dinero como si lo ganan.
  • La inmensa mayoría de los trabajos van a desaparecer para siempre. El mundo tiende a polarizarse. La élite bien informada que controlará y gestionará la economía global. Por otro lado una inmenso número de trabajadores permanentemente desplazados con pocas perspectivas de futuro, compitiendo entre sí, por las migajas  de un empleo aceptable, que no es interesante (o rentable) para ser automatizado.
  • • La transformación digital deja poco margen de maniobra (Escoge ¿Eres víctima o culpable?). Las empresas no tienen muchas opciones (¿Transformación digital o desaparición? Tres escenarios de futuro)

Mi intención no es comentar esta transformación -que ya está sucediendo-, sino el mapa resultante de ese movimiento. En él encajamos todos los que formamos parte de la ‘población activa’. Es un mapa activo. Las fronteras entre grupos son difusas y se producen solapamientos y movimientos entre grupos:

Hámsters: todos hemos sido adoctrinados y educados para mantener obediencia al actual sistema industrial. Algunos lo hemos superado (o estamos en ello) transformándonos en insurgentes. Luego está la guardia pretoriana del sistema (Resistentes) y algunos, sin saberlo, con su trabajo no hacen más que perpetuar el sistema. Son los hámsters. No saben o no se lo han planteado. No discuten, obedecen como peones. A menudo se auto-inculpan (crecen las depresiones y los cuadros de ansiedad). No saben cómo cambiarlo o no se atreven a intentarlo, en parte porque suelen ser ‘garantistas’. Se amparan en los convenios colectivos, el estatuto de los trabajadores y lo fían todo a que el estado del bienestar siga velando por ellos. Algunos son tan inocentes que aún confían en los contratos indefinidos y siguen creyéndose los planes de carrera profesional de las organizaciones. Los hámsters es el grupo más numeroso. No es un grupo homogéneo. Puedes encontrar técnicos, mandos intermedio, incluso a algún directivo. Suelen concentrarse en grandes empresas y las AAPP y empresas públicas o para-públicas.

Resistentes: los que quieren seguir viviendo con las reglas de juego del pasado. Quieren conservar su statu quo a toda costa. Por intereses económicos (forman parte de la élite extractiva o están en la industria del establishment – o mercados regulados-) o simplemente ideológicos.

Insurgentes: son los que luchan por cambiar las cosas, incluso por dinamitar el actual sistema. Desde dentro del sistema o desde fuera. En el grupo de los que se rebelan, caben muchos subgrupos. Todos crecen: aumentan el número de cooperativas, el de mercados no-monetarios, los grupos de consumo responsable y economía solidaria. Los adeptos a las diferentes propuestas de consumo colaborativo crecen rápidamente. Los digital killer también crecen.

Individualistas: son los que buscan salidas individuales. Solo se mueven por interés personal. En realidad si pudieran se apuntarían sin ningún remordimiento al grupo de los resistentes. También es cierto que algunos pueden acabar pasando al lado de los insurgentes.

Zombis: Están fuera del sistema, en el limbo. Parados estructurales. Para ellos no hay esperanza, difícilmente volverán a trabajar…. Deambulan por el sistema. Muchos de ellos son el blanco de las ‘ofertas laborales trampa’ ofertas de trabajo precarias o –directamente- anzuelos de estafas flagrantes.

Ojalá me equivocara, pero las estadísticas demuestran que la destrucción de empleo sigue y que la desigualdad crece. El conjunto del país se empobrece individual y colectivamente. No se crea empleo y sólo crecen los autónomos.

La pelea por un puesto de trabajo se recrudecerá hasta límites insospechados. Esto seguirá así, mientras sigamos guardando obediencia y votando a sus representantes políticos. Este es el cuadro general.

Nuestra vida profesional futura está condicionada por el contexto en el que vivimos y trabajamos, pero también por los recursos que desarrollamos y las elecciones que hacemos… La pregunta es ¿Y ahora qué?

  • En primer lugar identifícate en qué grupo/s te consideras representado.
  • ¿Te sientes a gusto?  ¿No? Pues cámbialo
  • Si eres -o quieres ser de los insurgentes- dímelo y te daré algunas ideas
  • Si tu reacción es de incredulidad o dudas, te doy más argumentos (ver 25 razones para repensar nuestra vida laboral futura)

 ¿A qué esperas?

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