El textil fue muy importante en el PIB de nuestro país. En algunas zonas industriales esta actividad llegó a representar el 25% del PIB. Lo que equivale a decir que toda la población, directa o indirectamente, tenía vínculos con el textil.

Las sucesivas “crisis”, algo endémico en este sector, provocaron una deslocalización temprana a la vez que rompió gran parte de esa cadena de valor de ese ecosistema industrial. La falta de trabajo, la crisis y el paso del tiempo, ha provocado la desaparición de algunos de los oficios.

Hoy, la industria textil se cuestiona las bondades de deslocalizar al Lejano Oriente, pero incluso también al norte de Africa. La caída de los sueldos, el incremento de los precios de transporte y otros factores, ya hacen atractiva la producción en nuestro país. No es casual que algunos de los proyectos de la industria automovilista, tras intensos ejercicios de optimización y acuerdos de contención de costes laborales, no solo retengan grandes proyectos de producción de las firmas multinacionales, sino que en muchos casos ganen nuevos modelos.

Hay cierta relación con las razones de fondo aunque el modelo productivo de la industria textil es bien distinto. Desde siempre ha estado más dispersa y atomizada. En algunas poblaciones de Catalunya, hace unos decenios, era muy habitual encontrarse con centenares de pequeños talleres textiles. Esto sería impensable en la industria del automóvil.

Como decía, la tradicional crisis (reconversión) del sector textil, hizo que gran parte de esa tradición desapareciera. Hoy las cosas están cambiando. La demanda de producción está creciendo pero la realidad es que ese tejido está semi desaparecido y peor aún, una parte muy importante de esos profesionales, también. Una paradoja en un país con una tasa de paro monstruosa.

Hace unos días tuve la ocasión de participar, desde el TecnoCampus, en los primeros pasos de un proyecto que pretende convertir la ciudad de Mataró, en una fábrica textil distribuida y colaborativa. No a base de talleres pirata y economía sumergida, sino:

  • Identificando las principales actividades demandadas
  • Inventariando los profesionales y/o pequeñas empresas por actividad dentro del proceso textil
  • Identificando los principales perfiles profesionales con mayor déficit por cubrir
  • Desarrollando un programa de formación ocupacional para cubrir la demanda de perfiles especializados. También con el arranque (o renacimiento) de Ciclos Formativos de Grado Superior vinculados al textil
  • Definiendo el modelo de negocio (y desarrollarlo) de la plataforma tecnológica y negocio que permita reunir y coordinar toda esta capacidad de producción dispersa
  • Se plantea estudiar la posibilidad de habilitar algunos de los activos inmobiliarios industriales municipales, que están vacíos, para convertirlos en espacios de co-working textil temporal
  • Branding con su plan de comunicación y comercialización
  • La potencial demanda de esa capacidad de producción no será el mayor reto. ¿Por qué? Porque justamente esa es la demanda de la patronal del sector textil. Ellos son los tienen el problema con las lagunas de ese ecosistema y están empujando para crear esta plataforma.
  • El proyecto requerirá grandes dosis de paciencia y pedagogía. No proponemos un cambio tecnológico, ni de modelo de negocio. En el fondo se propone un cambio cultural profundo… necesario para la regeneración del sector.

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