Uno de los mayores expertos en marketing digital, Brian Solis, afirma en The End of Business as Usual que “dejemos de hacer negocios ‘as usual’ y empecemos a hacer negocios que importen”. Una nueva generación de empresas están trabajando para alterar las principales industrias. Su misión está intrínsecamente ligada tanto a sus beneficios como al potencial de cambiar el mundo.
La buena noticia es, como dicen Craig Shapiro y Karyn Campbell, en ‘the business of impact is the business of the future’, que a pesar de las tradicionales diferencias entre las empresas con fines de lucro y las más pro-sociales, la frontera se está desdibujando porque la demanda del mercado está cambiando.
Previsiblemente el capitalismo insistirá en seguir buscando rendimientos a corto plazo a expensas de los recursos naturales, de la calidad de la mano de obra o del engaño al consumidor. Las confesiones de un ex directivo de Goldman Sachs son un buen ejemplo. Afortunadamente un número creciente de grandes empresas están viendo la rentabilidad de la aplicación de mejores prácticas y los valores de colaboración. Según Shapiro y Campbell, en los últimos tres años, las empresas éticas han superado el crecimiento del S&P 500 un 40%.
En esta era de transformación todos estamos convocados. Sabemos que una gran parte de la población prefiere vivir instalada en la queja, esperando que ‘alguien’ solucione la situación. Otros luchan –respetablemente- por sobrevivir de forma individual. También hay un grupo creciente que quiere colaborar, de alguna forma u otra, para hacer del mundo, un lugar mejor para vivir.
Como ciudadanos nuestras opciones para ‘cambiar el mundo’ son, no sólo votando, también consumiendo, invirtiendo y trabajando.
- Invirtiendo: además de las fórmulas tradicionales, el crowdfunding ha democratizado el mecenazgo y puede que acabe desarrollándose las micro inversiones.
- Trabajando: no sólo en ONGs o como voluntarios. Las actitudes en el mercado laboral han cambiado a favor de las empresas más sociales. De acuerdo con el Kelly Global Workforce Index, la mayoría de los jóvenes talentos que aceptan un salario menor si su trabajo contribuye a algo «más importante o significativo.»
- Consumiendo: los ‘Millennials’ (o Generación Y, nacidos entre 1982 y 1994) buscan productos y servicios para la auto-expresión no sólo de la riqueza, sino también de valores. Por supuesto, los que no somos ‘Millennials’ también tenemos algo que decir…
El poder transformador que nos traído Internet y los dispositivos móviles es enorme. La educación, las empresas, la economía, la cultura, la política, la salud,.. Aún no somos capaces de vislumbrar el final de este enorme movimiento de placas tectónicas. A pesar del freno del establishment, que defienden con vehemencia su statu quo, sabemos que tarde o temprano la revolución acabará filtrándose en todos los ámbitos. Se revolucionarán las finanzas, evolucionarán los sistemas políticos, cambiará la distribución la industria del entretenimiento, se resolverán problemas de salud, se redefinirá los problemas de transporte, se democratizará el mercado de la energía, etc.
Esto no es solo coto cerrado de las ONGs, ni de los emprendedores sociales, también empezarán a surgir marcas que verán la revolución social, no sólo como un medio de difusión (o “social media”) sino como un ingrediente fundamental a incorporar a su ADN. Una auténtica plataforma de crecimiento presente y futuro. El negocio y el comportamiento socialmente responsable son compatibles, y van de la mano.
El futuro de los negocios será consolidar este propósito social. Ese será el gran reto, traducir su trabajo en beneficio real para la sociedad. A pesar de que tradicionalmente se ha considerado para muchos como una mera estrategia para atraer a clientes y empleados, pero la exigencia está cambiando. The Economist Intelligence publicó un estudio en el que el 76% de los encuestados “considera que el valor de las compañías debería medirse de acuerdo con el aporte positivo que hacen sus operaciones esenciales y sus ganancias financieras a la humanidad”. Es más, el 92% de los directivos y empleados de la generación de los Millennials, considera que el propósito social de las compañías constituye una alta prioridad.
Hola Albert, tuve la ocasión de verte / conocerte como conferenciante en una clase de Quino Fdez. en el 1er. postgrado de Comunicación Digital en Blanquerna (2009). Desde entonces te leo con cierta frecuencia y he de decirte que éste es el post que mas me ha gustado. Me considero, utilizando tus palabras, uno de los que lucha por sobrevivir – respetablemente – de forma individual. Soy también, como dices tu, un inquieto con canas, y me gustaría, si fuese posible, saber que proyectos en BCN existen con este componente social para colaborar en ellos e intentar hacer del mundo un lugar mejor para vivir. Estaría bien un post en el que pudiésemos ver ejemplos reales, aquí, en España, Barcelona, cercanos y nos los típicos de los gigantes de siempre… 😉 Gracias por compartir tus reflexiones (y también por compartir tus fuentes, Maria Jose Lopez me ha encantado). Sigue así. Un saludo, Jose Miguel
Gracias José Miguel,
Para empezar te recomiendo http://www.barcelonactua.org
Contacta con Laia Serrano laiaserranobiosca@gmail.com
un abrazo
Acabo de ver tu respuesta, muchas gracias a ti Albert.
Hola Albert, me ha encantado tu artículo. La semana pasada regresé del SXSW (http://sxsw.com/) y una de las cosas más extraordinarias que se respiraba en el ambiente era la sensación de optimismo con respecto a las posibilidades que brinda internet para hacer de este mundo un mundo mejor. Lo que tú llamas «negocios sociales» allí lo llamaban «collaborative consumption» o «collaborative economy», y está dando lugar a una nueva concepción de los negocios como plataforma para la organización y acción de los mismos consumidores. Ya no se trata de una empresa que «lanza» productos o servicios al mercado, sino que estamos ante un mercado P2P. Y ya no es que «negocio y comportamiento responsable» sean «compatibles», como dices, sino que en un futuro no muy lejano un negocio no será tal si no tiene un comportamiento responsable, si no aporta a la comunidad. Tuve la suerte de asistir también a una conferencia de Tim O’Reilly (O’Reilly Media), y me quedo con muchas de sus palabras, pero sobre todo con la idea de que la empresa que no aporte, la empresa que no sea útil para la sociedad, que no haya sido creada para solucionar una necesidad real y no una necesidad impuesta o inventada, se quedará fuera de juego. Felicidades de nuevo por el artículo. Un saludo!
Ya lo siento, pero de lo que habláis no es de «cambiar el mundo», sino de «mejorar el capitalismo» sin poner en cuestión sus preceptos básicos.
Un buen libro sobre este tema es La conquista de lo cool de Thomas Frank
http://www.alphadecay.org/libro/la-conquista-de-lo-cool
http://drzito.wordpress.com/2012/03/20/contra-la-caridad/
Las empresas con responsabilidad social online son el futuro. La revolución a través de Internet es posible!!
Hola Albert, gracias por tu artículo.
Las empresas han de ser responsables de sus prácticas.
Las empresas con buenas prácticas merecen mejores resultados y mayor reconocimiento on y offline.
Faltan muchas ventanas por abrir en muchas casas todavía.
El que no sea transparente perecerá, no me cabe la menor duda.