El negocio de los contenidos es un negocio complicado, incluso haciéndolo muy bien. La edad, los hijos, la hipoteca dan un plus de motivación extra. “Tonterías las justas” dicen. No es una cuestión de mayor o menor tolerancia al riesgo y a la incertidumbre, simplemente que es lo que nos toca vivir. Y sí, apetece.

El espíritu emprendedor evolucionado hacia lo colectivo. Algo así como hacer algo importante con los demás, se convierte en una forma de vida, de relación y de autorrealización. ¿Me estaré haciendo mayor? por fin estaré madurando? Sin duda, todo ayuda.

Siempre habrá quien asocie -equivocadamente- emprender con hacerse rico. Personalmente, he descubierto hace ya algún tiempo esto no va así. Tengo otra idea bastante diferente.

¿Acaso ser emprendedor te hace mejor? quizás, puede que sea válido para algunos. Admito que en mi caso aplica. Alguien que me conoce hace años, y que me ha sufrido en diferentes etapas, me reconocía que con el tiempo he mejorado e incluso he aprendido “a hacerme con la gente” (no sin esfuerzo).

Hay que perseguir sueños, pero la diferencia entre un emprendedor y un soñador, es el sentido común. Los expertos dicen que “el emprendedor lo es por personalidad, por genética y educación”. De hecho muchos sostienen que es un aprendizaje que hay que desarrollar desde edades muy tempranas, de una forma intuitiva y emocional. Aunque cueste imaginar a profesores de la ESO con esa labor…

Uno se cree con impulso proactivo creador. O puede que algunos no hayamos nacido para trabajar para otros, nos guste “hacer empresa” y… ¿por qué no? pensar un poco a lo grande.

Muchos amigos me han comentado en numerosas ocasiones que no acaban de comprender el porque soy un culo inquieto. Autorrealización y el bienestar espiritual respondo. Sí, espíritu emprendedor como actitud vital. Puede resultar raro pero veo la empresa (o los proyectos) como una vía para amplificar oportunidades y experiencias de desarrollo personal. Algo así como que tú haces la empresa, pero la empresa también te hace a ti. Sorprendente, pero cierto.

A diferencia del emprendedor, dicen que el empresario lo es por su experiencia en la gestión, en saber hacer. No voy a dar lecciones acerca de cómo convertirse en buen empresario. Si algún día consigo serlo, quizás entonces me plantee explicar todas esas cosas referidas a las técnicas de gestión y liderazgo. De momento, me conformo con estar rodeado por el mejor equipo posible, encarar el reto y seguir superando obstáculos.

Por encima de todo hay un reto especialmente delicado. Se trata de la transición hacia la profesionalización de la empresa. Trascender más allá de la “empresa refugio” o del “autoempleo”. Muy dignos y respetables, pero otro tipo de proyecto.

Todos somos necesarios, pero indiscutiblemente la compañía tiene que evolucionar, crecer. Combinar y sintetizar el espíritu emprendedor y la gestión empresarial no es sencillo. Pero mantener y equilibrar ambas facetas, genera un apreciable enriquecimiento mutuo.

Hay un montón de dificultades que superar. Puedo dar fe que no es sencillo ni evidente. De hecho he experimentado algunos “intentos” en otros proyectos pasados, y el resultado es conocido. De todo se aprende.

Empezando por elegir y organizar adecuadamente al sucesor. Delegar y respetar sus nuevos ámbitos de decisión. Aunque eso a menudo cueste, es esencial hacerlo y demostrarlo. Y por último saberse apartar sin perder el control en el proceso, pero siempre sumando.

Tan importante es emprender, como saber cuándo ha llegado el momento de delegar.

Post relacionados: