El oficio de la agencia de publicidad es tarea complicada. Clientes que habitualmente no saben lo que quieren, timings imposibles, presupuestos para echarse a llorar, etc.

Seguramente el caso que denunciaba ayer La Vanguardia (“El Patronat de Tursime de Costa Brava promociona con una imagen de las Bahamas”) tiene que ver con alguno de esos problemas habituales. Hay que suponer alguna razón de ese calibre, para decidir usar una imagen (la que acompaña este post) de playa paradisíaca de las Bahamas para promocionar el litoral gerundense.

La foto es del conocido banco de imágenes Getty Images. Las excusas todavía son peores que el hecho en sí mismo. Excusarse que tan sólo era un “uso conceptual”, “sin intención de engañar” suena un poco a mala excusa. Sería más convincente si nos refiriéramos a una campaña publicitaria para una compañía de seguros, pero no para un destino turístico.


Peor es soltar un “es que en el momento de hacer esta publicidad no disponíamos de las imágenes adecuadas con la calidad suficiente«. El
Patronat y su Directora, Dolors Batallé debería haber puesto otra excusa, por ejemplo que prefería ahorrarse el dinero de la sesión fotográfica. O que en invierno y después de los temporales de levante, no podían hacer una foto en condiciones. Y punto.


Esta campaña con eslogan “¿Dónde comienza la Costa Brava? ¿Dónde comienza el Pirineo de Girona?”, va ilustrada por un segunda foto en la que se ve a un montañero caminando por la nieve. Hay serias dudas “de que se trate del Pirineo de Girona”. Queda pues por dilucidar la localización de la segunda imagen y que el
Patronat de Turisme no ha querido aclarar. ¿También de banco de imagen? Se admiten apuestas.

El uso de bancos de imágenes es habitual en las agencias de publicidad. Un recurso imprescindible, diría yo. La misma necesidad hay de realizar retoques. Sean fotos de banco de imagen o realizadas ad-hoc. Cuando te gastas el dinero en una buena sesión de fotos, tienes el derecho y la obligación de retocar las imágenes a discreción. Se trata de presentar la mejor y más atractiva imagen posible, aunque hay límites.

El límite es dar gato por liebre. Casi tan feo como retocar las fotos en periodismo. ¿Quién no recuerda la famosa “desaparición” de un misterioso anillo de la ministra de justicia francesa Rachida Dati, de un valor de 15.600 euros?

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