Esto es simplemente lo que sucede cuando alguien se obstina en no querer ver la realidad, no aceptar los cambios, no evolucionar. Viene algo o alguien más fuerte y poderoso, obligándote a cambiar y adaptarte a la nueva situación. Una máxima aplicable a todos los ámbitos de nuestra vida.

Esto está pasando en la economía española. Después de pasarnos de listos ninguneando la crisis, incluso sacando pecho… zas! Viene la Señora Merkel y se convierte en la lideresa de los españoles. Es lo que tiene “estar con el agua al cuello y deber a los bancos alemanes lo que no está escrito”. Ahora incluso toca aplicarse como buenos alumnos y retrasar la edad de jubilación a los 67 años, que con un paro por encima del 20% no es una medida especialmente electoralista.

Con un país donde “todo está en venta”, hay un cambio de paradigma. Una gran parte de la economía se está desmoronando. Si no hay más gente huyendo es porque no saben a dónde ir ni cómo. Conviene aceptar la realidad. Las arcas públicas están vacías, las del Estado las primeras. También el quebranto financiero autonómico y municipal es de órdago. Está última ya supera por primera el 10% del PIB.

Las “corazonadas” de Gallardón saldrán caras a madrileños y españoles. La deuda del Ayuntamiento de Madrid comparada pone los pelos de punta. Pero la capital del Reino, no tiene la exclusiva en cuanto a quebrantos financieros. Los delirios del Tripartit han multiplicado la deuda. Hoy es superior a la suma de las comunidades de Madrid y Valenciana. Poca broma, panorama dantesco.

Los primeros damnificados directos somos los contribuyentes. Los segundos las empresas proveedoras de las Administraciones Públicas. La conclusión es evidente, las Administraciones Públicas como fuente de negocio (o subvención) se acabaron. Aquellas empresas dependientes de ellas, si todavía no han desaparecido, o son emporios empresariales con gran capacidad financiera o ya son zombies.

Se acabó lo que se daba y por mucho tiempo. Lo que unido a la pertinaz sequía de la financiación bancaria pintan un panorama poco atractivo para la visión tradicional de hacer las cosas. Seamos francos, el paro no va ir a la baja, más bien a la alza.

Hay que buscarse la vida. Hay tres alternativas. Convertirse en un antisistema ‘perro-flauta- no es un opción que contemple. Emigrar es una alternativa cada vez más interesante. Si te quedas, cambia radicalmente de chip. Ahora. No esperes un día más, “papá estado” no vendrá a socorrerte, ya no puede. Cambia o te cambiarán.

El ataque de pánico o la desesperación pueden ser reacciones comprensibles. Tienes diez minutos –de reloj- para lamentaciones. ¿Has acabado? Ahora empieza a pensar qué debes cambiar para crear tu propio espacio y aprovecharlo. Si tú eres incapaz de analizarte con frialdad e identificar estrategias para conseguirlo, recurre a tu entorno. Seguro que hay alguien inspirador a tu alrededor que te pueda orientar. No es baladí. Es tan trascendental como averiguar de qué vas a comer los próximos 5 ó 10 años. Tú verás. O cambias o te cambian. Elige.

Post relacionados: