En un momento histórico donde la inteligencia artificial avanza a pasos agigantados y la crisis climática se intensifica, la obra de James Bridle Modos de existir. Más allá de la inteligencia humana emerge como una propuesta revolucionaria que desafía nuestras concepciones más fundamentales. Publicado originalmente en inglés como «Ways of Being», este libro llega en un momento crucial: mientras las grandes tecnológicas invierten miles de millones en desarrollar sistemas de IA cada vez más potentes, nuestra relación con el resto de seres vivos del planeta se deteriora a un ritmo alarmante. Bridle, artista y escritor británico conocido por su trabajo crítico sobre tecnología y cultura digital, nos ofrece una perspectiva radicalmente diferente que podría transformar nuestra comprensión del mundo y nuestra posición en él.

En un mundo obsesionado con la inteligencia artificial y el potencial tecnológico, el escritor y artista James Bridle nos invita a dar un paso atrás y ampliar nuestra mirada. Su obra «Modos de existir. Más allá de la inteligencia humana» representa una bocanada de aire fresco en el debate contemporáneo sobre la inteligencia, la tecnología y nuestra relación con el mundo no humano.

El libro, publicado originalmente en inglés como «Ways of Being», constituye un ambicioso ensayo multidisciplinar que desafía nuestras concepciones más arraigadas sobre qué significa ser inteligente y cómo nos relacionamos con las múltiples formas de vida e inteligencia que pueblan nuestro planeta.

La inteligencia como verbo, no como sustantivo

Una de las propuestas más revolucionarias de Bridle es reconceptualizar la inteligencia. Lejos de ser una cualidad estática o una capacidad que se posee en mayor o menor medida, la inteligencia emerge como algo activo, relacional y dinámico. No es algo que se tiene, sino algo que se hace en constante interacción con otros seres y con el entorno.

«Todo es inteligente. ¿Y ahora qué?» Esta afirmación y subsecuente pregunta vertebran toda la obra. El autor nos lleva por un fascinante recorrido que demuestra cómo la inteligencia se manifiesta de formas sorprendentes en seres que tradicionalmente hemos considerado «inferiores» o incluso carentes de capacidades cognitivas.

Lo verdaderamente transformador de este planteamiento es que rompe con la jerarquía tradicional de inteligencias. No existen seres más o menos inteligentes, sino diferentes estrategias y modos de habitar el mundo que han evolucionado durante millones de años, cada una perfectamente adaptada a sus circunstancias y necesidades.

El universo de inteligencias no humanas

El libro documenta numerosos ejemplos de inteligencia no humana que desafían nuestras concepciones tradicionales. Los orangutanes que esconden herramientas para usarlas más tarde, demostrando capacidad de planificación y «teoría de la mente». Los pulpos, con sus sistemas nerviosos distribuidos, que representan una forma radicalmente diferente de cognición. Las plantas, que responden a estímulos específicos con reacciones químicas precisas, mostrando lo que Bridle denomina «relevancia ecológica».

Resulta particularmente interesante cómo el autor señala que muchos experimentos científicos fallan en detectar la inteligencia no humana simplemente porque están diseñados desde una perspectiva antropocéntrica. Cuando buscamos inteligencia que se parezca a la nuestra, inevitablemente pasamos por alto formas de cognición que operan bajo principios completamente diferentes.

Por ejemplo, durante décadas los científicos negaron que los árboles pudieran comunicarse entre sí. Hoy sabemos que lo hacen a través de redes subterráneas de hongos, en lo que se ha denominado la «wood wide web», intercambiando nutrientes e información sobre amenazas. Esta forma de inteligencia colectiva y distribuida no encaja en nuestros modelos tradicionales de cognición individual, pero es igualmente sofisticada y efectiva.

La desconexión humana y la crisis ecológica

Bridle identifica un problema fundamental en nuestra relación con el mundo: la desconexión de los seres humanos modernos con la biosfera. Esta separación conceptual entre lo humano y lo no humano tiene profundas raíces históricas, filosóficas y religiosas, pero se ha intensificado dramáticamente con el imperialismo, la industrialización y la visión mecanicista del mundo.

El autor recupera la profunda cita del filósofo Alan Watts: «Nosotros no ‘venimos’ a este mundo; salimos de él, como las hojas de un árbol». Esta metáfora ilustra perfectamente nuestra pertenencia intrínseca a un todo mayor, una realidad que hemos olvidado en nuestra obsesión por dominar y controlar la naturaleza.

Esta desconexión no es meramente conceptual, sino que tiene consecuencias prácticas devastadoras. La crisis climática, la sexta extinción masiva y el agotamiento de recursos son manifestaciones directas de nuestra incapacidad para reconocernos como parte integrante de los ecosistemas que habitamos.

El pensamiento ecológico como alternativa

Frente a esta visión fragmentada, Bridle propone adoptar un pensamiento genuinamente ecológico. Esto implica reconocer que todo está interrelacionado, siendo imposible estudiar cualquier fenómeno de forma aislada porque impacta y es impactado por todo lo que lo rodea.

Este principio ecológico se aplica tanto a la física como a la biología, la economía y la sociología. Somos seres compuestos por conjuntos heterogéneos de otros organismos (menos de la mitad de nuestras células son humanas). Nuestros cuerpos son ecosistemas andantes, hogar de billones de bacterias, hongos y otros microorganismos sin los cuales no podríamos sobrevivir.

La visión ecológica implica reconocer que es imposible pensar y concebir binarios y límites rígidos entre especies o entidades. Las fronteras que trazamos entre humano y no humano, entre vivo y no vivo, entre natural y artificial, son construcciones culturales que no reflejan la complejidad y continuidad de la realidad.

Repensar la tecnología y la inteligencia artificial

Uno de los aspectos más provocadores del libro es su crítica a la concepción actual de la inteligencia artificial. Bridle cuestiona el desarrollo de la IA señalando que es «un tipo de inteligencia que realizan las máquinas capitalistas» y que está inclinada hacia una determinada ideología.

El autor distingue entre la idea generalizada de «inteligencia artificial generativa» influida por la ciencia ficción, y lo que tenemos ahora, que son principalmente sistemas estadísticos entrenados con datos que reflejan y amplifican los sesgos y estructuras de poder existentes.

Bridle no rechaza la tecnología en sí misma, sino que propone repensar nuestra relación con ella desde una perspectiva más ecológica y menos determinista. Explora posibilidades de máquinas «no binarias y no extractivas» que podrían desarrollarse de manera diferente si las concebimos como parte de un ecosistema más amplio, no como herramientas de dominación o sustitución.

Implicaciones éticas y políticas

El reconocimiento de múltiples formas de inteligencia no es meramente un ejercicio intelectual, sino que tiene profundas implicaciones éticas y políticas. Si aceptamos que compartimos el planeta con una diversidad de seres inteligentes, ¿cómo debemos relacionarnos con ellos? ¿Qué derechos les corresponden? ¿Cómo podemos reorganizar nuestras sociedades para respetar y convivir con estas otras inteligencias?

Bridle propone un «descentramiento radical de lo humano» para poder pensar y relacionarnos con todas las demás inteligencias que componen el mundo. Esto no implica negar nuestra propia humanidad, sino reconocer que no somos el centro del universo ni la culminación de la evolución.

El autor sugiere que algunas formas de inteligencia son destructivas (lo que llama «estupidez») cuando se oponen a la cooperación y la regeneración. La verdadera inteligencia, según Bridle, es aquella que fomenta la diversidad, la resiliencia y la coexistencia.

Un enfoque multidisciplinar

Una de las grandes virtudes del libro es su enfoque genuinamente multidisciplinar. Bridle integra conocimientos de zoología, antropología, lingüística, programación, filosofía y arte para construir un argumento coherente y multifacético.

Esta aproximación resulta especialmente valiosa en un momento en que la hiperespecialización académica dificulta tener una visión de conjunto. El autor explora temas tan diversos como humanidades extintas, el papel del azar en la evolución biológica, las democracias antiguas, el clima, el nacimiento de los lenguajes, y la relación entre internet y lo vivo.

Además, incorpora referencias artísticas y literarias que enriquecen su discurso. Desde Marcel Duchamp hasta Richard Powers y su novela «El clamor de los bosques», Bridle demuestra que el arte puede ser una vía privilegiada para explorar formas alternativas de relación con lo no humano.

Hacia nuevos modos de existir

«Modos de existir» no es simplemente un libro de divulgación científica o filosofía. Es una invitación a transformar radicalmente nuestra forma de estar en el mundo. Bridle nos anima a desarrollar lo que podría llamarse una «ecología de la atención»: una forma de relacionarnos con nuestro entorno basada en la curiosidad, el respeto y el reconocimiento mutuo.

Esta propuesta tiene implicaciones prácticas en múltiples ámbitos. En la educación, sugiere la necesidad de fomentar un pensamiento ecológico que trascienda las divisiones disciplinarias tradicionales. En la política, apunta hacia nuevas formas de gobernanza que incluyan la consideración de los intereses de seres no humanos. En la tecnología, invita a desarrollar sistemas que colaboren con la naturaleza en lugar de intentar dominarla.

El libro concluye enfatizando que «el destino que elegimos para esta inteligencia es, en todo momento, una decisión ética». Cada día, con nuestras acciones individuales y colectivas, estamos decidiendo qué tipo de relación queremos tener con las múltiples formas de vida e inteligencia que comparten el planeta con nosotros.

La importancia de repensar la inteligencia en la era digital

En la actualidad, la inteligencia artificial y las tecnologías digitales dominan gran parte de nuestra vida cotidiana y nuestras expectativas sobre el futuro. Sin embargo, el libro de Bridle nos recuerda que esta visión es limitada y que la inteligencia no puede reducirse a algoritmos o máquinas.

Este replanteamiento es crucial para evitar caer en una visión reduccionista que ignora la riqueza y complejidad de las formas de vida e inteligencia que nos rodean. Reconocer la inteligencia en sus múltiples manifestaciones es también un acto político y ético que puede influir en cómo diseñamos nuestras sociedades y tecnologías.

La solidaridad como base para nuevas relaciones con lo no humano

Bridle propone que la solidaridad no sea solo un concepto entre humanos, sino que se extienda a todas las formas de vida e inteligencia. Esta solidaridad implica respeto, cuidado y reconocimiento mutuo, y es fundamental para construir un futuro sostenible y justo.

Este enfoque solidario desafía las estructuras de poder actuales y nos invita a imaginar nuevas formas de coexistencia que no estén basadas en la explotación o el dominio.

La educación como herramienta transformadora

El autor destaca la educación como un medio esencial para fomentar esta nueva comprensión de la inteligencia y la relación con el mundo. La educación debe promover el pensamiento crítico, la diversidad cognitiva y la empatía hacia otras formas de vida.

Solo a través de una educación transformadora será posible cambiar las narrativas dominantes y construir sociedades más inclusivas y respetuosas con la diversidad de inteligencias.

Una llamada a la acción colectiva

Finalmente, «Modos de existir» no es solo un libro para leer, sino un llamada a la acción colectiva. Nos invita a repensar nuestras prácticas, políticas y tecnologías para crear un mundo donde todas las formas de inteligencia puedan prosperar.

Este llamado es especialmente urgente en un contexto de crisis ambiental y social, donde las decisiones que tomemos hoy determinarán el futuro de nuestro planeta y sus habitantes.