Ni todos los runners son emprendedores, ni todos los emprendedores son runners. Pero hay conexión. Aparte de las características fisiológicas, una de las mayores cualidades del runner es la pasión en lo que hace, su persistencia, perseverancia. Cualidades muy necesarias para emprender, aunque hay más conexiones que explican el por qué de la buena combinación entre “ser runner y emprender”.

Equilibrio. Se sabe que la práctica del deporte mejora el nivel de bienestar y de calidad de vida. Justo lo contrario de lo que te procura emprender, al menos en sus estadios iniciales. En plena ‘montaña rusa emocional’ de emprender, es importante encontrar una actividad que aporte equilibrio vital. Desde luego no todos los emprendedores son deportistas, ni tan siquiera es un requisito para tener éxito.

Cuando haces deporte con asiduidad -y el running es un deporte que requiere dedicación- te sientes mejor, te relajas, te autosuperas y plantas cara a tus límites. Lo experimento cada vez que entreno. Y eso que a veces el contexto no es el más adecuado, sea por cansancio, sueño, alguna ligera molestia física, humedad, calor, oscuridad o frío intenso.

Un equilibrio que se retroalimenta. “Hay que tener muchas ganas para salir a entrenar casi cada día” me dicen a menudo. Algo similar ocurre con emprender “con lo que está cayendo y tú arrancando un proyecto”.

Competimos contra nosotros mismos. Llevo corriendo desde hace años y aunque he competido federado en algunos deportes, nunca había competido como runner (carreras populares) hasta este año. No es una decisión meditada. Todos tenemos alguna amistad que te empuja, te provoca a participar. Es divertido. Cuando participas hay que acabar. He tenido ‘temor’ por no ser capaz de acabar una competición, pero nunca por quedar peor clasificado o por no ser capaz de rebajar un tiempo. Aunque si mejoras tiempos, mejor. Pero si no, no pasa nada. Lo importante es seguir manteniendo las ganas de entrenarse. Competir es un estímulo adicional, para mí no el principal. No batiré ningún reto ni ganaré ningún campeonato. Como tampoco crearé el próximo Google, ni mi empresa será comprada por ellos. El hecho de ser capaz de crear una empresa que funcione, puede ser motivo de plena satisfacción.

Tesón, paciencia, apuesta a medio/largo plazo. En el running los retos se pueden compartir y socializar, pero son algo individual, personal e intransferible. Me gusta mejorar, aunque más pronto o más tarde, dejaré de bajar tiempos. Además, ese no es el eje fundamental de mi motivación. En realidad, envidio a esos señores/señoras que con 60 años (o más) siguen entrenando y participando en carreras de vez en cuando. Da igual que sean de los que “sólo acaban” o de aquellos que te adelantan tranquilamente en plena carrera cuando tú crees ir al límite. Tienen mi admiración.

Al alcance de casi todos. El ser humano tiene capacidades insospechadas. Yo mismo he sido testigo de pequeños milagros. Amigos que no estando fisiológicamente nada bien dotados para la práctica del deporte, se han comprando unas zapatillas, han empezado a entrenar con paciencia y disciplina, y ya corren maratones, ultra trails, etc.

No hay atajos. Se necesita tiempo. Por más pasión que se ponga, la preparación física lleva un tiempo y unas rutinas imprescindibles. No se puede comprimir el entreno aunque quieras. Tampoco puedes entrenar cada día, ni puedes dejar de estirar o no puedes no descansar. Algo similar ocurre cuando emprendes. El tiempo de las etapas puede variar en función del proyecto, pero las etapas se acaban cumpliendo …o no funciona.

Crea adicción. Cuando tienes que salir a entrenar y no puedes porque estás lesionado o tus compromisos profesionales te lo impiden, te subes por las paredes. La causa son las endorfinas. Una especie de “droga natural de la felicidad” que se segrega con la actividad física. De hecho, se ha comprobado que esta secreción es especialmente intensa en runners, nadadores y ciclistas. Los deportes más aeróbicos. Lo malo es que cuando faltan se echan mucho de menos. El running pude ser una fuente de placer y satisfacción. Cuando esta secreción se produce, nuestro estado de euforia aumenta.

Esto se puede comprobar casi a diario, cuando después de entrenar tu estado de humor mejora. La clave son las endorfinas que segregas, que suavizan el carácter y facilitan bastante la vida. Hay más ganas, más optimismo. No creo que emprender genere endorfinas, pero sí crea cierta adicción. Una adicción que se convierte en estilo de vida.

Un estilo de vida. Efectivamente, el running al igual que emprender, tiene mucho de estilo de vida. El entreno forma parte indispensable de nuestra vida. Emprender también. Quizás por eso, cuando me encontré con un emprendedor que hace seis meses tuvo que cerrar su empresa y me manifestó su intención de buscar un empleo, no me lo acabé de tomar en serio. Hablaba en caliente. Cuando hace unos días me lo volví a encontrar, ya empezaba a barruntar un nuevo proyecto… lo lleva en la sangre.

Atracción por el reto. A los runners nos van los retos. Ya sea bajar de la hora o de los 45’ en una carrera popular de 10 kilómetros, terminar una media maratón…o convertirse en maratoniano. A los emprendedores también nos gustan los retos. Arrancar y empujar proyectos, idear un nuevo servicio que soluciona una necesidad no cubierta, revolucionar el mercado, alcanzar el punto muerto, repartir dividendos, ver crecer el proyecto, etc.

Quizás por eso sea tan recomendable que los emprendedores practiquen algún deporte que sea aeróbico, por algo más que las endorfinas.

Post relacionados: