Con escasos días de diferencia acumulo dos experiencias francamente negativas. Se trata de problemas derivados de las actualizaciones del firmware.

Empezó con una actualización que me “recomendó” Windows Update. En esta ocasión entra la amplia lista había la actualización de los controladores de la tarjeta gráfica Nvidia Geforce 8800 GT. ¿A quién no le gusta estar a la última con todo súper actualizado? Así lo hice. ¿Resultado? que me ha acabado obligando a deshabilitar el dispositivo. O eso, o no tengo ordenador.

Hay algún problema con el nuevo controlador que me impide arrancar el ordenador en normal. Tengo que hacer en modo seguro. He intentado revertir la situación, volviendo a una configuración anterior, pero el problema persiste. Ante la disyuntiva de seguir con el bricolaje Windows y ahondar en mi desesperación o recuperar funcionalmente el ordenador, he decidido deshabilitar una tarjeta gráfica que me costó un buen dinero. Todo un detalle.

Windows Vista-Alien sigue allí. Aunque el sistema operativo no lo recomiende, es preceptivo no configurar las actualizaciones inmediatas con Windows Vista. Eso, o ya te atendrás a las consecuencias.

El siguiente drama, este quizás más serio, lo he experimentado con mi Nokia E-71. Un teléfono móvil poco o nada wow comparado con otros del mercado, pero hasta ahora un dispositivo eficaz y práctico.

Hace poco más de una año lo uso de forma intensiva. El resultado hasta ahora había sido satisfactorio. Su mantenimiento fácil. Haciendo las actualizaciones de firmware que me recomendaba Nokia. Nunca ningún problema, salvo los causados por mi impericia al actualizar el firmware en un ordenador sin back-up de los datos (agenda, contactos,…) con el tremendo susto posterior. Salvo eso, todo en orden.

Pero todo cambió en esta última actualización. La experiencia no ha podido ser más negativa. El rendimiento del dispositivo ha empeorado. Los cuelgues son habituales y se percibe como muy falto de memoria.

Ante tal panorama decidí hacer un hard reset del dispositivo, dejándolo como los chorros de oro y reinstalándolo todo desde cero. Nada. El problema sigue allí. Un móvil discapacitado y un usuario desesperado con cara de tonto.

Moraleja: salvo que sea imprescindible, piénsate dos veces antes de actualizar el software/firmware de los dispositivos. No seas el primero en actualizarlo. Sé que es una de las prácticas habituales (ordenadores, reproductores de música, consolas videojuegos, teléfonos móviles, etc..) y que es una tentación muy grande tener lo último. Contrólate, respira hondo y relájate. En el caso de Windows Vista desactiva cuanto antes Windows Update.

Y que la fuerza te acompañe.

Post relacionados: