Uno de los fenómenos más notables de los últimos tiempos es el entusiasmo desencadenado por la Apple App Store y las aplicaciones descargables desde la misma.

Los millones de descargas, algunas gratuitas otras de pago, han provocado una auténtica fiebre del oro entre desarrolladores, empresarios e inversores. Todos tienen la esperanza de conseguir un hit de ventas.

En realidad el iPhone se ha convertido en un de los pocos lugares donde los clientes están dispuestos a pagar (aunque sea poco) incluso por el software. Todo un rara avis. Esto ha abierto un panorama de posibilidades importante, hasta el punto que ya se especula de si ésta será la próxima gran plataforma, tan grande como la propia web…

Por el momento, la “mobile app mania” se centra en Apple, cuyo tienda de aplicaciones para iPhone y iPod Touch lleva ahora más de 35.000 programas, con 5.000 nuevas aplicaciones que se agregan cada mes.

Esta “mobile app mania” se está extendiendo y los rivales de Apple también han sido contagiados por esa fiebre. En octubre pasado, Google abrió el Mercado de Android, y que ya ha atraído a más de 1.500 títulos. Microsoft, Nokia, Palm y Research in Motion, fabricante del Blackberry, ya han abierto tiendas de aplicación este año o el plan para hacerlo.

Algunos comparan este frenesí con el auge de principios de la web. Sin ánimo de tirar de bola mágica, sí que estamos de acuerdo que la aparición del iPhone constituye un punto de inflexión para el acceso al Internet móvil.

Apple no ha inventado la idea de descargar (y cobrar) programas de terceros en sus teléfonos. De hecho, durante varios meses después de la liberación del iPhone, la empresa parecía reacia a permitir a los usuarios instalar cualquier software en el dispositivo.

Las cosas claras. Mucho antes que Apple, otros teléfonos habían puesto a disposición de sus usuarios miles de aplicaciones disponibles, como Blackberry. Pero la historia es obstinada, tampoco el iPod fue el primer reproductor de MP3 del mercado…

Apple continúa fiel a sí misma. Aprueba una a una, cada aplicación que entra en la tienda (lo sabemos por experiencia), y mantiene su ingreso de 30 centavos de cada dólar que gastan los clientes. Algo similar a lo que negoció Apple con la industria musical. Lo ha vuelto a hacer.

A los clientes no parece importarles. Las descargas de aplicaciones tienen un volumen asombroso (800 millones de euros en la tienda de primeros ocho meses). Los expertos señalan que el factor de atracción es el “nuevo estilo” de software. Las aplicaciones que se encuentran en los teléfonos móviles son más personales que cualquiera puede tener en un ordenador, son hiper portátiles y encima muy “sociales”.

Otro de los rasgos característicos de App Store, es que se trata de una plataforma muy igualitaria. En realidad una gran multinacional puede estar compartiendo protagonismo en la tienda, con una aplicación desarrollada por un programador en su casa. El desafío es idéntico para los dos: captar la atención del usuario en la pequeña pantalla del iPhone (3,5 pulgadas en diagonal).

De las decenas de miles de aplicaciones a la venta, la mayoría nunca son vistas por el cliente. El volumen de descarga inicial, en un corto período de tiempo (el algoritmo es un secreto) marca el futuro de esa aplicación. Sólo unas pocas entran en la lista de best-seller. Si se llega a la lista top 100, se pueden doblar o triplicar las descargas, pero es un mercado imposible de predecir. La inmensa mayoría, mientras tanto, tienen que conformarse con un pequeño número de ventas.


El precio mínimo non-free permitido son 99 centavos, pero algunas empresas han tenido éxito en aplicaciones de venta $10 o más. La realidad es que los bajos precios atraen a los usuarios, mucha gente compra aplicaciones sabiendo que no los utilizan muy a menudo. En promedio, se comenta que la gente utiliza una de 10 a 12 veces, y luego nunca más.

El interés de la App Store no es exclusivamente la venta por descargas. Hay un interés especial por explotar el potencial publicitario de esta plataforma. Algunas compañías como
AdMob publican anuncios en más de 700 aplicaciones para iPhone, consiguiendo tasas de clics entre 1 y 2%, porcentajes muy altos comparados con la media obtenida en web.

Esto ha llevado a anunciantes a desarrollar sus propias aplicaciones de marca (Coca-Cola, Nike, Kraft Foods ,…). Al fin y al cabo, la aplicación sabe quién eres, dónde te encuentras, qué hora del día es…puedes dar a los consumidores todo lo que necesitan cuando lo necesitan, algo que no puedes hacer en otro sitio.

Por supuesto, el ganador indiscutible en esta nueva plataforma es Apple, que sigue controlando esta plataforma con puño de hierro. En los últimos meses, los desarrolladores se han quejado de la duración del tiempo necesario para revisar los programas de Apple antes de que aparezcan en la tienda. Peor aún, sin mucha explicación, Apple ha rechazado arbitrariamente varias aplicaciones…

Y algunas aparecieron y desaparecieron con la misma rapidez, como la Hottest Girl. Al parecer, este efímero best seller murió de éxito y una fuerte sobrecarga (¿calentón?) de servidores obligó a Apple a retirar la aplicación.

Probablemente aquí es donde los rivales de Apple pueden tener una oportunidad. Pero a los rivales de Apple les costará ponerse al día. La App Store, al igual que la hegemonía de PC de Microsoft, goza de los efectos de red: cada vez que un usuario compra una aplicación, crece su vinculación con esa plataforma.

Apple sabe que tiene que garantizar la calidad y dotarse de aplicaciones atractivas. Si tiene que revisar y filtrar las aplicaciones una a una, lo hará. Cualquier cosa para mantener, dinamizar y potenciar esa fiebre del oro.

De momento, Apple con iPhone tenía el 2,7% del mercado a finales del 2007, a principios del 2009 ya estaba en un 10,8% y creciendo.

En Nikodemo esperamos tener pronto disponible –con permiso del Sr.Jobs- nuestra primera aplicación sobre Mundo Cálico. Será gratuita y una buena manera de explorar y aprender esta plataforma.

Vía Fast Company

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