El coche más barato del mundo ya está a la venta. Lleva apenas una semana a la venta (en España se prevé para el 2011) y su precio está algo por debajo los 1.600 euros. Un coche realmente low cost.

La hipocresía occidental alerta que los indios mecanizarán su movilidad con un automóvil a gasolina, en lugar de ir directamente al vehículo eléctrico. Algunos lamentan la pérdida de una ocasión histórica, no sólo de mecanizar de forma sostenibles, sino de liderar una transformación de la industria del automóvil

Alex Castellarnau me comenta que Tata ya está trabajando en versiones diesel, en motores eléctricos para el Nano y otros futuros vehículos. Comenta Alex que igual o más interesante que el vehiculo en si, y en qué medida supone una innovación de producto, es la innovación que el Nano supone en cuanto a su distribución. Alex recomienda la lectura de un artículo de Businessweek (“Learning fromTata´s Nano”), sobre el concepto de Open Distribution Innovation desarrollado por Tata.

En resumen se trata de involucrar a toda una red de empresas en la finalización del vehículo, prácticamente le dan la vuelta al modelo existente. En lugar de tener una red de proveedores que mandan los componentes a una cadena de ensamblado de la marca, los componentes son mandados desde Tata a una red de distribución que los customiza y ensambla.

Desde la óptica del usuario es genial, en vez de estandardizar, customizan la experiencia. Y más en países como India o China en la que la clave está en la complejidad de la red de distribución, y no tanto en el producto en si. Desde luego se trata de un paso muy importante.

No se llega ni de lejos a lo que proponen otros soñadores, como José Morales Barroso, que concibe un “Vehículo Ultraligero Híbrido conectable a la Red”. “Partiendo de la hipótesis de regalar uno a cada agricultor, con un diseño abierto, de modo que los componentes pudieran fabricarse libremente, lo que abriría una industria parecida a la de los PCs clónicos, se podrían reparar en cualquier sitio y podrían tener una duración indefinida, cambiando los elementos que se fueran desgastando”.

Según
José, un vehículo de este tipo, “que sería extremadamente sencillo, consumiría, según mis cálculos, entre 1 y 1’5 litros/100 km de cualquier tipo de combustible, incluyendo aceite de cocina gastado (este motor ya lo probó Volvo hace muchos años). Poco motor, poca batería y poca estructura: muy bajo coste”.

Los más realistas, e inevitablemente un poco irónicos, como mi ex compañero Marcel Coderch (“La fantasia dels cotxes elèctrics”) lo tienen claro “Dejemos de soñar y toquemos con los pies en el suelo. Tengamos presente una cosa que a menudo olvidamos: la naturaleza ha dispuesto de 4.000 millones de años de prueba y error hasta llegar a determinadas soluciones a los problemas de supervivencia de los seres vivos, y que es muy difícil que en unos pocos siglos nosotros seamos capaces de mejorar estas soluciones, por más ciencia que le pongamos. La mejor manera que ha encontrado la naturaleza de captar energía del sol es con la fotosíntesis de los vegetales, y la mejor manera de almacenarla es en formas de cadenas de hidrocarburos”.

Duro, pero más claro imposible.

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