En una entrevista a La Vanguardia, Steve Ballmer nos regalaba con una de aquellas frases para enmarcar: “Ninguna empresa puede dormirse y seguir haciendo lo mismo año tras año”. La entrevista es interesante aunque tiene su borrón (o no). Igual tengo la piel muy fina, pero para mi gusto, Ballmer empañaba sus palabras con un desliz de soberbia. Decir que en el 2018 lo “único que tiene seguro es que [Microsoft] seguirá siendo líder”, queda mal, francamente mal. Probablemente tiene sólidos argumentos para tal afirmación, pero es un comentario que afea la entrevista.

Habría que recordarle que Microsoft, a pesar de su liderazgo, también es conocida por su proverbial capacidad de llegar “cinco minutos” tarde a casi todas las revoluciones… Y que su último gran lanzamiento, el W.Vista, parece que ha hecho más por Apple que el propio Steve Jobs.

Se me antoja difícil que si la actitud del CEO es esa, la actitud de la empresa y sus relaciones con sus usuarios vayan a evolucionar. Como dicen Peppers y Rogers (en el libro “La empresa en movimiento”) “aunque los beneficios actuales sean excelentes si no dispones de capital social de clientes tampoco dispone de ganancias futuras”. Y rematan con un “Si ser honrado con sus clientes supone entrar en conflicto con los objetivos financieros de su compañía, deberá mejorar su modelo empresarial o establecer uno nuevo”.

Dicen que la innovación es –cada vez más- un acto social. Ya no sólo por el poder emergente del crowdsourcing o la sabiduría colectiva, sino porque la confianza del cliente es prioritaria, hoy más que nunca.

Frente a la soberbia, humildad. Los expertos nos explican que cuando no hay metodología, pero se innova, eso es suerte. Pues será que en Nikodemo hemos tenido bastante suerte. Suerte o que estamos poniendo mucho empeño en ello. Eso y que nuestros usuarios nos ayudan a obtener el equilibrio necesario, haciéndonos estar con los pies en el suelo. Nos exigen mucho y nos critican sin rodeos cuando creen que es mejorable, pero también no perdonan cuando comentemos errores -sin malicia-, porque lo que hacemos, lo hacemos con honradez y transparencia.

Somos atrevidos, pero las cosas cambian. Hoy la situación no está como para ir haciendo costosos experimentos que comprometan la cuenta de resultados. A pesar de ello estamos motivados a insistir en formatos y caminos innovadores. Será un exceso de optimismo o un punto de locura o inconsciencia, no lo sé. Pero sí que vemos una gran oportunidad para la innovación. Será que la necesidad aprieta y que sólo se innova cuando el zapato te aprieta…

Buscamos resultados en el tiempo (cuanto antes mejor) y tenemos muy claro que hay que medirlos. Desde todas las vertientes, incluida ¿Por qué no? la posible monetización. Eso sí, sin perder de vista que siempre hablamos de usuarios.

Una de las formas más prácticas que nos hemos propuesto es acercarnos a diferentes “puntos calientes” de demanda de innovación. Empresas u organizaciones que piden a gritos reestudiar/reinventar su “negocio”, identificando necesidades ignoradas e insatisfechas en sus respectivas actividades. Estamos iniciando la innovación en puntos en los que pretendemos convertir “problemas” en “ideas”. Y oportunidades de negocio.

¿Es posible hacerlo desde una empresa de 13 personas, dedicada al entretenimiento? Por supuesto. Para nosotros la innovación es estratégica. Nos abre la puerta del futuro. Es una prioridad, está alineada a los intereses de los accionistas e incorporada a la propia estrategia.

De momento hemos detectado dos áreas: educación y música/entretenimiento,… pero seguirán más. Como dicen Pepper y Rogers “el éxito requiere innovación constante” y nosotros no podemos perder ni un minuto.

No sé si seremos locomotora o iremos en el vagón de cola. Confío en lo primero, pero con humildad y siempre honrados con nuestros consumidores.

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