Lo que Google no consiguió, lo está consiguiendo Facebook. El crecimiento exponencial de Facebook los últimos meses (especialmente gracias a su versión en español) está generando cierta angustia social. Me explico. Facebook da infinitas facilidades para compartir fotografías, crear grupos de lo más variopintos (cada vez más raros), comentarios que deslavazados dicen poco de uno mismo, pero que unidos permiten perfilar una identidad digital bastante completa.

Evidentemente esta información es pública y accesible. En un contexto donde las relaciones (personales y profesionales-laborales) se están viendo cada vez más influenciadas por la información acerca de nosotros que circula libremente por Internet, generada por nosotros mismos o por nuestra red de relaciones, no es algo trivial y hay que prestarle atención.

Al final “todo comunica”. Especialmente en los tiempos actuales, lo que se dice de ti, es mucho más relevante que lo que dices de ti mismo. Sea un comentario, foto o video.

No es cuestión de ir con cara de palo por la vida, ni tampoco obedecer al rancio canon de “ser virtuosos y respetados miembros de la comunidad”. Pero hay que entender que si un posible empleador o cliente, encuentra fotos de ti y de tu última fiesta, totalmente ebrio, bailando sevillanas sobre una mesa… puede que le guste o puede que no. ¿Esto nos inhabilita automáticamente para el puesto? ¿O para el contrato? Esto dependerá de cada caso.

Quizás el gran problema no es tanto lo que puedan decir o no de uno, ni lo que uno hace o dice de sí mismo (aunque algunos deberían revisarlo), sino determinadas fotografías que pueden tomarse con el consentimiento o sin él, y que pueden llegar a violar la intimidad de la persona.

Todos, armados con nuestros móviles con cámaras fotográficas (y de video) nos convertimos en paparazzi en potencia. ¿Nos escandalizarnos? Mejor no perdamos el tiempo en lamentaciones o alarmismos inútiles, aprendamos a cómo adaptarnos.

Las nuevas generaciones lo están viviendo en todo su esplendor. Quizás por eso, en la escuela de mis hijos (son adolescentes) se prohíbe usar la cámara del teléfono móvil en todo el recinto ¿Casualidad? Para nada.

La red es cada vez más omnipresente y ubicua, para ti y para los que te rodean. La realidad es que, nos guste o no, nos toca vivir en este contexto. Hay que armarse de sentido común, preveer determinadas situaciones y aprender –desde ya- a gestionar nuestra identidad digital.

Eso sí, sin que cunda el pánico. No estamos ante una epidemia, ni bajo amenaza terrorista. Sólo hay que ponerse al día, conocer el terreno que se pisa y tomar la iniciativa.

Pero personalmente tengo muy claro que si tuviera que contratar a alguien, antes de hacerlo, googlearía su nombre. Qué cada cual sea consecuente. Ahora y en el futuro.

Post relacionados: