Estos días leemos datos que nos indican el incremento de la cuota de la marca blanca en la distribución. Con récord incluido. En el mercado español ya representan casi un 33% de preferencia respecto a las otras marcas. El incremento anual superior al 2%, demuestra a las claras, que cada vez nos cuesta más rascarnos el bolsillo.

Esa mayor sensibilidad al precio se traduce inevitablemente en una polarización ente las marcas líderes y las marcas blancas.

Pero hoy no quería hablar del poder de la marca, sino de esa polarización del consumo. Siguiendo con la distribución, no sorprende el incremento de ventas de los formatos hard discount (+12%). Pero insisto, no se trata de un hecho aislado. Así en telefonía sucede que son las operadoras móviles virtuales (Yoigo, Simyo,…) las que van ganando cuota de mercado…. Eso sí, en perfecto armonía –y ahí la paradoja de polarización- con los que están (estarán) dispuestos a casarse in eternum con una operadora, para conseguir su iPhone.

Si cambiamos de pista y miramos al mercado del automóvil, éste continúa su descenso de ventas. Durante los primeros cuatro meses del año ya acumula un descenso del 11,5% algo que contrasta con el buen comportamiento de ventas con algunos grupos fabricantes de artículos de lujo. ¿Polarización?

Aunque admitamos que hay fenómenos extraños en el mercado de automoción, auténtico tótem social, especialmente en el ruedo ibérico. Me refiero al prototipo del coche de nuevo_rico, el Porsche Cayenne, el estándar del otrora exitoso empresario del ladrillo.

Pues parece que no está pasando un momento especialmente fácil. Según cuentan algunos directores de sucursales bancarias, muchos de sus opulentos propietarios, se están deshaciendo aceleradamente de sus ostentosos vehículos ante la imposibilidad de seguir afrontando sus millonarias cuotas mensuales…

No sé si empieza la era low cost. No tengo ni idea si acabarán triunfando esos modelos de automóvil –tan horrorosos- de bajo coste. Más bien, me inclino a pensar, que lo que de verdad está desapareciendo, es la clase media. Porque los ricos de verdad, seguirán comprándose sus Ferrari o Aston Martin (también sus Cayenne). Mientras que el resto de los mortales tendremos que buscar la fórmula más equilibrada. ¿Cuál será? Quizás sea el transporte público, practicar el carsharing, alquilar el coche en vacaciones o… comprando un Tata Nano.

PD. El Porsche Cayenne me parece un poco ordinario, antes prefiero cualquier modelo de 911… 😉

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