Apunta Alessandro Baricco en “Los Bárbaros, ensayo sobre la mutación” que “Google es lo más parecido a la invención de la imprenta que nos ha tocado vivir”. No lo dice gratuitamente. Google cumplirá su décimo aniversario el próximo mes de septiembre y el resto de los mortales todavía seguimos preguntándonos acerca de lo que nos espera.

No seré yo quien haga pronósticos… Pero sí que lanzo algunas reflexiones de fondo sobre lo que creo que está aconteciendo, en este caso en el terreno de los medios.

El previsible final de la tiranía de la audiencia, si por ello entendemos el fin de la obligatoriedad de plegarse a los excesos de mensajes comerciales. Estamos acostumbrando nuestros sentidos a desconectarlos despreciando todo mensaje comercial molesto. Quizás sea el fin de la tiranía publicitaria. Pero, ¡ojo! Como editores seguimos manteniendo una esquizofrénica relación de amor-odio con el pago de los contenidos… cuya inercia (¿es tendencia?) nos lleva al gratis –casi- total.

¡Pura contradicción! Efectivamente, porque los modelos puros están en cuestión. Se trata de encontrar el modelo económico alrededor del contenido… a mitad de camino entre la explotación publicitaria y los contenidos o servicios de pago ¿Cómo? Ese es el reto.

El panorama de los medios sigue evolucionando. A corto plazo no parece que vaya a sufrir un tsunami como la música o la fotografía, pero tengo mis dudas acerca de “que todos los medios de comunicación será digitales”. Aunque lo diga el gran jefe de Microsoft Steve Ballmer.

La realidad es que llevan (llevamos) pronosticando el fin de los medios impresos, y lo que se está viendo, es una mutación de los mismos. Con un uso mucho más inteligente de los contenidos, los editados y los generados por el usuario, conjugados con más o menos acierto en atractivas experiencias de usuario…

Que nadie se me enfade, pero si no hay inversión suficiente (ni de lejos) para llenar de publicidad tantos soportes… ¿Para qué someterse a la tiranía de la audiencia?

¿Cuál es el sentido (y la rentabilidad) de cosechar cifras de audiencias millonarias si no hay capacidad de monetizarlo? A pesar de Google y su AdSense.

Lo digo en sentido amplio. Un contenido exclusivo en una ventana convencional puede dar mucho dinero (retransmisiones deportivas)… y una audiencia diaria millonaria (usuarios únicos, páginas vistas,…) puede ser un agujero negro, imposible de monetizarlo dignamente más allá de campañas bulk, con un CPM ridículo que no da ni para pagar la luz.

Pero encima de esa ventana tradicional se ven los nubarrones. Será el fin de difusión de televisión ¿del broadcasting? No quisiera cometer la misma torpeza que con los pronósticos de desaparición de los medios impresos, pero se me antoja cada vez más complicado cualquiera que no sea dirigirse a fórmulas on-demand donde el usuario elige él qué, el cuando, el cómo y el dónde.

¿Convergencia televisión e Internet? Eso esperamos. Youtube ha significado una revolución… interrumpida. El buen contenido es caro y los propietarios del contenido no viven del aire.

Pero el cambio es irreversible. A los incrédulos, les ruego que se limiten al ejercicio práctico de observar a los nativos digitales (los menores de 20 años) y el consumo que hacen –hoy- de los medios… Más claro imposible.

Por si no fuera suficiente, el fenómeno de la socialización que todo lo impregna, ha acabado por despistar a la industria publicitaria (medios incluidos). Más allá de las redes sociales, que siguen restando la atención del usuario a los medios tradicionales, encima va y el fenómeno blogger, lejos de ser algo puntual, se extiende como una plaga. Tanto la producción como el consumo. Más complicado imposible. Y si no, que pregunten a los planificadores de medios, a las agencias y a los anunciantes. Nadie sabe como coger al toro por los cuernos, en verdad no se sabe si es toro o qué es…

Y ahora va y aparecen los políticos con ganas de gresca. Insisten en amordazar ese auge blogger, bajo excusas peregrinas, pero sólo por el hecho de ponerlo bajo sus focos, consiguen justamente el efecto contrario.

En todo caso, sí que hay aspectos contrastados que ya deberíamos incorporar a nuestra mochila particular: una mayor necesidad de criterio, de cuidar la reputación, de incorporar filtros (“sociales”?) adecuados,….

La revolución digital empezó sin Google. Ahora vivimos su década. No sabemos si su hegemonía será tan longeva como lo fue la de IBM o la de Microsoft. Pero esa es una pregunta retórica. Sinceramente, a mí sólo me interesa asimilar y recordar, que la generación que gobernará nuestra sociedad, ya no mira el telediario, son mainstream en muchas cosas, pero no en cuanto a consumo de medios…

Ahora que ya lo sabemos, sólo falta averiguar cómo lo monetizamos.

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