Nos cansamos de cantar las excelencias de las redes sociales. De la explosión de los medios de comunicación social en el 2007… Pero, paradojas de la vida, las grandes redes sociales empiezan a perder audiencia y todavía más acusada, es la bajada en el promedio de minutos que cada usuario pasa en estas grandes redes.

Tal como apunta Manuel Ángel-Méndez en El turno de las redes verticales” el descenso es de 3,5% menos en MySpace, el 7% menos en Facebook y LinkedIn y el 40% menos en hi5.

No obstante, nadie puede mantenerse ajeno a este fenómeno social, cultural y de negocio. Porque mientras unas bajan ligeramente, otras -las redes sociales especializadas- empiezan a despuntar.

Es rara la semana que no se nos acerca a Multiplica alguna compañía para que la aconsejemos acerca de cuál puede ser su relación con las redes sociales y ver de qué forma se puede integrar en su estrategia.

Me atrevería a afirmar que estamos ante el principio de una nueva forma de marketing (¿otra?), lo que algunos avanzados ya han etiquetado como “social influence marketing” (SIM).


Guste o no guste, la Web 2.0 no ha muerto, va a más, sólo que ahora se está especializando. Las redes sociales están aquí para quedarse y la prueba de ello, es que estas importantes redes son más importantes –en términos de número de usuarios- que los sitios web “clásicos”.

Por esta razón creo que el SIM requiere nuevas estrategias, tácticas, y nuevo manual de uso. Sobretodo mucho aprendizaje. Involucrar a los consumidores será (es) más difícil cada día. Efecto inmediato: el cliente nunca ha estado más alejado de la doctrina publicitaria clásica.

Olvidémonos del marketing de “embudo”. El ciclo de venta está mutando. Cada vez es menos lineal, menos en forma de embudo -y tal como apunta acertadamente Shiv Singh de Global Strategic Initiatives- es como una pintura de Kandinsky.

Las revisiones de colegas, las redes sociales, los blogs, microblogs, mundos virtuales, los wikis,… impactan necesariamente en el proceso de compra del usuario y previsiblemente también están moldeando su lealtad hacia las marcas. Será interesante profundizar en métricas que permitan medirlo con precisión.

Algo que sí observo como una necesidad o requerimiento, es la hibridación de las redes sociales con el mundo real. Aunque como bien me apuntó un importante cliente esta semana, eso ya es innovación. Curioso, curioso…


Las redes sociales toman formas diversas. Más aún si hablamos en términos de determinados sectores (viajes, finanzas, ocio,..) y de marcas concretas. No deberíamos obsesionarnos en réplicas exactas de lo típico. Hay que hacer el ejercicio de pensar seriamente qué son y qué pueden significar para nuestro negocio. Pero en su forma extendida. Al fin y al cabo, los SIM influyen más allá de los clientes (a los empleados, accionistas, proveedores…) lo que podría llegar a modificar a la propia organización de la empresa ¿Acaso el crowdsourcing no es fenómeno real?

Reconozco que a una inmensa mayoría de compañías les suena a ciencia ficción. Pero insisto, la necesidad nos obligará (antes de lo que esperamos) a reflexionar sobre el comportamiento de estas redes, en cómo pueden afectar a nuestro negocio y decidir de qué forma nos sumergimos en el social influence marketing.

Suerte, la necesitaremos.

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