Disculpa la ironía. Quizás lo peor de la noticia es que los impulsores son parte muy interesada en el asunto y que el titular que aparecía en diversos medios digitales es –en mi opinión- descaradamente sensacionalista-: “Los internautas son más activos, tienen más amigos y padecen menos depresiones”


Eso es así según concluye el informe Proyecto Internet Catalunya (PIC), impulsado por la UOC y financiado por la Generalitat y co-dirigido por Manuel Castells e Imma Tubella.

En palabras de sus co-directores la gran revelación del estudio es que activa la sociabilidad. Una afirmación que contradice la creencia habitual de que Internet “aísla y enajena”. Otra de las revelaciones y confirmaciones es que “Internet es el elemento clave para la autonomía personal, política, económica y profesional”

“Cuánta más autónoma es una persona más utiliza Internet, y a su vez, este uso refuerza su autonomía”. O sea la red convertida ya en una «plataforma de expresión del emprendimiento, la iniciativa y la libertad».

Según el sociólogo, la red «requiere un determinado nivel educativo», porque «nos hallamos ante una sociedad de la información desinformada y esto no lo resuelve Internet». También afirmó que Internet «profundiza la brecha más histórica: la educativa».

El estudio muestra que el 83% de jóvenes de entre 15 y 24 años son usuarios habituales de las nuevas tecnologías, por lo que su reivindicación en los centros educativos se convierte en algo necesario.

De la misma forma que en su condición los educadores deberían enseñar a utilizar y a convivir simultáneamente con las cuatro o cinco pantallas: la del televisor, el móvil, la consola, la agenda electrónica y el ordenador.

Al final la conclusión es que Internet es una parte inseparable de nuestra vida, que nos puede hacer mejores. Aunque estamos expuestos que algún día un grupo de expertos designe el uso insistente y continuado de Internet, como una adicción y lo etiquete de desorden mental comparable al alcoholismo.

Sabemos que hay una cara A y una cara B y que hay que tener criterio para usarlo. O eso o convertirnos en parte de ese 39% que no lo usan porque todavía no le han encontrado utilidad… Ni para bien, ni para mal.

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