Estoy convencido que en un futuro próximo la gente pagará -y mucho- para gestionar su identidad digital. Lo complicado (y ahí está la oportunidad) es que la identidad digital es en realidad el resultado difuso de cruzar diversas disciplinas, que interactúan y se retroalimentan, simultáneamente y de forma permanente.

El próximo miércoles tengo que dar una charla sobre identidad digital. Dispondré de muy poco tiempo, así que me he dedicado a resumir lo imprescindible en 10 grandes trazos o ideas -muy de sentido común- que intentaré explicar… Desde luego que escribir es más fácil que hacer, así que ya admito de antemano que algunas de las ideas o consejos que describo, en ocasiones, soy el primero en incumplirlas. Pero ahí queda eso.

Hay una primera idea que es indiscutible: la identidad digital es necesaria. Por varias razones. Porque los empleos para toda la vida son algo del pasado y porque en un entorno de crisis todavía se agrava más la incertidumbre y se dispara la necesidad de proveernos de mecanismos de seguridad profesional. Tener un “buena” identidad digital es uno de esos mecanismos. Esencial en un entorno que se está digitalizando rápidamente. Sólo hay que mirar a nuestro alrededor para comprobarlo. Nadie se puede esconder. Y el que no está en Internet….cada vez es más pequeño.

La segunda idea tiene un carácter introspectivo. Todos deberíamos pensar en nosotros mismos, en términos de marca (marca personal). Hacernos la diabólica pregunta de ¿Qué quieres ser de mayor? Cuya respuesta es determinante para intentar responder el qué, el hacia dónde y el cómo orientar nuestra “marca personal”.

La tercera idea es evidente: practicar el blogging y/o el microblogging. Poco que añadir que no se haya repetido cientos de veces: foco, autenticidad, perseverancia, escuchar y preguntar, etc… Bueno sí, añadiría un consejo clásico: escribe tanto en tu blog, como comentas en otros.

La cuarta idea es la de escribir un perfil en las redes sociales. Imprescindible para dejarse ver y para enumerar tus logros y méritos. Pero tan importante es escribirlo, como mantenerlo actualizado, algo complicado cuando participas en varias redes…

La quinta idea es que las redes sociales son algo dinámico. O sea que para que tengan valor tienes que invitar a tus amigos y contactos. A diario. Piensa que esta red de contactos profesional y –supuestamente- de confianza, te acompañará siempre. Cuanto más importantes, auténticos y de confianza sean tus contactos, mejor. La gente compra gente, no lo olvides. Una recomendación: las redes hay que desarrollarlas y cultivarlas especialmente cuando no se necesitan. Parece un contrasentido, pero no lo es.

En sexto lugar, la regla de los cuatro “NO”: no mentir, no excesos digitales (también lo digital tiene que ser “equilibrado”), no spam social y no escribir en “caliente” (te arrepentirás). ¿Sencillo verdad?

La séptima idea hace referencia a la espinosa cuestión de la privacidad. Aquí lo tengo muy claro: “la privacidad empieza por uno mismo”. Tú decides qué quieres mostrar a la Red y hasta donde quieres llegar ¿tobillo o muslo?

En octavo lugar una cuestión sobre la actitud. Intentar ser siempre generoso y honesto. Aunque en Internet hay de todo, se llega más lejos siendo buena gente (que no primo) que haciendo el troll.

En noveno y penúltimo lugar, sugiero armarse de paciencia. Construir tu identidad digital, no es cuestión de horas, ni de días. Es de meses o años. No hay atajos (y mejor no intentarlo) pero… ¡empieza hoy mismo!

En último lugar, pero no por ello menos importante, es medir la salud de nuestra identidad digital. No es tarea fácil. Para empezar no es sencillo ni establecer el criterio objetivo sobre el que evaluar tu identidad digital. Dependerá de cuál sean tus objetivos y pretensiones. Blog, redes y buscadores. De ahí tiene que salir una medida que nos indique si mejoramos o no.

Y tú ¿qué añadirías?

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