El pasado viernes asistí a una sesión de “ortodoxia bancaria”. Obligado por las circunstancias tocaba reunión con el director de oficina de nuestra caja. Todavía no lo conocía. Hemos cambiado de oficina recientemente, aunque no de entidad, hartos de la ineptitud del funcionario de la anterior oficina.

De entrada reconozco y admito el error de no pisar más a menudo la oficina del banco. Es como lo de acudir al médico sólo cuando no te queda más remedio. Malo. Para no aburrirte con detalles, te diré que la sesión tuvo un aspecto bueno y otro malo.

El detalle positivo fue comprobar que nuestro actual director de oficina, es una persona bastante más competente que la anterior. Diría que incluso hace muy bien su trabajo y además intenta ayudar a sus clientes. Por tanto, es cierto, existen. En su caso aporta soluciones, no problemas como el anterior.

El aspecto negativo, previsible, fue que nuestras necesidades de tesorería y su ortodoxia bancaria no se llevan demasiado bien. Aunque la conversación fue descorazonadora, fue pedagógica. Sin duda, digna de ser grabada en video para futuros emprendedores.

En resumen fue un “esto antes se podía hacer, pero ahora no”. Las condiciones se han endurecido hasta un nivel extraordinario. Pronto llega la pregunta retórica de “¿los socios no podéis poner más dinero?”. “¿Si lo tuviéramos, estaríamos aquí hablando contigo?” Respondo. Está claro, si fuera rico o un rentista privilegiado, no me habría pasado una hora en el despacho del director, con el estómago encogido, tratando de pensar en soluciones aceptables de acuerdo a su ortodoxia.

Hablar de la crisis aburre. Dicen que incluso produces malas vibraciones a la gente, que eso no es inspirador y que “esto lo tenemos que arreglar entre todos”. Seguramente. Pero aunque no perdamos un minuto hablando de ella, recordemos que es gigantesca y ya lleva dos años erosionando pertinazmente nuestra economía.

Ser empresario y no hablar de bancos es imposible. Hay que convivir con ellos, algo bastante desagradable, especialmente cuando los necesitas. Como dice Ramon Aymerich en Una de banqueros” vivimos con un “sistema financiero hipertrofiado”. No están en este mundo para repartir generosidad y no destacan por su altruismo. Al conjunto de las entidades financieras no les va peor que en otros países, al contrario “hasta ahora ha salido bastante bien librada del lío”. Otra historia será como continúe el cierre de empresas, creciendo el paro,… Un paro en masa, puede acabar con todo. Bancos incluidos.

A los políticos no se les espera, ellos a lo suyo. Cuando preguntas por los “nuevos ICO” anunciados por el Gobierno, la respuesta tiene poco que ver con lo explicado por los voceros oficiales ¿Alguien miente?

La cuestión es que tocará sobrevivir con ello. El problema no es la crisis, es el dinero necesario para hacer viable el modelo de negocio. Comprobarlo justo ahora, en el mejor momento de Nikodemo, es toda una ironía.

Digo todo esto para que nadie me acuse de pesimista o llorica. Hay esfuerzo, talento, ilusión, ganas y energía… pero el dinero escasea, corrijo, ya no hay.

La casualidad ha hecho que estos días haya tenido conversaciones sinceras con personas con las que tengo una relación especial y máximo respeto. Algunos emprendedores, empresarios, otros reputados profesionales de larga trayectoria y con años de experiencia. La sorpresa ha sido cuando al hablar a calzón quitado, transparente, fuera de focos y cámaras, me han revelado su situación: alguno de ellos está personalmente arruinado, otro sin ingresar un euro este mes y otro con una previsión de ingresos incierta a 45 días vista.

Puede que esa sea una foto parcial, pero es una foto real. La sensación de soledad es extrema, pero no están solos. Hay mucha más gente emprendedora en apuros. Sé que eso no mejora la tesorería de la empresa, pero amortigua la sensación de apestado.

Habrá que intentar demostrar éxito del modelo de negocio al margen de la ortodoxia bancaria. ¿Es eso posible?

Post relacionados: