Sólo hay que echar una mirada a los titulares de la actualidad para darse cuenta que los intentamos mantener el vaso medio lleno, estamos permanentemente a prueba sometidos por las miserias de nuestro entorno.

La cosa pública aparenta ir de mal en peor. Hay mucho ruido y empieza a costar mantener cierta objetividad. Leo un titular que me azuza en esta línea: ‘El aeropuerto de Barajas cierra una pista por la ausencia “imprevista” de una controladora’. Sí, se refiere a esa casta de profesionales con sueldos de 350 mil € al año. Episodio casi surrealista, más teniendo en cuenta que AENA arrastra una deuda de 11.000 millones de euros. ¿Tomadura de pelo? Lo parece.

Este tipo de episodios arruinan la reputación de una economía que espera vivir más que nunca del turismo. Sigo. Otro mal favor a la proyección internacional de la marca España, ha sido el episodio con la web de la presidencia española de la UE.

Cuatro días después de estrenar la presidencia española, salta la noticia que un ‘hacker’ ataca a la web de la presidencia española de la UE. El “ataque” consistió en colgar en la página una imagen de un sonriente Mr.Bean. Una noticia que fue portada y encabezó numerosos medios de comunicación.

Al menos los ‘hacker’ tienen sentido del humor, pensará alguno. El episodio quizás no sea tan casual. No tanto porque a los hackers les guste perder el tiempo con esa aburrida web (menos ayer, claro) sino porque por la red se extendió la “noticia” que se sabía que el encargado de prestar asistencia técnica y seguridad era Telefónica… por un total 11,9 millones de euros. La historia perfecta con los sospechosos habituales.

Bueno, al final parece que las cosas no son siempre como parecen en un primer momento. Afortunadamente hay personas que prefieren llamar las cosas por su nombre (vía @albero me llega “Algunos datos sobre el presunto hackeo…”). Nos evitan elevadas dosis de seguidismo o peor aún, demagogia. Vivimos tiempos artificialmente polarizados y conviene ser más objetivo y tener criterio propio. Pero la realidad es que ni fue un hackeo, ni Telefónica es la responsable de seguridad de esa web. Lo demás es desinformación y/o ganas de manipular.

Mientras escribo este post, me viene a la memoria una conversación mantenida en el “Distrito C” (de Telefónica) hace unos meses, donde alguien muy cabal me comentaba con ironía, que algunos de los ‘guardianes de la esencia de la red’, que criticaban permanentemente determinadas actuaciones de la operadora en el ámbito de los social media, eran luego los primeros en ofrecer amablemente sus servicios de consultoría a la operadora. La negativa a contratarles sus servicios, claro está, alimentaba el bucle…

Volviendo al episodio del pseudo-hackeo, algunas horas más tarde, cuando se iba aclarando el suceso, algunos se “disculpaban” por la excesiva rapidez en los retuits de la “noticia”. Ese es el espíritu. Como dice Vicente Verdú en su muy recomendable artículo “La crisis nos puede salvar”, afortunadamente hay una generación que está por la labor de hacer las cosas de una manera diferente…

Sugería @mmadrigal, el auténtico protagonista de que se aclarara el episodio, “Duden de todo lo que lean. De todo. Intenten aclarar, documentarse y cribar la información que reciben. Eso es ser 2.0, lo demás pamplinas

Añadiría, de paso, que convendría desenmascarar y esquivar a los que disfrutan con su comportamiento tóxico o simplemente venden su alma por un plato de lentejas. Que como todo el mundo sabe, no es obligado aceptarlas.

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