La caída de la publicidad en televisión en España ya no sorprende a nadie. La inversión en prensa todavía va peor (-33%). Según el último estudio de Infoadex, en el primer semestre de 2009, el gasto en publicidad en los medios convencionales cayó un 29,2% respecto a 2008, hasta 2.578,6 millones de euros.

La inversión de los anunciantes en las cadenas de TV cae más que en el total de los medios (29%). Sólo La Sexta (+13,4%) y los canales de televisión digital terrestre (TDT) muestran crecimientos positivos en su publicidad. En las cadenas nacionales, la parte de TDT en abierto ha pasado de 9 a 24 millones de euros, con un crecimiento del 167,7%.

La publicidad en radio cayó un 20%, mientras que en Exterior, con una inversión hasta junio de 178,5 millones, se redujo el 22,8%. El cine, pronto no saldrá ni en la foto, al ser el medio que más decrece y con una inversión de 5,8 millones de euros respecto a los 11,1 millones de euros del primer semestre de 2008 o sea un -47,6%.

Tan sólo Internet mantiene la cara, con un raquítico +2,6% hasta alcanzar 113,5 millones de euros, representando un porción enana de la tarta publicitaria con un pequeño 7% de la inversión total.

Me sigo preguntando cómo resistirá la industria esta caída tan brusca. Y no sólo me refiero a los medios/agregadores de contenidos, también me refiero a las productoras que suministran gran parte del contenido y especialmente a toda la industria publicitaria (centrales de medios, agencias….) tan acostumbrada –ésta última- a vivir con unos márgenes muy generosos hasta hace cuatro días.

Una anécdota para ilustrar cómo está el mercado. Hace pocos días recibía una llamada de una central de medios que me preguntaba si había hablado con determinado anunciante. Mi respuesta fue afirmativa y además que ya le había enviado presupuesto. Repuesta del intermediario: “el anunciante quiere hacer la campaña, quiere anunciarse en vuestra web y quiere hacerlo a través de nosotros”, “pero si no me bajas los precios, ahora no podré ganarme nada”…. “incluso perderé dinero y tendré que comerme parte de mis honorarios”.

Lo dicho, la revolución por la tarta publicitaria ya ha empezado.

Vía Expansión

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