El pasado sábado me invitaron a participar en la sesión “Empendre Futur” (emprender futuro) organizado por Stic.cat.

Fueron un total de dieciocho los emprendedores que presentaron en rápidas intervenciones de cinco minutos (mi intervención, en catalán pero se entiende bien aquí ) su aproximación o reflexiones acerca de la innovación. Lo bueno de este formato es que permite conocer de una tacada un montón de casos y estilos, que de otra forma sería imposible.

Es un formato exigente con los ponentes, que requiere concentración y mesurar muy bien el discurso, sino quieres que te quiten el micro… pero muy dinámico y atractivo para la audiencia.

Todas las intervenciones fueron interesantes, aunque algunas sobresalieron. Sin duda la más emotiva fue la de Georgina Regàs, una venerable abuela-empresaria, teóricamente “jubilada”, que transmitió una energía y convicción tremenda. La misma energía que la ha llevado a tirar adelante recientemente el Museo de la Confitura, de la que es su principal emprendedora y su directora.

Una lección para todos. Mujer, nacida en la posguerra, curtidísima, que sólo lamenta tener poco tiempo por delante, demasiado poco para hacer lo que a ella le habría gustado, pero el suficiente para “hacer lo que le dé la gana”.

Sin ánimo de dar lecciones a nadie, nos arengó a todos los presentes a no excusarnos bajo las circunstancias adversas de la situación actual, ni a los desatinos de nuestros gobernantes. Como ella misma nos contaba, la posguerra sí que eran condiciones crudas, nadie esperaba la ayuda de nadie (menos de aquel gobierno). No cabía esperar que nadie te echara una mano, por lo que la iniciativa y el empuje personales, eran el motor de todo.

Su testimonio vital lo remató trasladando al presente un consejo que le dio un viejo profesor, “la única mano que encontrarás, es la que hay al final de tu brazo” apuntó.

Afortunadamente los tiempos han cambiado. Si bien el esfuerzo individual es más importante que nunca, con el cambio de paradigma ha surgido un fenómeno social gracias a la tecnología que aunque inmaduro, quizás nos haga a todos un poco mejores.

Me reafirmo en mi post de hace unos días. Los emprendedores no estamos solos –el que busca encuentra– ratifico mi interés por desarrollar la red de intereses para proyectos innovadores y confirmo mi apoyo a eventos de “agitación social y cultural” que tanta ilusión e interés han puesto la gente de Stic.cat.

Desde luego ahora es el momento para buscar optimismo, iniciativa y tener atrevimiento. Los humanos cuando nos lo proponemos podemos construir momentos de una intensidad, belleza y fuerza extraordinaria, desde Anfield y para quien guste de un extra de adrenalina, sugiero You’ll Never Walk Alone.

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