Qué ingenuidad la mía. Hace unos días escribí un post donde aplaudía el gesto valiente de Mercadona. La decisión de retirar el 10% de referencias de sus lineales con el objetivo de optimizar y abaratar su oferta. Todos los esfuerzos para cuidar mejor el bolsillo de su público eran loables.

Estaba Convencido que se habría asegurado de tener el respaldo de su clientela. Vamos, lo normal. Una decisión supuestamente basada en un conocimiento (y análisis) de su base de clientes. Una simple consulta, evaluando qué productos eran prescindibles y sacrificables de los lineales de sus establecimientos. Pues resulta que no. Para mí, una gran decepción, peor aún, una chapuza.

Como informa El Economista (“Mercadona cede y devuelve a sus supermercados hasta 100 de los productos que expulsó”). Así es, Mercadona ha decidido dar marcha atrás y reintroducir hasta 100 de las referencias que había expulsado hace poco tiempo. La avalancha de quejas recibidas ha sido determinante. Sería interesante ver las caras de los fabricantes de ese centenar de referencias, al saber que gozarán de una segunda vida. Una reentré con claro sabor a victoria… gracias a la lealtad de sus consumidores. No lo olvidemos.

La metedura de pata de Mercadona ha ido más lejos. Hay segunda parte. No contento con remar contra la voluntad de su clientela, redondea el episodio pretendiendo silenciar a los mensajeros. Así, continuando con El Economista, este propio periódico “denuncia que Mercadona intentó comprar su silencio”. Eso ya son palabras mayores. Es difícil encadenar más despropósitos y empeorar más la situación.

Sería recomendable que de la misma forma que Mercadona se empleó a fondo para comunicar a todo el mundo que “retiraba referencias para beneficiar al consumidor”, admitiera públicamente su decisión de dar, parcialmente, marcha atrás. De paso, sería bastante higiénico que aclarara su affaire con El Economista y si la denuncia de este medio, es debido a un malentendido o no.

Sea cual sea el desenlace de este affaire, el error de Mercadona ha sido de manual. La soberbia y prepotencia empleada son propias de épocas pasadas, más 1.0. Será interesante de ver si la reacción de la clientela, acabará aquí o no.

Son los riesgos de manipular la realidad. Cuando vas contra tus propios clientes, lo acabas pagando. Es una lección que debería aprender la distribución con el asunto de las marcas blancas y la crisis. Porque una cosa es la teoría y otra -muy distinta- la realidad.

Curiosamente, según el informe de TNS Worldpanel, aunque la crisis ha disparado el consumo de marcas blancas, la realidad es que esas marcas son un 9% más caras que en 2007. Subida muy relevante, teniendo en cuenta que el mercado total (marcas de fabricante + marcas blancas) sólo subieron un 5%.

El mercado anda revuelto y aunque según indican en Expansión la caída de consumo es más suave las últimas semanas que el segundo semestre de 2008, algunas enseñas de la distribución están actuando de forma contraria a Mercadona, así Lidl y BonPreu (cadena catalana con implantación local) ofrecen más variedad incrementando la presencia en sus tiendas de otras marcas junto a las propias.

En fin, mucho ruido y confusión, medias verdades y muy poco 2.0 ¿hasta cuando?

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