“El sistema tiene problemas. Tal vez nuestro error es no explicarlo mejor a nuestros usuarios” decía Manel Nadal (secretario de Mobilitat de la Generalitat) a raíz de la polémica creada por el incremento de las tarifas del transporte público.
Vayamos por partes. Siempre se ha vendido que el estado lo soluciona…casi todo. Subvención del transporte público, hiper-subvención de la sanidad, subvención de la educación,…
Lo peor que puede suceder es que la gente se acabe creyendo que esos servicios son gratis o sólo valen el precio que paga ¿La culpa? El perenne clientalismo, las estúpidas promesas electorales o la impericia de los gobernantes de turno.
Vivimos en una sociedad atontada, miedosa y muy mal acostumbrada. La criatura nos ha salido malcriada y exigente… y esto no se puede sostener por ningún lado. Si en verdad la soberanía es del pueblo, ya toca despertar de la sopa boba. Los Reyes Magos no existen, lo siento.
Si toca racionalizar la vida social y todos tenemos que arrimar el hombro, convendría que empezaran a hablarnos como a seres con inteligencia. Ya sabes, empezar a explicarse mejor, a comunicar adecuadamente (que no engañar). Estaría bien habilitar canales de comunicación directos, desarrollar los vínculos emocionales honestos con los ciudadanos de a pié, con sus problemas reales, y dejar de arrojar las culpas al mensajero…
No se trata de ejercer un control orwelliano. No confundamos al ciudadano con un individuo sin criterio, pasivo y maleable a voluntad. Tranquilos, el ciudadano ya cribará y seleccionará automáticamente aquello que está en sintonía con sus intereses, sus expectativas y sus preferencias… Y actuará en consecuencia. Pero lo que no puede hacerse es escudarse más en el eterno comodín de “comunicamos mal”.
Alguien tendría que explicar a nuestros gobernantes y políticos, que la comunicación es una parte inalienable de su acción de gobierno ¿es posible que todavía no lo sepan?
Siempre he pensado que uno de los problemas de nuestra clase política son las pocas capacidadess profesionales que atesoran.
Si miramos los sueldos veremos que cualquier gran gestor preferirá estar en la empresa privada que ser Ministro, a no ser que tenga una ENORME vocación por la acción pública o bien que esté mirando más allá, a la capacidad de influencia de la que va a disponer en su propio beneficio.
No se fomenta la entrada a la gestión pública de profesionales de contrastada experiencia
Claro que un motivo importante para que esto no ocurra es la propia base de la democracia, que lo impregna todo, y es que son puestos de trabajo con una posible caducidad cercana.
¿Quien quiere puestos de trabajo de sólo 4 años?
Ese punto débil que tiene el trabajar en puestos políticos tiene su contraprestación cono sueldos vitalicios y otra serie de beneficios que creo que perjudican más que benefician.
Son un elemento de atracción más para gente poco brillante que quiere «arreglarse la vida» metiéndose a políticos.
No es menos cieto que hace falta un punto de ideología, de carácter social, etc. Pero hay que buscar el punto de equilibrio y, ahroa mismo, el sistema está desequilibrado hacia el lado de la falta de profesionalidad.
Y sinó, ya para acabar, ¿se imagina alguien que, en un Comité de Dirección, se le pregunta por una cuestión y se evade totalmente el responder a la pregunta?
Pues en el Congreso de los Diputados ocurre contínuamente, y los políticos quedan impunes, porqué:
– no hay nadie que les vaya a despedir
– los ciudadanos estamos tan aburridos que no les hacemos ni caso
– tienen pactos de no agresión al respecto
¡¡ Montemos el PPP (Partido por una Pol
itica Profesionalizada) !!
desde otra óptica, pero el mismo diagnóstico de mi ultimo post!