Con motivo del Festival de Cannes Lions 2008 me ha vuelto a aparecer la gran duda acerca de los concursos de creatividad publicitaria. Una duda recurrente, que se agrava con el paso del tiempo…

Sé que no diré nada nuevo, pero con el marketing 2.0 el viejo paradigma se está llevando una fuerte sacudida. Antes uno lo controlaba todo, de forma simple y unidireccional. Ahora esto pierde sentido.

También lo tienen cada vez menos lo de crear un producto, definiendo sus características y prestaciones, poniéndole un precio, seleccionando artificialmente un lugar para venderlo y acompañándolo con una promoción con más o menos agresividad a través de la publicidad, relaciones públicas, publicidad directa, sites más o menos divertidos…

Así pues, con el marketing 2.0, las antiguas 4 P´s (¿todavía se usan?) están más en duda que nunca, pero muy especialmente en lo que respecta al mix de comunicación, con la publicidad, la promoción, relaciones públicas y otras disciplinas de las comunicaciones corporativas –que tal como sugiere Don Tapscott- “ya son conceptos arcaicos”…

La nueva generación de consumo se va imponiendo. Aunque fastidies a muchos, la influencia de la redes ya no es algo anecdótico. Incluso la millonaria publicidad más convencional, tiene que adaptarse. La convergencia, la hibridación ya está aquí.

Hay múltiples ejemplos. Alguno de los más célebres es el de Doritos con el concurso publicitario para la SuperBowl. La marca pedía a los telespectadores más creativos que crearan el anuncio para emitirlo luego en un escenario inmejorable: la SuperBowl. Así lo demostró, ya que se recibieron vía Internet más de 1000 vídeo con propuestas de anuncio…

No es que cuestione la creatividad, ni estoy reivindicando la muerte de la creatividad “publicitaria”, simplemente expongo mi gran duda sobre si ese escaparate endogámico que son los festivales y concursos, aporta algo nuevo e interesante al “nuevo” marketing (además de un dosis extra de ego para creativos insaciables o anunciantes narcisistas)

Pero ya hace tiempo que el mensaje unidireccional, de uno a muchos, de talla única para todos los medios está perdiendo el sentido. La riqueza ya no está en quién tiene el altavoz más grande, sino en el que es capaz de tejer mejor sus redes de relaciones. ¿Cómo encaje eso en los dichosos concursos y festivales? Ese es su reto.

Porque los concursos publicitarios actuales van camino de convertirse en una práctica entrañable donde viejos amigos (o enemigos) de profesión, se reúnen una vez al año, recordando lo buenos e importantes que eran… cuando hablaban desde su púlpito.

Aunque sobrevivan por acto de fe de sus devotos creyentes, ya hace tiempo que pintan poco o nada. Es que a estas alturas, hay cosas que ya no son creíbles, sólo son reliquias del pasado.

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