La frase es de Javier Castañeda, quién escribe un interesante artículo sobre la sociedad que premia el éxito y el triunfo instantáneo… y donde parece que va perdiendo sentido la cultura del esfuerzo.

La falta de espíritu de sacrificio es algo sobre lo que ya me he referido en algún post anterior. El triunfo de lo superfluo, banal, de lo inmediato.

Tal y como sugiere Zygmunt Barman en su último libro ‘Vida de Consumo’: “la presión de ser alguien más nos lleva a consumir no para satisfacer necesidades, deseos o apetitos, sino para convertirnos en producto que tiene que venderse en el ámbito profesional, en la pareja y, sobre todo, para ser miembro aceptable de una sociedad de consumo”.

El gran problema es que la zanahoria de las aspiraciones se mantiene a la misma distancia inalcanzable del perseguidor, porque se desplaza siempre a idéntica velocidad.

Algo sobre lo que reflexionar de vez en cuando.

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