Ya hace unos cuantos años algunos expertos pronosticaron la defunción del libro. Eran tiempos de plena efervescencia Internet 1.0 y sugerían que la llegada del e-libro supondría el fin del libro de papel.

A pesar de esas apocalípticas previsiones, el libro clásico no ha desaparecido. No sólo eso, si no que además el sector se ha dinamizado gracias a su digitalización y a la difusión de Internet. A día de hoy, todavía no ha aparecido ningún formato electrónico con aspiraciones reales –al menos no demostradas- de liquidar al clásico libro.

De momento el lector sigue deseando experimentar el libro con todos múltiples sentidos (tacto, olor,…). Algo que personalmente suscribo al 100%. Aunque quizás la gran amenaza del libro, sea paradójicamente el elevado espacio necesario para almacenar la cantidad de ejemplares que el lector va acumulando en su domicilio con el paso del tiempo…

Estos últimos días ha aparecido una noticia que podría poner el sector patas arriba, que Google a través de Google Books, podría impulsar la impresión de libros bajo demanda.

El desarrollo de las nuevas tecnologías de Impresión Bajo Demanda (IBD) está consiguiendo que estos escritores no necesiten ya llegar a un acuerdo con una editorial para publicar físicamente un libro. Ya existen ejemplos como Lulu.com, que han logrado que cualquier autor sea capaz de imprimir hasta un solo ejemplar con una calidad aceptable y a un precio razonable.

Hasta ahora los resultados de búsqueda en ‘Google Books’ nos sugerían librerías online donde poder comprar el libro, impreso por una editorial clásica. Pero a partir de ahora los lectores podrán seleccionar cualquier libro que localice, y poder conseguirlo en formato papel sin problemas y que nos lo manden a casa.

Otro escenario de futuro al que apunta Google, es convertirse (también) en editorial. O sea que lo escritores envíen directamente sus ficheros digitales a Google, que los posibles lectores podamos ojear parte de su contenido y si finalmente decimos comprarlo podamos recoger el pedido en el comercio más cercano a nuestro domicilio equipado con tecnología IBD… o con unos metros cuadrados reservados para la recogida de pedidos.

Si Google se lo propone en serio, podría ser una revolución. Y más en un sector que tampoco nadie ha destacado por ser muy animoso introduciendo grandes cambios en sus reglas de juego. Al menos de acuerdo a lo que se desprende del Estudio de tendencias Web 2.0 en el sector editorial, las editoriales españolas tendrían dificultades para aprobar el examen de la web 1.0.

El mundo avanza y la progresión del e-commerce lejos de atenuarse, busca nuevos formatos y fórmulas de venta adaptadas a la evolución de Red (la portabilidad de las webs, el widget marketing,…). Desde las ventanas de Amazon (y la posibilidad de buscar en el interior del libro) a la barra de libros de Google…

Una industria que tendrá que ponerse las pilas. No sólo por la oportunidad y/o amenaza que representa Google o modelos de negocio como Lulu.com, si no porque con la irrupción del fenómeno 2.0 (Wikipedia, YouTube, redes sociales, blogs, etc.) se están transformando los hábitos de compra, de lectura y escritura.

Desde luego nada indica que desaparezcan las editoriales ni las librerías, pero sí que me atrevería a pronosticar que su rol en la cadena de valor va evolucionar notablemente en los próximos años.

Y por supuesto, confío seguir disfrutando de la experiencia total de la lectura durante mucho tiempo.

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