Aviso que es una efeméride particular, muy personal. Sospecho que prácticamente sin ningún interés para nadie más que para mí. Lo sé.

No voy a dar consejos a nadie de qué hacer y qué no hacer en un blog. Se han escrito muchos y buenos artículos. También hay una extensa bibliografía al respecto.

Admito que inicialmente empecé con esto del blog por pura curiosidad y con ganas de experimentar y sacar conclusiones a nivel personal, profesional y docente. La experiencia en primera persona me pareció imprescindible “para no tocar la música de oídas”.

Es una sensación interesante observar diariamente los Stat Counter, Google Analytics, Technorati,…. Ver cuando subes, cuando bajas. No por competir contra nada ni nadie, si no más bien para saber qué funciona y qué no, y por qué.

Afirmo que desarrollar un blog me parece una buena forma de empezar a construir una identidad digital. Para bien o para mal te lee y te conoce gente con la jamás has tenido contacto. Pero también con los que has tenido o tienes relación pero nunca había oído de ti ciertos comentarios.

Reconocer que para los que no somos un prodigio de extroversión, en diversas ocasiones me ha provocado una cierta sensación de vértigo y de desnudez ante la gente. Es una sacudida muy saludable, algo así como poner el pie o bañarse en un río de alta montaña con el agua helada.

He intentado ser fiel a línea del blog, o sea un punto de encuentro en el que hablar y debatir sobre la evolución digital y su impacto sobre el marketing, la comunicación y la vida real. Tan ambicioso, como etéreo a la vez. Cabe casi de todo. Incluso con algún post que me apetecería hacer desaparecer y otros de los que estoy –casi- orgulloso.

En el día a día he vivido situaciones o conversaciones que “sientes” necesidad de explicar. Haces reflexiones que te apetece compartir, o simplemente lees o escuchas noticias o contenidos que crees son relevantes para la línea del blog.

Pero cada uno en su sitio. No hay ninguna pretensión trascendental ni intelectual. Bastante trabajo tengo para saber lo que ocurrirá los próximos 30 días, como para ponerme hacer de pitoniso y empezar a especular acerca de cómo será el futuro.

Podría haber escrito sobre montañas, meteorología o ciencia ficción. Otras de mis pasiones, pero seguro que lo habría hecho todavía peor. Al menos me gano la vida como profesional de marketing y comunicación. Algo debería notarse.

Más cosas. Aunque llegue un poco tarde, no puedo dejar de admitir algo que ya habréis notado, no sé escribir (al menos como a mí me gustaría). Por supuesto, pedir disculpas por los errores, ortográficos, gramaticales,..

Para acabar, no polemizaré acerca del debate sobre la supuesta crisis cultural que supone el auge de lo amateur y la descripción en palabras de Andrew Keen “un bosque interminable de mediocridad digital”.

La verdad es que no me decanto ni por unos ni por otros. Sólo defiendo la idea de que la gente es libre para producir los contenidos que le apetezcan, en buena convivencia con los demás. De compartirlos o no, y por supuesto, la libertad de que cada individuo consuma aquello que le venga en gana.

Nada más que añadir. Aunque requiere un esfuerzo apreciable, el balance particular es positivo. Lo que aún hace más interesante el reto.

Pero a pesar de todo, seguiré intentándolo. Gracias.

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