Quizás no sea hoy el mejor día para escribirlo. Un lunes 6 de agosto, día de pleno verano. Calor y bochorno a tope. Pero estoy impaciente por empezar a ponerlo negro sobre blanco.… Hace tiempo que voy dando vueltas a la idea de crear una red de pymes, con un perfil concreto (lo detallo más adelante) y con la idea de hacer frente a los retos y oportunidades de un mercado cada vez más cambiante y competitivo.

¿Por qué? El escenario se mueve. Los retos cada vez son más importantes. La competencia más agresiva y los clientes más exigentes. Cada vez me asusta más la inercia y la endogamia de las organizaciones y de los profesionales. La falta de vitalidad…

A priori lo veo como una versión actualizada y occidentalizada del keiretsu. Un término japonés que significa “grupo con intereses comunes” y se aplica a una coalición de empresas unidas por determinados intereses, que se retroalimentan.

En mi hipótesis de partida, se trataría de un grupo de empresas cuyos negocios estarían dentro de lo que se denomina el sector quinario. Empresas basadas en la acumulación de capital humano y social, y que tienen como base la creatividad, la innovación y el conocimiento. En este caso me refiero a industrias culturales, audiovisual, la publicidad, el diseño y los servicios a empresas…

La visión de esta red de intereses sería la de convertirse en un referente económico y empresarial con vocación global, basado en creatividad, innovación y conocimiento, que es capaz de crear riqueza de forma responsable.

Esta red de intereses comunes tendría como objetivo mejorar el capital humano y social de las empresas asociadas, su actuación empresarial y su grado de competitividad.

¿Cómo? Aprovechando las oportunidades transversales y obteniendo sinergias que permitan a sus integrantes abordar con mayores garantías su futuro.

Se trataría de arrancar con un número limitado de empresas. Con cierto recorrido y ya consolidadas en el mercado.

A modo de esbozo, se me ocurre que las principales líneas de trabajo podrían ser:

  • Tener una marca paraguas, comunicación y desarrollar un sentimiento de pertenencia
  • Apoyo a iniciativas que impliquen desarrollo y crecimiento del negocio
  • Mejora continuada
  • Innovación
  • Responsabilidad social

¿Cómo impactaría en las diferentes empresas asociadas? Esta claro que depende de cada caso, pero pienso en un ejemplo próximo, QuinTeam.

Creo que un entorno creativo e innovador mayor, nos permitiría seguir evolucionando gracias al cruce de ideas, experiencias y técnicas.

Seguramente mejoraría nuestra capacidad para integrar medios y disciplinas. Nos permitiría mejorar nuestra comercialización y seguro que se nos abriría la posibilidad de abordar proyectos conjuntos más potentes.

Además, estoy convencido que todo ello redundaría en poder ofrecer a nuestros clientes una visión más digital, más relacional y más experiencial, del diálogo entre el consumidor y las marcas.

Cuáles creo que podría ser algunos de los beneficios de formar parte de esta red de intereses:

  • Una denominación de origen. Un sello de garantía y calidad. Una forma de ser y de trabajar.
  • Compartir talento
  • Compartir esfuerzos de nuevos negocios
  • Mejorar la comercialización
  • Procurar una formación interdisciplinar
  • Colaborar en proyectos, cooperar en general
  • Externalización total o parcial de servicios commodity

Lo dicho. Una red de intereses como bisagra y facilitador de talento, sabiduría y creatividad. Mezclando sectores, tendencias, contactos y disciplinas.

Todo muy bonito, pero ¿seremos capaces de aparcar los intereses individuales, los egos,..? ¿tendre(mos) la energía necesaria para arrancarlo?

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