IBM era una especie de dinosaurio que durante muchos años fabricó y vendió productos que sólo funcionaban con ordenadores IBM. Su planteamiento en la carrera de productos no libres estaba fracasando. Pero hizo un asombroso -y afortunado- cambio de estrategia, adoptó el software libre en el núcleo de su negocio.

Abrió grandes cantidades de código fuente de software no libre y también donó dinero para ayudar a las comunidades de software libre que trabajaban con Apache (servidor web) y Linux (sistemas operativos).

Desde entonces IBM permite que tanto socios como competidores accedan de forma no exclusiva a la mayor parte de su propiedad intelectual.

Esto significa que cualquier persona o empresa, incluso rivales, tienen acceso y usar las instrucciones de estos programas creados por IBM, incluso modificar y adaptarlos, siempre y cuando los programas derivados también sean de código abierto.

La apuesta le salió muy bien. Actualmente los servicios y hardware que funcionan con Linux generan ingresos anuales de miles de millones de dólares, a la vez que IBM calcula que se ahorra cerca de 1.000 millones de dólares anuales que es lo que costaría desarrollar y mantener un software similar a Linux.

El uso de Linux ha permitido a IBM vender a precios más bajos que Sun o Microsoft y le ha permitido tomar una ventaja importante.

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