Recién terminaron las defensas de los TFM del MMDD y es el momento para evaluar las memorias escritas. En total treinta proyectos y, a juzgar por las presentaciones, un resultado muy satisfactorio para la dirección del programa y también para la mayoría de los participantes.

Estamos en el “momento máster” y en una ciudad como Barcelona, eso se nota. Se calcula que por cada euro invertido en un campus, se obtienen cuatro (Los campus multiplican el PIB). Pero esa es una visión muy alto nivel y muy interesada del asunto. Si hablo “desde dentro de la industria” diré que nadie duda que hay una burbuja en la oferta de estudios de posgrado. En cambio, si pienso en clave de alumno a mí lo que me interesa es mejorar mi empleabilidad. Y ahí, en numerosas ocasiones se mejora la empleabilidad de las personas, aunque a veces el retorno de la inversión personal (en dinero y esfuerzo) sea dudoso. Y por supuesto, en determinadas circunstancias, hacer un máster es una total pérdida de dinero y tiempo.

Los másters son un tipo de programa complejo. Hacer “que funcione” no es obvio, y aunque suene a perogrullada, solo ocurre cuando hay personas comprometidas con su viabilidad. Y no me refiero a la viabilidad económica, me refiero a la viabilidad académica, a su visión profesionalizadora y al compromiso personal de las personas que dirigen el programa con todo el claustro docente, con la Escuela/Universidad y por supuesto, con los alumnos.

En el MMDD hemos aprendido mucho. Explorado nuevas vías, equivocándonos bastante y también acertando. Los números están ahí. El resultado es que cada año, sin excepción, estrenamos una versión bastante mejorada de la anterior. Esto ha hecho, que principios o ideas que en el pasado parecían grabadas en piedra, con el paso del tiempo o no lo son tanto. O simplemente les hemos dado la vuelta. Son lo que yo denomino las paradojas (o lo contrario de la opinión común) del MMDD.

Heterogeneidad versus homogeneidad

Una de las grandes dificultades en estos programas, y el MMDD no es una excepción, es la eterna búsqueda de homogeneidad de nivel de los participantes. Esto que en el pasado ya era muy difícil de conseguir, hoy es imposible en ámbitos tan tecnificados como el marketing digital. Ejemplo: un alumno puede ser muy bueno en cuestiones de Redes Sociales e gestión de la influencia, pero no tener ni idea en Paid media. O ser muy bueno en branding pero completo ignorante de como generar el funnel de captación, etc.

La realidad es que la heterogeneidad es mucho más enriquecedora. Para los que buscan la homogeneización, de acuerdo a “rasgos demográficos” sea edad, años de experiencia o currículum académico previo, cada vez estoy más convencido de las ventajas de la heterogeneidad por encima de la homogeneidad. En esta última edición del MMDD, dos de los mejores proyectos y defensas vienen de una de las alumnas más jóvenes y el otro de alguien con nula experiencia (y conocimiento) sobre marketing.

Dedicación exclusiva o part time

Superar cualquier máster debería requerir un esfuerzo del participante, el MMDD lo requiere sin ninguna duda. Con independencia del desarrollo del proyecto TFM y de la preparación de los hitos, nosotros recomendamos una lectura tranquila y la revisión del material de las sesiones lectivas, de mínimo una hora de estudio/trabajo por cada hora lectiva. Esto acaba suponiendo muchas horas de dedicación a la semana.

Bajo esta premisa se podría pensar que con dedicación full-time en el máster, obtienes un rendimiento superior. Premisa errónea. El MMDD está diseñado para hacerlo compatible con actividad profesional. No diré que sea fácil, pero es absolutamente viable y la experiencia de trece ediciones así nos lo demuestra.

Voy más allá. Aunque a todos nos gusta pasarlo bien, pero una vida demasiado ociosa no ayuda, distrae y relaja demasiado. Diría que hay cierta correlación entre no trabajar y menor rendimiento en el MMDD, aunque no pueda establecerse como causa.

¿Mi conclusión? la actividad profesional paralela, sea en contrato normal o como prácticas, ayuda y mucho. Incluso diría que la dedicación exclusiva al máster no mejora su rendimiento, lo empeora. ¿Mi teoría? Obliga a disciplinarse y infinitamente más estimulante en términos de contexto, experiencia y relaciones.

El MMDD es un máster profesionalizador, entonces, ¿qué hay de la gente que busca oportunidad y no la encuentra? Aunque dependa mucho de las expectativas de cada uno, sé que quien busca, acaba encontrando. Por supuesto que esto también tiene que ver con el nivel de empleabilidad de cada uno.

Competición o trabajo colaborativo

Una de las dudas más importante cuando evolucionamos el máster de trabajo grupal a proyecto individual era el riesgo de perder el trabajo en equipo, la colaboración. No solo eso, sino que además se transformara en una carrera por ver quién hace el mejor proyecto individual.

Hoy, cuatro ediciones después estamos en disposición de demostrar justo lo contrario. Los proyectos individuales se comparten parcialmente durante los seis primeros hitos. Ahí los participantes presentan y comparten de forma muy pautada el nivel de avance del proyecto al resto de participantes. En esas sesiones se argumenta, pregunta, cuestiona o se sugiere. Ese feedback informal, en vivo y en directo, realizado desde el más absoluto respeto entre pares, se complementa con la evaluación por escrito del ejercicio (el hito) del docente responsable de la materia. De esta forma, se ha conseguido que los hitos sean compartidos de forma sistemática entre el resto de participantes, que se hagan mejoras, que se generen interacciones informales más allá de la sesión lectiva y que la colaboración sea más real que nunca.

Ultraindividualismo o colaboración

Otro de los riesgos de pasar de proyectos grupales a proyectos individuales era convertir el MMDD en una pasarela de egos. Afortunadamente, eso no ha sucedido. Quizás porque nunca hemos propugnado el éxito como una verdad absoluta ni como único valor supremo. Ese éxito que defiende la competitividad a ultranza, que no se plantea la colaboración y que se ríe de la cooperación. Ganar dinero y el resultado económico no es la única verdad. No nos va el egoísmo ni la megalomanía. Solo creemos que se puede construir desde la generosidad, sumimos la crítica como una oportunidad de evolucionar y evitamos el narcisismo de los rockstar.

Quizás por todo esto, el número de participantes que vienen referenciados por ex-alumnos, no para de crecer año tras año. Y eso no es una paradoja, es una evidencia.

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