Internet ha democratizado la visibilidad personal de millones de usuarios. Gracias a la combinación de diferentes redes y aplicaciones sociales podemos crear y desarrollar nuestra propia identidad digital.

A pesar del crecimiento exponencial de usuarios, la presencia y gestión de ‘esa’ identidad suele ser incompleta, incoherente o poco consistente en una mayoría de usuarios. Éstos olvidan o desconocen que también las personas necesitamos una plataforma sobre la que definir y proyectar nuestra propuesta de valor propia, siendo la identidad digital un paso esencial. Es una paradoja porque justamente son los profesionales, directiv@s o empresari@s los que han descuidado de forma más sangrante esta faceta de su vida.

La proliferación de literatura, foros y expertos en identidad digital, reputación y marca personal, han polarizado más la diferencia entre los que cuidan su identidad digital y los que no.

Sorprende que nadie discuta el esfuerzo en formación continua, para reciclarse y  evitar quedarse fuera del mercado, pero se preste tan poca atención al desarrollo de determinadas habilidades, entre ellas, la de cómo diseñar y gestionar tu propia identidad digital.

Lo que hace unos años podía ser casi una extravagancia, años más tarde se ha ido consolidado como un complemento necesario, ya se está convirtiendo en una obligación para cualquier profesional.

¿Qué consecuencias puede tener? 

  1. En 2013 cualquier la dirección de RRHH debería incorporar a sus tareas habituales una supervisión activa de la identidad digital de todos los miembros del comité de dirección e incluso del segundo nivel de la empresa.
  2. El que estando en un comité de dirección, no entienda esa necesidad, es señal inequívoca que necesita un profundo reciclaje profesional.
  3. Así mismo, de común acuerdo entre RRHH y la Dirección de Comunicación/Marketing, debería explotar los activos sociales de la empresa. Es decir, aquellos miembros del equipo con fuerte identidad digital, cuya participación activa en los puntos de contactos ‘earned’ (ganados) completan y dan sentido a la estrategia de comunicación de cualquier organización.
  4. En un futuro no muy lejano se incorporará la gestión de la ‘identidad digital’ en los contratos profesionales.
  5. Cuando se contrata a una persona, también se contrata su identidad digital. El ‘yo digital’ no podrá ir por libre. Debe haber coherencia y alineación de objetivos.
  6. Si no tienes una ‘identidad digital’ se debería obligar a crearla y mantenerla. De la misma forma que se exige el cumplimiento de ciertas normas de comportamiento
  7. Cuando alguien se niega a relacionar su identidad digital con la profesional, hay que desconfiar. Es una grave incoherencia.
  8. Tener una identidad digital ‘sana’ debería ser de obligado cumplimiento, especialmente con las personas que construyen relaciones con el exterior, sean clientes, partners o proveedores.
  9. Pero también creo que las organizaciones que no hayan incorporado la ‘identidad digital’ como un requerimiento del candidato (como podría ser el inglés o saber manejar un ordenador) deberían facilitar algún tipo de formación de apoyo para esa transición digital.
  10. Un profesional que no entienda la necesidad y el valor de cuidar su identidad digital puramente «por su propio interés» deberíamos mostrarle -directamente- la puerta de salida.

Por todo esto y para compartir mi aprendizaje personal realizaré una sesión sobre ‘Tu identidad digital: cómo diseñarla y ejecutarla.  No va dirigido a expertos, ni a personas que pretenden convertirse en celebrities. Es introductorio y va dirigido a gente normal, que muy probablemente no sabe que lo necesita. Seguro que tú conoces a alguien. Ayúdale.

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