Hace muchos años le preguntaba a un conocido personaje, por aquel entonces gurú de Internet, acerca de cuando se produciría la convergencia entre la TV e Internet. Hoy, cerca de 15 años después de esa inocente pregunta, hay un panorama con sorprendentes actores, pero sigue sin haber una respuesta clara.

La TV sigue manteniendo una cuota de horas importante a pesar de la penetración de Internet. Lejos de sufrir una supremacía de uno u otro, se está generando un universo multipantalla en el que no es imprescindible conectar el televisor a Internet, para tener una experiencia social. De la misma forma que usuarios con TV conectada, se construyen experiencias de video online ‘bajo demanda’ de forma individual sin necesidad de ninguna capa social.

Ahora mismo hay muchos escenarios y numerosas variables. No hay un claro ganador. Tampoco un claro perdedor. Solo hay garantías que la lucha por la atención del consumidor se recrudece, que la fragmentación de ‘tráfico’ es un hecho y que los medios tradicionales tienen más dificultad para agregar grandes audiencia, más allá de los eventos deportivos o los contenidos best-sellers (programas, series,..)

Para intentar entender el cocktail de actores que protagonizarán el futuro de la TV y del audiovisual, tenemos grandes categorías de actores cuyas fronteras evolucionan y son difusas:

  • Los tradicionales: sean canales y plataformas de TV, que nos llegan vía TDT, satélite o IP. Todos ellos están desarrollando sus propios entornos multipantallas con más o menos entusiasmo. Para algunos el objetivo es no perder su audiencia, para otros, la intención de captar nueva. Ahí están los Mitele (Mediaset), TV3 a la carta,…. Todos ellos han alcanzado una segunda juventud gracias a las redes y aplicaciones sociales, se les está abriendo la ‘nueva’ oportunidad con la TV social. Algunos por convicción, otros por obligación.
  • Hardware/Software: hay un grupo numerosos de actores interesados en conectar el dispositivo pantalla (para algunos todavía un televisor) a la Red. Hay aproximaciones como los smart tv (Samsung), los consolas (Xbox, Play) o las cajitas especiales (Roku, Boxee, Blusens,..), los nuevos SO (google TV) o actores globales e integrales que lo quieren todo (Apple). Se espera que en el 2015 el 90% de los televisores estarán conectados, los números son enormes, las expectativas de negocio más.
  • Aplicaciones complementarias: que están enriqueciendo la experiencia del usuario (MisoGetGlueClicker,  Mytvshows, Shazam TV,..) con un rol complementario todavía, pero con un gran recorrido mezclando el audiovisual, la movilidad y el social media.
  • Distribuidores de video online: actores como Filmin, Youzee, Wuaki que han construido su propia plataforma de distribución, invirtiendo enormes cantidades de dinero cerrando contratos de derechos. Muchas han resuelto la parte técnica y de experiencia de usuario de forma satisfactoria, pero siguen teniendo el hándicap de un catálogo pobre y caro. Son rehenes de las reglas de juego oficiales (absurdas prioridades de ventanas de difusión, contratos de derechos leoninos, precios absurdos, etc.) que las llevan a un callejón sin salida o a una incierta travesía del desierto.
  • Los outsiders. Un gran grupo heterogéneo formado por recomendadores y distribuidores alegales. Después del cierre de Megaupload (gran pérdida como en su día lo fue Napster), la persecución de los SeriesYonkis, Cuevana, etc. y los cambios legales realizados a la medida del establishment -como la Ley Sinde-, nos encontramos con resultados desiguales. Hay proyectos que han arrojado la toalla (Vagos.es), otros viven al filo de la navaja (Series.ly). Este último, es un excelente proyecto, con un crecimiento masivo de usuarios fieles. Están  haciendo un notable esfuerzo por adaptarse y convertirse en puente entre una multitudinaria audiencia y el acceso global a contenidos y sus distribuidores legales. Buscan fórmulas para normalizar su situación dentro de la ambigüedad legal, pero al otro lado hace falta cambiar de chip. Nadie está cómodo con la situación. Para los outsiders, cualquier día puede ser el último. O no. Mientras tanto, son los que cuentan con el favor del público, algunos de ellos totalmente rentables, aunque parte del dinero acabe generando negocio para los bufetes de abogados.

Volviendo al consumidor, las circunstancias actuales son que el consumo de TV está por encima de las 4 horas diarias, batiendo récords. El video online está claramente por detrás y su consumo sigue inferior a una hora. Del consumo de video online hay una parte muy significativa que forma parte del catálogo de “los tradicionales”, lo que demuestra la preferencia no tanto del qué, sino del cómo, cuando y cuánto.

El contenido adhoc para la Red sigue generando demasiadas dudas. Llevamos años buscando la fórmula, pero todavía no hemos sido capaces de encontrar el modelo de negocio que lo haga sostenible.

Ahora mismo estoy seguro de pocas cosas. Solo que vamos hacia un mundo cada vez más conectado en el que -como dice mi amigo Gonzalo Martín – “nos quedan por delante muchos años de conflicto y lucha legal” y que “la televisión no está muerta, está mutando”.

Me interesa observar que la definición de TV es cada vez más amplia y ambigua. Se va confirmando una experiencia más multipantalla y la aparición de nuevos interfaces. La esperanza es que -por fin- resuelvan la gestión del exceso de oferta y la escasez de nuestro tiempo.

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