Mientras escribo este post, estoy preparando unas notas para compartir acerca de Nikodemo.tv, probablemente el mayor desafío de Nikodemo. Un proyecto que nos tiene que hacer “olvidar” el éxito de Cálico.

Aunque es una idea muy meditada, se está desarrollando sobre la marcha. Ya sabes, el libro de ruta importa, pero sólo marca una dirección, un hacia dónde, pero no exactamente por dónde…ni cuando.

Esto pone nervioso a más de uno. Cuesta mantener el equilibrio, pero la agilidad es una obligación. Un activo al que no debemos renunciar. Anticiparse, adaptarse y reaccionar antes los cambios del entorno, tan importante como la rapidez de ejecución.

Hibridando ideas y conceptos. Nada disruptivo, lo sé. Pero siendo capaces de alinear capacidades, habilidades e intereses…y compartir. Reconozco que lo que estamos intentando perpetrar bajo la bandera de Nikodemo.tv, me entusiasma. Me gusta la mezcla y cómo está empezando a encajar dentro y fuera de la empresa.

Admito que solo la idea de desafiar al establishment, con una propuesta algo irreverente y políticamente incorrecta, me seduce. Y hacerlo sumando apoyos y complicidades de outsiders, más. Sin prometer el cielo, compartiendo sólo una esperanza, un “quizás” muy terrenal. Todos necesitamos tener (creer) un sueño, aunque sea sin demasiadas rigideces.

Disculpa mi desvarío, pero en cierta medida me evoca al viejo hackerismo -de La ética del hacker descrita por Pekka Himanen- trasladado al mundo del entertainment. Soy incapaz de tirar una sola línea de código de programación, no obstante me declaro admirador de La ética del hacker y su (recomendable) lectura, me dejó fascinado.

Para entendernos y contextualizándolo, diré que la ética hacker se trata de una nueva moral que desafía la ética protestante del trabajo, tal como expuso Max Weber (laboriosidad diligente, aceptación de la rutina, el valor del dinero y la preocupación por la cuenta de resultados).

Muchos años antes de conocerse los estropicios financieros de los Madoff, y otros siniestros personajes del mundo financiero y del ladrillo, ya existía la ética hacker. Lo que pasa es que, por razones obvias, ha adquirido renovada vigencia.

Fundamentada en el valor de la creatividad y su combinación con la pasión. Anticipaba que el dinero deja de ser un valor en sí mismo y el beneficio se cifra en metas como el valor social y el libre acceso, la transparencia y la franqueza, la liberación de la información y el conocimiento.

Quizás no sea casual escribir este post. Nadie conoce el camino. Sin mapa, el camino no se ve, lo intuyes o sólo te lo imaginas. Hay mucho miedo y escepticismo. «El escepticismo es un buen refugio, pero con él nunca se avanza» (Rupert Isaacson). Esa es la actitud, algo fundamental, pero como dijo Eric Raymond (Cómo convertirse en un hacker), no es sustitutiva de la aptitud.

La crisis está alumbrando una nueva cartografía empresarial, que se asemeja a la idea que acuñó Manuel Castells de “Empresa-Red”. Hay una madurez especial en el entorno de empresas, basadas de forma directa en la Red que lo ha hecho posible.

Una nueva generación de empresas, de nuevos modelos empresariales, algunos insólitos. Basados en no-costes, que permiten nuevos modelos de relación empresarial surgidos por el uso de Internet en todos sus ámbitos. Modificando para siempre el imaginario respecto a las relaciones, sean clientes, prescriptores, proveedores o partners.

Un entorno abierto, heredero de la pasión hacker en saber más y compartir sus preocupaciones e innovaciones con la comunidad, que ayuda como nunca antes a la innovación de la empresa. Redefiniendo valores tradicionales referidos al trabajo, al dinero y a las relaciones sociales. En el que sólo, es casi imposible sobrevivir.

Ser una empresa abierta, es algo que va más allá del uso de software libre. Es una forma de entender el conocimiento compartido y explorar conjuntamente oportunidades. Ya sea para innovar, para conseguir masa crítica suficiente, etc. Algo cuya trascendencia puede alumbrar nuevas formas de organización y producción, generadoras de riqueza y calidad de vida. En el presente y especialmente en el futuro.

Al fin y al cabo, como dijo Guy Kawasaki, “ser emprendedor no es un puesto de trabajo, es la actitud mental de la gente que quiere alterar el futuro

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