Vía Manuel Cristóbal me llega la noticia que a finales del 2008 había 20 millones de hogares suscritos a servicios de televisión sobre IP (o IPTV) en todo el mundo. Esta cifra representa un tercio más que el número de hace un año, pero el crecimiento ha sido más lento de lo previsto para algunos analistas.

Según Informa Telecoms & Media, los 20 millones de hogares de IPTV representan alrededor del 3% del mercado mundial de la televisión multicanal. El crecimiento fue constante, pero no espectacular.

Objetivamente la televisión sobre IP no ha obtenido las cifras de penetración optimistas que se esperaban, pero sería ridículo hablar de concepto fracasado. En aquellos mercados con banda ancha disponible y con un precio atractivo, la IPTV atrae grandes cantidades de nuevos clientes y ayuda a los operadores a mejorar las tasas de retención y aumentar el ingreso medio por usuario de la línea fija.

En España y de acuerdo al
blog de la CMT, “el número de usuarios de IPTV no ha parado de crecer desde que se pusieron en marcha los primeros servicios en 2005. De 200.000 clientes a finales de ese año, se llegó a 570.000 en 2007, y a septiembre de 2008 el número de suscriptores alcanzaba los 683.000”. Cifras todavía modestas, pero prometedoras.

Comparto parte del entusiasmo del blog de la CMT con lo de que la línea telefónica es “el grifo del nuevo milenio, la puerta acceso al gran abanico de servicios del universo digital. Y la televisión sobre IP (IPTV) es uno de los servicios que más expectativas generan”. Aunque personalmente confío en un futuro en el que la tecnología, será “transparente” para el usuario, sin importarnos demasiado si viene por cable, por ADSL, por TDT,..

A priori quien debería estar mejor posicionado, viendo el panorama existente debería ser la IPTV. Probablemente el apagón analógico de la tele, pondrá el foco de atención en la experiencia de la tele y en sus posibilidades de acceso a la red.

A pesar de que todavía estamos en una fase de desarrollo temprana y que deberán superarse todos los posibles problemas técnicos, el reto seguirá siendo el de siempre: el desconocimiento del consumidor y el grado de atractivo de la experiencia ofertada (los contenidos y las funcionalidades).

Prácticamente olvidados los famosos arrebatos de “televisión interactiva”, auténtico rosario de fiascos, probablemente aparezca una experiencia digital-televisiva similar a la que se vivió el día de la coronación de Obama: Facebook + CNN.

Sería injusto olvidar la contribución en términos de pedagogía que el concepto iPod/iTunes ha demostrado al mercado… veremos si acaba compitiendo o surgen matrimonios de conveniencia.

Por último queda recordar que estamos siendo testigos de la adaptación (o no) de las cadenas de TV, así como de la lucha por la supervivencia de las cadenas públicas. Y entonces ya sólo nos quedará por ver quién da con el modelo de negocio adecuado para financiar los contenidos de calidad. Se admiten apuestas.

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