A los que mantenemos un blog, tarde o temprano nos llegan notas de prensa o invitaciones de lo más variopintas. Algunas con respeto y maneras. Otras en las que lo básico, brilla por su ausencia.

Hoy escribo sobre una anécdota que me sucedió ayer, cuando me escribió la responsable de comunicación de una editorial. Se dirigía a mí -como blogger- presentándome una novedad editorial sobre un libro que ya había leído y sobre el cual ya había escrito en este blog… y para rematar la faena me preguntaba “si quieres que te mande un ejemplar dímelo

¿Qué hacer? ¿Qué pensar? ¿Cómo reaccionar?

En primer lugar comprobar que una cosa es “usar” tu blog y otra muy diferente es “participar” en él, leyéndolo, comentando o discrepando.

Desde luego que no quiero hacer sangre con el asunto. No descubriré la identidad de mi interlocutora porque entiendo que es una anécdota-despiste sin mala intención, alguien le ha pasado la referencia de mi blog y ya está…

Un vez superado el episodio y aún con cara de bobo, pienso que quizás esto sirva para ilustrar lo mucha pedagogía que necesita el mercado. No pido nada. No exijo nada. En mi blog entra y sale quien le apetece hacerlo, pero entenderéis que como mínimo “exijo” que se hubieran entretenido unos minutos a echar un vistazo al blog… Si así lo hubieran hecho, habrían descubierto una referencia de su libro hace pocos días y habrían evitado sonrojarse.

¿Habló alguien de gestionar a los bloggers? ¿Qué tal construir relaciones como si fuésemos un público objetivo a cuidar… pero con una sensibilidad especial? ¿Habría pasado esto con el editor de una publicación especializada?

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