A menudo me he preguntado cuál podría ser la medida del éxito en un blog personal. Entendiendo que “éxito” siempre es algo relativo y supuestamente fácil de medir, hay una respuesta obvia, el tráfico. Esto es páginas vistas, visitantes únicos, visitantes que repiten, etc.

Esta medida puede ser interesante, pero es relativa cuando se trata de un medio personal con ninguna intención de explotarlo publicitariamente y con una voluntad etérea de influenciar y comunicarse con otras personas.

Lo que quiero decir es que conseguir diez, cien o trescientos visitantes únicos en un día (que jamás he conseguido) es un dato muy interesante para saber si “mejoras” o no, pero nada más. Por supuesto que hablo a título únicamente personal. Quizás esa es la ortodoxia, juntamente con cotejarlo con los estándares externos disponibles a nuestro alcance se llame autoridad de Technorati, Wikio, BlogPulse, Bloguzz o Alianzo.

Pero aún así, en un plano estrictamente personal lo encontraba un poco carente de sentido. Probablemente lo que planteo tenga nula base científica y los expertos en la materia me acusarán de poca ortodoxia.

Mi forma particular de interpretar “mi éxito” va –también- más allá de los Pagerank, de los Alexa, o de los Compete. En el fondo ¿qué más da si consigues un número u otro? ¿Acaso sólo tiene sentido mantener tu blog si sólo eres el primero?

La respuesta es que me faltaba el matiz más importante, el cualitativo. Sé que es un criterio muy particular, por eso decidí darle media vuelta al asunto….

Por fin he encontrado lo que buscaba. Un modo de “evaluar” el éxito de mi blog personal. Se trata de parámetros tremendamente sencillos y nada sofisticados. Son:

¿Recibo comunicados de prensa?

¿Hay empresas que contactan conmigo para mandarme sus novedades (p.e. libros)?

¿Me piden consejo profesional empresas o emprendedores?

¿Me agradecen espontáneamente vía email o en persona “que te siguen a diario”?

Animo a que cada cual busque y encuentre sus propias “métricas personales” y que éstas sean íntimamente coherentes con su “estrategia” de blogging. Tanto si ésta ha sido consciente y planificada o totalmente improvisada. Sólo aplicándole esas “métricas personales” sabremos si estamos llegando o no y si nos sentimos suficientemente recompensados.

Salvo que el blogging sea para nosotros una fórmula refinada de masoquismo, hay que encontrar la forma personal de medirlo. Da igual la intención de nuestra actividad. Sea puro ocio, mejorar la reputación personal, cambiar el mundo o hacer simplemente negocio.

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